La debilidad del Estado en M¨¦xico
La crisis de corrupci¨®n e impunidad que atraviesa el pa¨ªs tiene su explicaci¨®n en cuatro causas que van desde la fragilidad institucional a la econom¨ªa sumergida pasando por el narcotr¨¢fico y la nula fiscalidad
Existe una tendencia equivocada a atribuir la corrupci¨®n en M¨¦xico a una serie de pr¨¢cticas que se remontan a la conquista espa?ola. Es una teor¨ªa del pecado original que enra¨ªza la creaci¨®n de una ¡°cultura de la corrupci¨®n¡± con la lejan¨ªa entre la autoridad del rey y los gobernantes locales, y para la que la famosa frase de Hern¨¢n Cort¨¦s ¡°Obedezco pero no cumplo¡± es un s¨ªmbolo de la cultura nacional mexicana, tan ic¨®nico ¡ªy tan ap¨®crifo¡ª como lo es para Estados Unidos la supuesta e irrefrenable confesi¨®n de George Washington de que hab¨ªa talado un cerezo de su padre.
Ahora bien, achacar los problemas actuales de M¨¦xico a una historia tan antigua es insostenible. El tipo de corrupci¨®n que abundaba en la colonia de Nueva Espa?a ¡ªcompraventa de puestos pol¨ªticos, petici¨®n de favores pol¨ªticos a amigos, contrabando, etc¨¦tera¡ª era similar a los existentes en Italia y en Chile, e incluso en la no tan puritana Inglaterra. Y, sin embargo, ni Italia, ni Chile ni Inglaterra sufren los problemas que tiene M¨¦xico. Desde la ¨¦poca de la conquista ha tenido que ocurrir alguna otra cosa capaz de explicar la diferencia. Por desgracia, esa explicaci¨®n no es tan sencilla como los mitos de los cerezos.
En realidad, para comprender el marasmo de impunidad en que est¨¢ sumido M¨¦xico actualmente, es necesario analizar la complicada historia de la debilidad del Estado mexicano, especialmente en comparaci¨®n con Estados Unidos; no hay otra forma de entenderlo.
1. Un Estado d¨¦bil. Desde el punto de vista econ¨®mico, M¨¦xico perdi¨® mucho terreno respecto a Estados Unidos en las d¨¦cadas entre 1820 y 1880. Sus destructivas guerras de independencia asolaron la econom¨ªa de la vieja colonia, basada en la miner¨ªa y la agricultura. El comercio interior era limitado debido a la escasez de r¨ªos navegables. Adem¨¢s, la mayor parte de la poblaci¨®n mexicana ha vivido siempre en zonas altas y monta?osas, por lo que el transporte era caro. La construcci¨®n del ferrocarril era un requisito indispensable para el desarrollo nacional, pero la guerra y las revueltas retrasaron ese tipo de inversiones durante muchos a?os.
En las d¨¦cadas de 1820 y 1830, M¨¦xico libr¨® guerras peque?as pero costosas contra Espa?a, Francia y Texas. En 1847, Estados Unidos declar¨® la guerra a M¨¦xico y se apoder¨® de m¨¢s de la mitad de su territorio, y tras esa derrota el pa¨ªs padeci¨® una guerra civil que, a su vez, se vio complicada por una invasi¨®n francesa. Y durante la mayor parte del siglo, las guerras contra los comanches y los mayas arruinaron a los gobiernos locales en el norte y el sur.
Debido a toda esta inestabilidad, el tendido de la primera l¨ªnea de ferrocarril, para unir el puerto de Veracruz con Ciudad de M¨¦xico, tard¨® 40 a?os en hacerse realidad. Sin ning¨²n crecimiento econ¨®mico durante esas d¨¦cadas, la nueva rep¨²blica solo pudo desarrollar un Estado d¨¦bil, y esa debilidad lo convirti¨® en terreno abonado para la corrupci¨®n. Se exig¨ªan sobornos a cambio de favores y para obstruir la justicia. Los bandoleros mexicanos se hicieron legendarios; despu¨¦s de que se consiguiera, por fin, derrotarlos, a costa de instaurar una dictadura militar, volvieron a aparecer a¨²n con m¨¢s fuerza durante la Revoluci¨®n mexicana de 1910.
Estos son los or¨ªgenes decimon¨®nicos de la corrupci¨®n y la impunidad. Tuvieron consecuencias duraderas, en la medida en que crearon una gran diferencia entre el funcionamiento del Estado en M¨¦xico y en Estados Unidos. No obstante, a ellos hay que sumar otros factores y acontecimientos m¨¢s recientes que hoy siguen teniendo repercusi¨®n.
Achacar los problemas actuales a una historia tan antigua como la conquista es insostenible
2. La econom¨ªa sumergida. El primer factor es el volumen de la econom¨ªa sumergida en M¨¦xico. Seg¨²n los criterios con que se mida, entre un tercio y dos tercios de la poblaci¨®n mexicana actual vive de pr¨¢cticas econ¨®micas toleradas pero al margen de la ley. En general suele tratarse de infracciones menores, como la ocupaci¨®n de parcelas vac¨ªas en las periferias de las ciudades o la venta ambulante. Pero la ¨²nica forma de regular una econom¨ªa sumergida es practicar peque?as formas de corrupci¨®n: por ejemplo, los polic¨ªas que aceptan sobornos para hacer la vista gorda en los controles del volumen y el tr¨¢fico de operaciones.
3. No se pueden pedir responsabilidades si no se pagan impuestos. Un segundo factor anclado en el presente es el relacionado con la base fiscal de M¨¦xico. El gobierno mexicano lleva mucho tiempo obteniendo una parte desproporcionada de sus ingresos de la empresa petrol¨ªfera estatal, Pemex, que, en la actualidad, proporciona muy por encima del 30% del presupuesto federal. Esos ingresos del petr¨®leo han hecho que el gobierno federal recaude poco de los impuestos. En 2012, los ingresos tributarios representaron algo menos del 10% del PIB, y los ingresos totales del Estado, incluidos los de Pemex, no constituyeron m¨¢s que el 18% del PIB, un porcentaje muy inferior al 26% del PIB en el caso de Estados Unidos y el 32% en Brasil. Esa base tributaria tan reducida hace que la capacidad de pedir responsabilidades sea escasa. A la hora de la verdad, uno obtiene lo que paga.
4. Las pol¨ªticas de drogas y control de armas de Estados Unidos. Por ¨²ltimo, existe un factor especialmente destructivo que hay que tener en cuenta para completar el cuadro: la ci¨¦naga de impunidad de M¨¦xico se debe en gran parte a las pol¨ªticas estadounidenses en materia de control de armas y lucha contra el narcotr¨¢fico.
EE?UU ha decidido criminalizar la econom¨ªa que satisface su apetito por consumir drogas
La frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico soporta el tr¨¢fico m¨¢s intenso del mundo, un tr¨¢fico que depende de las diferencias entre los dos pa¨ªses: como la mano de obra es m¨¢s barata a un lado, los trabajadores atraviesan la frontera para pasar al otro, y lo mismo ocurre con cualquier otra mercanc¨ªa. Tambi¨¦n depende de las diferencias entre los dos sistemas legales y el coste de los servicios. Si las leyes medioambientales son m¨¢s permisivas en uno de los dos pa¨ªses, el tr¨¢fico fronterizo aumenta; si la medicina es m¨¢s barata en uno de los dos lados, tambi¨¦n.
Estados Unidos ha decidido criminalizar la econom¨ªa que satisface su inmenso apetito por consumir drogas. Como M¨¦xico tiene un sistema policial m¨¢s d¨¦bil y corrupto, la tentaci¨®n de dejar que se lleven a cabo all¨ª las actividades ilegales relacionadas es natural e incluso perfectamente previsible. Adem¨¢s, Estados Unidos permite la venta legal de armas, con m¨ªnimas regulaciones, mientras que M¨¦xico no. Ese es otro factor que estimula el tr¨¢fico fronterizo.
Los resultados de esta mezcla son letales. M¨¦xico paga un precio desproporcionado por los h¨¢bitos de consumo de drogas y el uso de armas en el pa¨ªs vecino; algunos c¨¢lculos hablan de m¨¢s de 100.000 muertos y 22.000 desaparecidos desde que el expresidente Felipe Calder¨®n puso en marcha la guerra contra el narcotr¨¢fico en 2006, para no hablar del deterioro que est¨¢ sufriendo la legitimidad del gobierno actual.
Ciudad Ju¨¢rez permite ver el reparto geogr¨¢fico de los costes sociales que acarrean las pol¨ªticas de Estados Unidos para combatir la droga. Seg¨²n cifras de hace cuatro a?os, su tasa de asesinatos era mayor que la de Bagdad, mientras que, al otro lado del puente, El Paso figuraba como la ciudad m¨¢s segura de su categor¨ªa en todo Estados Unidos. ?Pero d¨®nde compraban sus armas las bandas de Ciudad Ju¨¢rez? En El Paso. ?Y d¨®nde iban a parar las drogas que circulaban por Ciudad Ju¨¢rez? A El Paso.
Detr¨¢s de los horrores actuales, los cr¨ªmenes y la impunidad que padece M¨¦xico, existe una historia de profundas ra¨ªces que solo pueden afrontar los mexicanos, pero las pol¨ªticas estadounidenses en materia de drogas y armas tambi¨¦n son responsables
Claudio Lomnitz es catedr¨¢tico de antropolog¨ªa en Columbia University y autor de Death and the Idea of Mexico.
? 2014 The Worldpost / Global Viewpoint Network, distributed by Tribune Content Agency, LLC.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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