Educar el liderazgo
Arriesgarse. Estudiantes y ejecutivas, ni?as y profesoras nos muestran las llaves que abren el camino hasta el tim¨®n de mando, un territorio hasta ahora vedado
Una mujer de entre el p¨²blico levanta la mano y dice: ¡°Hola, soy Emma Bonino, he sido ministra de Asuntos Exteriores de Italia, comisar¨ªa europea¡ bueno, he sido muchas cosas porque soy muy mayor¡±. Y a continuaci¨®n comparte una de sus estrategias: jam¨¢s aceptar la invitaci¨®n para acudir a un panel de expertos si ella es la ¨²nica mujer. ¡°?No voy a ser una coartada!¡±, exclama. El p¨²blico la aplaude con fuerza. La proporci¨®n, m¨¢s o menos, es de 10 a 1. Un 90% de cromosoma XX. Mayor¨ªa abrumadora en el interior de esta sala circundada por cortinas de color lila. Todas profesionales. Muchas con cargos directivos. Puede que el dato parezca sorprendente. Una rareza. Pero es lo habitual cuando uno comienza a subir la escalera. Solo que a la inversa. En Espa?a, pongamos por caso, las universitarias son legi¨®n. Suponen el 60% de los licenciados y el 56% de los posgrados. Pero solo conforman el 45% del mercado laboral, seg¨²n el informe La mujer directiva en Espa?a (PwC, 2012). Y al llegar a la alta direcci¨®n, el porcentaje se desploma hasta¡ esa misma proporci¨®n que hay en esta sala: 10 a 1.
La ponente, tambi¨¦n mujer, retoma la palabra tras Bonino. Y a?ade: ¡°A veces nos invitan cuando varios hombres han rechazado antes. ?Tampoco suelo ir en ese caso!¡±. Se llama Nathalie Loiseau. Tiene 50 a?os. Cuatro hijos. Y ha sido, entre otras cosas, directora general en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, un departamento de conocida orientaci¨®n ¡°falocr¨¢tica¡±, seg¨²n adjetivo aparecido en Le Monde. Desde hace dos a?os dirige la Escuela Nacional de Administraci¨®n de Francia (ENA), donde se forman desde 1945 las ¨¦lites pol¨ªticas del pa¨ªs. De sus aulas han salido tres presidentes de la Rep¨²blica (incluido el actual), siete primeros ministros y el pen¨²ltimo presidente del Banco Central Europeo. Todos hombres. Como la mayor¨ªa de sus alumnos. De eso va la charla de Loiseau. De c¨®mo en sus 24 meses al frente ha conseguido elevar la presencia de alumnas de un 28% de media al 45%. Un logro hist¨®rico. ¡°Y sin discriminaci¨®n positiva¡±, argumenta. Cambiando detalles sutiles como que el hecho de expresar duda sea considerado un activo en el examen de ingreso. Pero la gran batalla, seg¨²n Loiseau, es la prueba oral. Las mujeres, en su opini¨®n, est¨¢n acostumbradas a callar. Son estudiantes brillantes desde la infancia. Aplicadas, perfeccionistas y, precisamente por eso, por lo general mudas. ¡°Nos han educado para ser ni?as monas, y tenemos que olvidarnos de esto¡±, arenga. Y concluye con uno de sus m¨¦todos para formar a las l¨ªderes del ma?ana: ¡°Hay que luchar contra el t¨ªpico comportamiento de la buena estudiante¡±.
Hay que animar a las ni?as a correr riesgos, igual que a los ni?os¡±
Nos encontramos en Deauville (Francia). Es mediados de octubre en esta localidad normanda y cerca de un millar de mujeres venidas de los cuatro puntos cardinales reinan en los pasillos, en las zonas de esparcimiento, en la salas de reuniones de un centro de congresos junto al mar. Poder¨ªo femenino en el Women¡¯s Forum for the Economy and Society. Un hormigueo vibrante cuya presencia se hace notar incluso en los servicios. Sin importar la puerta. En el interior del escusado de caballeros, una joven sonr¨ªe: ¡°?Tambi¨¦n hemos tomado los ba?os!¡±. Las charlas se suceden. En todas, la protagonista es la mujer. Su rol en el mundo. Su relevancia creciente. Econ¨®mica. Social. Pol¨ªtica. Ejecutiva. La palabra empowerment se escucha pronunciada con acentos de medio mundo. L¨ªderes de primera fila dejan titulares jugosos: ¡°Hay un lugar reservado en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres¡±, dice Ertharin Cousin, directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Y Christine Lagarde, directora del FMI, sobre la reciente apuesta del Gobierno japon¨¦s por la paridad en el mundo laboral: ¡°Se dieron cuenta de que no necesitaban m¨¢s robots. ?Necesitaban mujeres!¡±. Entre conferencia y conferencia, se forman corrillos. Se beben infusiones ex¨®ticas y sorbitos de champ¨¢n al caer la tarde. Se intercambian tarjetas. Se tejen hilos de confianza. Se habla de negocios. Es parte del juego que les hab¨ªa sido vedado. Probablemente el ¨²ltimo tramo en el ascenso a la cumbre. El networking. Lo hab¨ªa avisado Loiseau en su conferencia: ¡°Algunas piensan que es malo. Que esto es como una mafia. O que al venir le est¨¢n robando tiempo a su familia y a su empleo. Los hombres no piensan as¨ª. Y hacen bien. Si crees que vas a trabajar mejor sin networking, te equivocas¡±.
En la zona reservada para encuentros informales, nos sentamos con Rist ?Rannveig, una islandesa al frente de la divisi¨®n de aluminios de la minera Rio Tinto. Lidera un equipo de 400 personas. Acaba de participar en la conferencia Islandia, campeones de igualdad, junto a la ministra de Industria del pa¨ªs. Y dice que una cosa es la formaci¨®n. Y otra muy distinta llevar la batuta: ¡°La educaci¨®n solo es el billete hasta la entrada¡±. La mujer en el mundo occidental suele estar m¨¢s formada en la primera casilla. Pero algo pasa entre los 25 y los 35. En los MBA, que suele cursarse a esa edad, solo representan el 28% de alumnos, seg¨²n el citado informe sobre mujer directiva. Rannveig aporta dos ideas. Primera: tuvo a uno de sus hijos ya como directora general. Disfrut¨® de una baja de seis meses. Su segundo de a bordo dio un paso al frente. Luego ella volvi¨®. ¡°Y no pas¨® nada¡±. Segunda idea: es importante que si vas a liderar, vivas una vida corriente¡±. En palabras de Rannveig: ¡°La gente tiene hijos. As¨ª que si el jefe no los tiene, no conoce el mundo real. Va a ser menos capaz de manejar a su equipo, no va a entender su negocio¡±.
Isla Ramos, una ejecutiva espa?ola con puesto internacional en la compa?¨ªa china Lenovo, el mayor fabricante de ordenadores del mundo, sigui¨® hace nueve a?os un programa de direcci¨®n en la escuela de negocios ESADE. Eran seis mujeres de 25 alumnos. Un 24%. Ramos comenta en Deauville la importancia de tener modelos a la vista. ¡°Cuando no has tenido una jefa es m¨¢s dif¨ªcil que te hagas a la idea. Es importante que las ni?as lo vean. Desde peque?as¡±. Antes que en Lenovo, Ramos trabaj¨® en IBM, una de las pocas compa?¨ªas de la lista Fortune 500 con una mujer al frente, Ginni Rometty. Harriet Pearson, a quien tambi¨¦n conocemos en Deavuille, fue hasta hace poco vicepresidenta en IBM y compa?era de Rometty (ahora es socia del bufete Hogan Lovells). Y dice que el resultado en IBM no es casual. Es el efecto de toda una filosof¨ªa. Habla de los ¡°mentores¡±, esas personas mayores que t¨², que siguen tu carrera y te asesoran para crecer. Fundamental para que emerja el talento femenino. Y de c¨®mo la empresa se toma la diversidad ¡°con disciplina¡±. ¡°Cuando se abren nuevos puestos ejecutivos, recursos humanos desarrolla una lista de personas. Si no hay mujeres, se lo echan atr¨¢s, y les dicen: ¡®Creemos que ha de haber otras personas cualificadas para el puesto. ?Lo intentamos de nuevo?¡¯. Si haces eso una y otra vez¡±, prosigue Pearson, ¡°acabas identificando talento¡±. Y ya no es solo una cuesti¨®n de equidad. Es un asunto econ¨®mico. En sus palabras: ¡°Las mujeres son el 50% de las licenciadas en Derecho. Eso suma mucho talento. Hablando en t¨¦rminos empresariales, ?por qu¨¦ desperdiciarlo?¡±.
¡°El concepto de ¨¦xito que empleamos hoy es masculino¡±, dice Carmen Becerril, de Acciona
Cuando charlamos con ella, Pearson acaba de participar en una conferencia titulada Am I worth it? (?yo lo valgo?), moderada por la espa?ola Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia de la escuela de negocios espa?ola IESE, una de las 10 m¨¢s prestigiosas del mundo, seg¨²n Financial Times. Chinchilla, especializada en conciliaci¨®n, ha ido lanzando conceptos a lo largo de la charla: ¡°Es importante ser femenina¡±; ¡°hombres y mujeres somos diferentes y complementarios¡±; ¡°nuestros derechos son iguales, pero la naturaleza es distinta¡±; ¡°se necesitan las tres efes para sentir que una lo vale: feminidad, familia y flexibilidad¡±. Pearson ha ido en cambio m¨¢s atr¨¢s. Tras presentarse y decir: ¡°Odio el t¨ªtulo de la conferencia. ?Claro que lo valgo!¡±, ha comenzado a hablar de sus primeros a?os. De la seguridad en s¨ª misma adquirida de ni?a. La clave para muchas mujeres se encuentra en la primera infancia. Cuando uno se conforma un mundo con barreras o sin ellas. En otra esquina del centro de convenciones abordamos a Maria Livanos Cattaui, una suiza que ha ejercido como secretaria general de la C¨¢mara de Comercio Internacional y directora del Foro Econ¨®mico Mundial. A la pregunta de qu¨¦ necesita la mujer para formarse como l¨ªder, responde: ¡°Si hablamos de mujeres, ni idea. Es a las ni?as a quienes hay que educar. Ense?arles a no tener miedo. Eso es lo que hacemos con los ni?os. Hay que animarlas a correr riesgos. Mostrar que riesgo y responsabilidad van unidos¡±.
Una explicaci¨®n similar nos dieron a m¨¢s de mil kil¨®metros de all¨ª, de vuelta en Madrid, en el despacho de la directora del Colegio Escandinavo, en cuya pared cuelga un barco vikingo: el logotipo del colegio. Acudimos all¨ª en busca de respuestas. El ¨²ltimo informe sobre la brecha de g¨¦nero elaborado por el Foro Econ¨®mico Mundial sit¨²a a Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca a la cabeza. Quiz¨¢ fuera pura casualidad, pero la presidenta del consejo escolar, Susanna Lindblom, es adem¨¢s coach de liderazgo. Y nos cont¨® que hace poco particip¨® en un foro sobre liderato femenino. ¡°Concluimos que no existe. Existe el liderazgo. Y ah¨ª lo importante es ser uno mismo. Aut¨¦ntico. Y eso es lo que tiene este colegio. No se han de tener prejuicios sobre lo que un ni?o quiere o cree¡±. En la octava p¨¢gina del curr¨ªculo escolar sueco, el que siguen en esta escuela, se explicita que el centro ser¨¢ ¡°responsable de trabajar contra la tradicional divisi¨®n de g¨¦neros¡± y ¡°fomentar¨¢ que los ni?os desarrollen distintos intereses con independencia del g¨¦nero¡±. Entre los alumnos hay una ni?a llamada Maya que formaba parte hasta el a?o pasado del equipo de f¨²tbol del colegio. La ¨²nica chica. Portera. Este a?o no sigue: la federaci¨®n no permite equipos mixtos m¨¢s all¨¢ de la categor¨ªa infantil. Otro ejemplo: sus clases de manualidades tienen dos patas: costura y carpinter¨ªa. Y finalmente aparece la cuesti¨®n del riesgo. ¡°Es importante dejar que los asuman¡±, dice Lindblom. ¡°Que se pongan retos¡±. Todos los ¨¢rboles de la escuela tienen una raya blanca a determinada altura. Los ni?os pueden trepar (hasta la l¨ªnea). ¡°Eso da seguridad. Cuando dejas que alguien haga algo, y ve que logra hacerlo, ya nadie puede quit¨¢rselo¡±.
La capacidad de expresar ideas, pongamos. De lanzarse al vac¨ªo con la palabra. Sin miedo. ¡°La c¨²pula est¨¢ llena de hombres, luego para un hombre va a ser m¨¢s f¨¢cil llegar; porque hay otros que le apoyan¡±. As¨ª lo ve Violeta C¨¦spedes, una alumna del instituto Jos¨¦ Saramago en Majadahonda (Madrid). Lo explica de pie en el centro del aula, frente a sus compa?eros del club de debate. Un equipo implacable que el pasado curso gan¨® tres de los cuatro torneos a los que se present¨®. Con distintas formaciones. Pero todas repet¨ªan un mismo esquema: mayor¨ªa de mujeres. El d¨ªa en que los visitamos, ocho alumnas y dos alumnos de entre 16 y 17 a?os salen a la palestra para argumentar c¨®mo ven los asuntos de g¨¦nero. Surgen nociones interesantes. Ana Sim¨®n: ¡°Es algo que viene desde que somos peque?os. Con los regalos. El Iron Man y el Lego Construcci¨®n para los ni?os; la cocinita para las ni?as (¡). Hay que romper con el estereotipo de mujer d¨¦bil, as¨ª conseguiremos que avance el mundo¡±. Naiara de Castro: ¡°Tenemos las mismas oportunidades. Lo que no tenemos a¨²n son los mismos resultados¡±. Y de nuevo C¨¦spedes, sobre la importancia de hablar en p¨²blico: ¡°Es una manera de revelar todo lo que durante siglos se nos ha ocultado; las capacidades que no hemos podido ofrecer a la sociedad por el hecho de ser mujeres; lo beneficioso que puede ser tener una mujer al mando, en puestos de poder, como l¨ªder¡±. Una compa?era a?ade: ¡°El debate da miedo, que no enga?en a nadie¡±. Otra: ¡°Pero te haces fuerte¡±. Y una m¨¢s: ¡°Y te da confianza¡±. Poco antes se hab¨ªa o¨ªdo en la clase: ¡°Tradicionalmente, la mujer se ha quedado en casa, con menos acceso a la educaci¨®n. Por lo que ahora que nos formamos, y con igualdad, ya ver¨¦is como habr¨¢ m¨¢s empresarias¡±.
El silogismo, en el mundo real, no es necesariamente cierto. Al menos de momento. En palabras de Javier Valverde, directivo del BBVA: ¡°Hoy por hoy las mujeres est¨¢n m¨¢s formadas que los hombres. Ellas solas se ponen el techo de cristal. Creo que lo tienen m¨¢s f¨¢cil que nunca. Todas las empresas grandes queremos m¨¢s directivas. Hacen falta m¨¢s mujeres con ganas de romper ese techo. Pero hay que ser conscientes de los sacrificios. Tienes que mantenerte en forma f¨ªsica, y mental; mantener a la familia; y mantener la ambici¨®n en la empresa. Esa es la ecuaci¨®n de tres. No es un tema de formaci¨®n. El salto es un tema de familia. Y de decidir qu¨¦ sacrificar. Porque el tiempo es limitado. Yo no tengo amigos que cuando sus hijos enferman, sean ellos los que falten. En Espa?a, por suerte, hay un servicio barato, con cultura e idioma parecidos. Y esto es un paso para la familia. Una mujer con ganas, a 20 a?os vista, tiene m¨¢s posibilidades que un hombre. Y lo bueno es que estamos obsesionados por tener m¨¢s mujeres¡±. Nos encontramos sobre el parqu¨¦ de la Bolsa madrile?a. Ha ca¨ªdo la noche en el exterior, y los n¨²meros vuelan en el panel que muestra la evoluci¨®n de valores. Varios centenares de personas, vestidas de gala, charlan sobre los listones de madera. Son todos exalumnos de la escuela de negocios IESE. Valverde, por ejemplo, estudi¨® un programa de alta direcci¨®n (PADE). Calcula que hab¨ªa un 15% de mujeres.
¡°La c¨²pula est¨¢ llena de hombres¡±, argumenta una estudiante durante un debate
Est¨¢n de celebraci¨®n: 50 a?os de su programa MBA. Y a la cita a este c¨®ctel en el coraz¨®n financiero de Espa?a han acudido unos 300 exalumnos ¨Cmayor¨ªa de hombres¨C. Pero se ven tambi¨¦n mujeres poderosas, como Mar¨ªa del Mar Ravent¨®s, presidenta de Codorn¨ªu; o Carmen Becerril, consejera de Acciona, que sorbe una copa de champ¨¢n bajo la pantalla de valores. Tambi¨¦n hay varios profesores y responsables de la escuela, como Mireia Rius, directora de formaci¨®n ejecutiva, que poco antes nos ha comentado c¨®mo las grandes escuelas de negocios, siguiendo el ejemplo de Harvard, est¨¢n tomando medidas para reducir la brecha entre alumnos y alumnas. Aunque el fen¨®meno es ¡°imparable¡±, reconoce que de momento falta una ¡°masa cr¨ªtica¡± de mujeres. Cursar uno de sus programas ¡°es un esfuerzo econ¨®mico y supone abandonar el trabajo; muchas encuentran obst¨¢culos para equilibrar el tiempo¡±. Tambi¨¦n por ah¨ª volvemos a ver a la profesora Chinchilla, que a esto que antes llam¨¢bamos techo de cristal, ella prefiere denominarlo ¡°techo de cemento¡±.
Socorro Fern¨¢ndez Larrea es una de sus exalumnas que ha logrado perforarlo. Curs¨® un programa de alta direcci¨®n del IESE en 2011, cuando sus tres hijos ten¨ªan entre 6 y 12 a?os. Ella tiene 49. Y es consejera en cinco empresas. Pero solo tiene ¡°compa?eras¡± en una de ellas: Red El¨¦ctrica de Espa?a, la ¨²nica compa?¨ªa del Ibex 35 con paridad en su ¨®rgano de gobierno ¨Ccinco y cinco¨C. Su explicaci¨®n de por qu¨¦ ha llegado hasta ah¨ª arriba es que ha tenido ¡°suerte¡±. Es ingeniera de caminos, como su padre, y dice que creci¨® apreciando una bulldozer como ¡°una de las cosas m¨¢s tiernas que puede haber¡±. Con la formaci¨®n directiva, asegura, ha sido una ¡°esponja¡± porque ¡°nunca dejas de pensar que le est¨¢s robando tiempo a otra cosa¡±. Y nota diferencias entre consejos sin y con mujeres: ¡°Nosotras somos muy poco gregarias. Nos resulta dif¨ªcil el reba?o. Cuantas m¨¢s mujeres, m¨¢s libre es el consejo. No es que se toquen temas distintos. Los abre¡±.
Y probablemente se vuele de un asunto a otro, como sucede en una reuni¨®n a la que asistimos de siete exalumnas del IESE. Todas becadas por el programa LiderA de la Comunidad de Madrid, hoy extinto. Forman parte de la European Professional Women¡¯s Network. Funcionan a modo de lobby. Y en sus citas informales, entre s¨¢ndwiches y fondue de chocolate, tocan todos los palos. ¡°Una joven mira arriba y solo ve uniformes de corbata¡±. ¡°Hay un momento en que la capacidad t¨¦cnica ya no importa; lo relevante son los c¨ªrculos de confianza¡±. ¡°Las decisiones vienen tomadas del gintonic, y la mujer no se est¨¢ coscando¡±. ¡°Subes las escalera. Y cuando por fin abres la puerta, te das cuenta de que hay otra escalera¡±.
Ah¨ª arriba, a lo m¨¢s alto, han accedido muy pocas. Hay 78 en los consejos de administraci¨®n del Ibex 35, seg¨²n un informe de principios de 2014. Un 16,6% (en Europa suman el 18,6%). Carmen Becerril, consejera externa en Acciona, es una de ellas. En sus palabras: ¡°El concepto de ¨¦xito que empleamos en esta sociedad es masculino, no femenino. Se ha dignificado el ejercer poder. El ascender. Uno de los elementos a los que debe ayudar la presencia femenina es a matizar esto¡±. Hobbies, vida personal. Habla con la voz de la experiencia: ¡°El tema no es si una mujer tiene hijos, sino el modelo que se exige en determinadas posiciones de direcci¨®n. Requiere sacrificios importantes. Y una capacidad de organizaci¨®n del tiempo de premio Nobel¡±.
Dice Emma Fern¨¢ndez, directora general de Indra, uno de los gigantes tecnol¨®gicos de Europa, que ella, en alg¨²n momento, ha tenido que consumir parte de los ahorros familiares en esa organizaci¨®n. Sobre todo cuando llegaron los hijos. Cita a Sheryl Sandberg, cuyo libro Lean in se ha convertido en uno de los referentes de las ejecutivas. ¡°Un problema de las mujeres es que en ocasiones se est¨¢n poniendo frenos, y adelant¨¢ndose a dificultades que est¨¢n por llegar. Algunas renuncian a puestos de responsabilidad por si acaso se quedan embarazadas; o no ven la formaci¨®n o la ayuda en el hogar como una inversi¨®n, sino como un gasto. Si buscas ayuda, puedes conciliar. No puedes t¨² sola¡±.
Fern¨¢ndez estudi¨® un MBA en el Instituto de Empresa. ¡°El mundo corporativo requer¨ªa habilidades que no ten¨ªa¡±, explica. Nacida en la comarca minera de Villablino (Le¨®n), atribuye su trayectoria al esfuerzo, el trabajo y la ambici¨®n bien entendida (¡°Quer¨ªa llegar¡±); a una educaci¨®n paritaria junto a su hermano (ambos jugaban a la comba y al Electro L, un circuito electr¨®nico en cuyo embalaje no aparec¨ªa ninguna ni?a); y al valor que le dieron a la formaci¨®n en su familia. Su abuelo y bisabuelo fueron maestros en esa regi¨®n en que desembarc¨® la Instituci¨®n Libre de Ense?anza a principios del siglo XX. ¡°Su presencia tuvo una influencia enorme¡±. Se licenci¨® como ingeniera de telecomunicaciones en los ochenta. En su promoci¨®n, de 180, no eran m¨¢s de 15 mujeres. No llega al 10%. La misma proporci¨®n que se mantiene en la alta direcci¨®n en Espa?a. De momento.
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