Aprendizajes de una historia
Michelle Bachelet ha vuelto a la presidencia de Chile en 2014 despu¨¦s de tres a?os al frente del organismo internacional ONU Mujeres. Aqu¨ª desgrana estrategias adquiridas en su lucha por la igualdad. Aboga por incluir a los hombres y fomentar la discriminaci¨®n positiva, y alerta contra posibles retrocesos.
La lucha por obtener reconocimiento cultural e institucional para la dignidad plena de las mujeres, junto con la obtenci¨®n de logros hist¨®ricos, ha sido inspiradora para la lucha por la igualdad en muchos otros ¨¢mbitos. Pero ha sido tambi¨¦n ardua, y a veces parece inacabable. No hay todav¨ªa ning¨²n pa¨ªs en el mundo en el que exista la igualdad plena de g¨¦nero. As¨ª nos lo recuerda el ranking de igualdad de g¨¦nero del Foro Econ¨®mico Mundial de este a?o. Ha sido un esfuerzo tenaz desplegado por mujeres concretas que, desde hace siglos, han buscado superar las discriminaciones y expandir sus horizontes. Pero ha significado tambi¨¦n un trabajo de la sociedad a trav¨¦s de sus organizaciones no gubernamentales, de la discusi¨®n intelectual y la elaboraci¨®n legislativa, ampliando el ¨¢mbito de capacidades y de derechos.
Por haber sido testigo y protagonista de los cambios, conozco bien los obst¨¢culos que a¨²n permanecen. Lo he podido vivir como estudiante de Medicina y como militante de un partido. Tambi¨¦n en el ejercicio profesional, conociendo la realidad sanitaria de mujeres y ni?as. Como ministra, tanto de Salud como de Defensa, me correspondi¨® instalar la l¨®gica de derechos en la salud y promover la incorporaci¨®n de las mujeres en el ¨¢mbito de la seguridad y la defensa. Como presidenta de mi pa¨ªs entre 2006 y 2010, como directora de ONU Mujeres y, ahora, a cargo nuevamente de la primera magistratura de Chile, donde forma parte de mis prioridades la incorporaci¨®n de las mujeres y de las ni?as como sujetos plenos de derecho. Nuestras luchas han hecho de este un mundo mejor para las mujeres, pero tambi¨¦n para los hombres. Cuando muchos todav¨ªa no son conscientes de cu¨¢nto se han visto beneficiados, emerge la campa?a promocional de Naciones Unidas He for She. Esta iniciativa invita a los hombres a incorporarse en formas de di¨¢logo, negociaci¨®n y compromiso m¨¢s igualitario y razonado, de forma que todos salgamos ganando.
Pero queda mucho por avanzar y muchos obst¨¢culos por eliminar. Para hacerlo, necesitamos mirar la lucha por la igualdad de g¨¦nero desde la historia. All¨ª est¨¢n los aprendizajes que nos dicen cu¨¢l es el n¨²cleo permanente de los esfuerzos que debemos sostener, cu¨¢les son las estrategias que debemos revisar porque han cambiado los contextos y las subjetividades sociales, y d¨®nde debemos innovar para hacernos cargo de los nuevos desaf¨ªos. Debemos aprender de nuestras experiencias y proyectarlas en un sentido renovado a largo plazo. Quiero compartirles algunos de los aprendizajes personales y colectivos de estos a?os. Y tambi¨¦n contagiarles mi incansable optimismo respecto del futuro de las relaciones entre los g¨¦neros, que se renueva al observar a las nuevas generaciones que se han convertido en aliadas y continuadoras en esta lucha.
Urge poner el foco en la prevenci¨®n y castigo de las diversas formas de violencia contra la mujer¡±
En mis a?os de trabajo por la igualdad de g¨¦nero, he aprendido, en primer lugar, que se requiere trabajar en varios niveles simult¨¢neamente, cada uno con sus tiempos, sus instrumentos y sus objetivos propios. La lucha por la igualdad de g¨¦nero es multidimensional. En segundo lugar, no podemos olvidar que mientras debemos esforzarnos todav¨ªa por lograr un mayor acceso a distintos ¨¢mbitos de la esfera p¨²blica como educaci¨®n y trabajo, emergen serias dificultades para que las mujeres sean visibles. El ascenso y el reconocimiento no han ido a la par con sus m¨¦ritos, capacidades y talentos. Ello nos obliga a trabajar con m¨¢s fuerza en lo que se denomina ¡°la pol¨ªtica de la presencia¡±, aquellas pol¨ªticas de acci¨®n afirmativa que promueven la incorporaci¨®n al espacio de lo pol¨ªtico de aquellos sujetos o grupos discriminados. En tercer lugar, es necesario consolidar lo avanzado. La historia no es lineal. Nada nos asegura que los pasos dados s¨®lo ser¨¢n seguidos por m¨¢s pasos hacia delante. Hemos visto que tambi¨¦n son posibles los retrocesos, sobre todo en sociedades que, como la chilena, presentan tantas oportunidades para la desigualdad en diferentes ¨¢mbitos y por distintas razones.
En Chile, hemos logrado muchas reformas institucionales de protecci¨®n y promoci¨®n para las mujeres, as¨ª como leyes que impiden la discriminaci¨®n. Debemos seguir avanzando en ellas y perfeccionarlas. En esto es importante darle expresi¨®n org¨¢nica al conjunto de esas reformas, con expresi¨®n institucional y mayores capacidades para implementarlas. Este a?o, transformaremos el Servicio Nacional de la Mujer, instituci¨®n pionera en las reformas por la igualdad, en el Ministerio de la Mujer y Equidad de G¨¦nero.
Pero debemos ver la igualdad de g¨¦nero no s¨®lo como un asunto formal, sino tambi¨¦n como un hecho de las relaciones cotidianas. Es en la casa, en los colegios, en el trabajo y en la calle donde se debe verificar su concreci¨®n. Sabemos que muchas de las conquistas en el plano institucional no se han traducido plenamente a¨²n en cambios en esos espacios, marcados todav¨ªa por la inercia de siglos de patriarcado. Necesitamos desplegar un amplio trabajo cultural desde la base, en la educaci¨®n, en las comunicaciones y en el espacio p¨²blico, para que hombres y mujeres se perciban y relacionen efectivamente como iguales. Este es un trabajo que apunta a lo simb¨®lico, a los estereotipos y a los lenguajes.
Michelle Bachelet
Es presidenta del Gobierno de Chile. De 2010 a 2013 dirigi¨® la agencia ONU Mujeres. Ya ostent¨® la presidencia entre 2006 y 2010. Antes fue ministra de Salud y Defensa.
Desde la perspectiva de la autonom¨ªa y seguridad f¨ªsica femenina, urge poner el foco en la prevenci¨®n y castigo de las diversas formas de violencia contra la mujer. Su persistencia es intolerable para un mundo que se pretende civilizado, pero en el que, con preocupaci¨®n, observamos crecientes retrocesos alimentados por el desorden global y m¨²ltiples conflictos. Seg¨²n un estudio de la OMS en el a?o 2013, el 35% de las mujeres en todo el mundo han sufrido violencia f¨ªsica y/o sexual y, en algunas partes, esta asciende al 70%. Adem¨¢s, mi Gobierno impulsar¨¢ decididamente la despenalizaci¨®n del aborto en casos de violaci¨®n, malformaci¨®n del feto y peligro de la vida de la madre. Medida que concita un amplio apoyo entre los chilenos.
Por otro lado, en Chile ha aumentado la ocupaci¨®n femenina, pasando de un 44,8% a un 58% en 20 a?os. Es todav¨ªa una cifra baja en comparaci¨®n con el promedio de la OCDE (63%). Y, mientras que 60 de cada 100 mujeres con m¨¢s recursos trabajan, entre las mujeres m¨¢s pobres s¨®lo 25 de cada 100 lo hacen. Eso no s¨®lo reproduce el c¨ªrculo perverso de la pobreza, sino tambi¨¦n el de la desigualdad de g¨¦nero. Nuestro compromiso es capacitar para los oficios a 300.000 mujeres en los pr¨®ximos cuatro a?os.
Paralelamente, como parte de una reforma estructural de la educaci¨®n, habilitaremos 4.500 nuevas salas cunas y 1.200 jardines infantiles, lo que por cierto favorece la incorporaci¨®n de las mujeres al mundo laboral. En Chile las mujeres son mayor¨ªa en el sistema educacional, alcanzan los m¨¢s altos grados y las mejores calificaciones. Pero esas mayores capacidades adquiridas con mucho esfuerzo no son reconocidas en el mercado laboral. Las mujeres a¨²n obtienen ingresos menores a los de los hombres en cargos equivalentes, y su acceso a puestos de decisi¨®n e innovaci¨®n tiene a¨²n un techo muy limitado. Nos preocupa especialmente el ingreso de m¨¢s mujeres en el ¨¢rea STEM (ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas, por sus siglas en ingl¨¦s). Seg¨²n datos en EE UU, las mujeres que trabajan en esta ¨¢rea ganan un 33% m¨¢s que en otras. Seg¨²n el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), crecientes investigaciones concluyen que la diversidad de g¨¦nero es esencial para la productividad, competitividad e innovaci¨®n de las compa?¨ªas.
Debemos avanzar hasta asegurar la plena igualdad en el trabajo, hacer realidad aquello que en Chile estamos promoviendo con el lema de ¡°a igual pega (trabajo), igual paga¡±. Pero tambi¨¦n debemos profundizar en las acciones positivas que hagan m¨¢s igualitarios los gobiernos corporativos de las empresas y sus pol¨ªticas de promoci¨®n. En esto son las instituciones p¨²blicas las que deben dar ejemplo.
Nuestras luchas han hecho de este un mundo mejor para las mujeres, pero tambi¨¦n para los hombres¡±
Pero la equidad no s¨®lo requiere que evitemos las situaciones m¨¢s evidentes del abuso, o cerremos las brechas m¨¢s profundas de desigualdad. Necesita que la participaci¨®n en todos los espacios sociales, culturales, econ¨®micos y pol¨ªticos sea equitativa.
En Chile, tenemos buenas razones para alegrarnos porque suponen impactos simb¨®licos, pero somos conscientes de sus l¨ªmites. Una mujer ha sido elegida dos veces presidenta. Una mujer preside hoy el Senado. Una mujer es la m¨¢xima dirigente de los trabajadores al tiempo que las dirigentes estudiantiles de las dos universidades m¨¢s importantes, durante 2014, han sido tambi¨¦n mujeres. Pero la realidad es que las mujeres representan s¨®lo el 16% de la C¨¢mara de Diputados y el 18% del Senado, cuando el promedio de la OCDE es cerca del 25%. Tenemos un poco m¨¢s del 5% de mujeres en directorios de grandes empresas, mientras el promedio de la OCDE es de alrededor del 10%. Es decir: hemos avanzado, pero tenemos todav¨ªa much¨ªsimo por hacer. En momentos de desaceleraci¨®n econ¨®mica, debi¨¦ramos preguntarnos por la riqueza que nuestro pa¨ªs deja de percibir cuando Saadia Zahidi, directora senior del Foro Econ¨®mico Mundial, nos recuerda que, con paridad de g¨¦nero, la UE podr¨ªa elevar su PIB un 12%, Jap¨®n un 9% y Estados Unidos un 5%¡±.
Es por ello que mi Gobierno impulsar¨¢ la participaci¨®n equilibrada de las mujeres en el Congreso, as¨ª como en las directivas de los partidos, las instituciones p¨²blicas, los directorios de empresas del Estado y los Gobiernos regionales.
Chile se encuentra en una encrucijada en la que se requiere tomar decisiones en ¨¢mbitos como la matriz energ¨¦tica, la calidad de nuestra democracia, de la educaci¨®n y del medio ambiente, pero tambi¨¦n enfrentar la desigualdad de g¨¦nero si quiere avanzar hacia un desarrollo humano. Esa es la promesa contenida en nuestras luchas de tantos a?os: la igualdad para la mujer es la condici¨®n de una mejor sociedad para todos.
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