Tambi¨¦n es cosa de hombres
Definirse como feminista ya no es un tab¨², tampoco entre los varones. Cada vez m¨¢s hombres se mojan contra la violencia y la discriminaci¨®n. Campa?as en las redes como Heforshe dan visibilidad a este fen¨®meno.
Una investigaci¨®n acaba de concluir que los chimpanc¨¦s machos ejercen la violencia contra la hembra porque ello facilita que tengan descendencia. Venimos de ah¨ª. Hace m¨¢s de dos millones de a?os que el simio se irgui¨® y se convirti¨® en homo, pero fuimos salvajes hasta anteayer. La humanidad solo domina la agricultura desde hace 12.000 a?os; la escritura o el dinero, desde hace 5.000. Llevamos cinco siglos de revoluci¨®n cient¨ªfica; solo hace dos siglos que se definieron los derechos humanos. Apenas hace un siglo que las mujeres pueden votar en los pa¨ªses m¨¢s avanzados; en Espa?a no pod¨ªan firmar un contrato o abrir una cuenta sin su marido hace 40 a?os. Acabamos de lograr que una nave espacial se pose en un cometa, pero el mayor riesgo para las habitantes del planeta Tierra es, todav¨ªa hoy, que las mate su pareja masculina, la causa del 38% de los homicidios de mujeres seg¨²n la OMS. Existen aceleradores de part¨ªculas y burkas, impresoras 3D y prostitutas esclavizadas, una de progreso y otra de represi¨®n.
El feminismo no es el extremo opuesto al machismo como algunos quieren hacer creer. No es el machismo de las mujeres. Se puede ser hombre y no ser machista, como ser blanco sin ser racista, o adinerado sin ser clasista. Depende de la sensibilidad que cada uno muestre hacia los problemas de su pr¨®jimo. De su concepto de la justicia.
Lo nuevo, el fen¨®meno incipiente, es que ponerse la etiqueta de feminista ya no es un estigma. Tampoco entre hombres. Durante mucho tiempo, las personas implicadas con la igualdad evitaban definirse con este ismo, por no aparentar radicalidad, para que no se pongan a la defensiva los otros varones. Hoy hasta las m¨¢s sensuales estrellas del pop, l¨¦ase Beyonc¨¦, se declaran feministas. Y una actriz, Emma Watson, ha movilizado a todo tipo de varones desde la ONU para la campa?a Heforshe. La ¨²ltima frontera que est¨¢ cruzando el feminismo es la militancia de los hombres. Proliferan iniciativas a escala global y local. De repente, las redes se llenan de solidaridad masculina con la mujer, de fotos de ciudadanos an¨®ni?mos o figuras de Hollywood sosteniendo letreros contra la violencia y sobre otras injusticias: el techo de cristal, la brecha salarial, el peso desequilibrado del hogar, la mayor exposici¨®n a la pobreza. Por no hablar del acoso laboral o callejero, de que a ellas se las juzgue por su aspecto, la presi¨®n por un ideal de belleza inalcanzable. Problemas que han entrado en la agenda de muchos hombres en unos tiempos propicios a las movilizaciones de todo tipo.
?Es que ser feminista ahora es cool, un rasgo del nuevo hombre, una se?a de modernidad? No corramos tanto. Los soci¨®logos s¨ª observan hasta qu¨¦ punto ha cambiado la percepci¨®n masculina de la desigualdad. En un sondeo de Metroscopia de este a?o, el 63% de los hombres (y el 72% femenino) contestaron que ven situaciones de discriminaci¨®n contra la mujer. Un 62% de los varones est¨¢n de acuerdo con el 82% de las mujeres en que la vida de ellas es m¨¢s dura y dif¨ªcil. En ambos sexos ha aumentado con fuerza la denuncia de la discriminaci¨®n respecto a 2011, lo que indica mayor conciencia de la lacra, pero tambi¨¦n que la crisis ha hecho estragos en la igualdad efectiva.
En Espa?a operan unos 250 colectivos de hombres por la igualdad, seg¨²n un estudio del sex¨®logo Erick Pescador, con 15 a?os de experiencia en la prevenci¨®n del machismo en j¨®venes. ¡°Cuando empezamos cab¨ªamos en un taxi¡±, bromea. Pero esta militancia a¨²n acarrea incomprensi¨®n. ¡°En ocasiones he notado incomodidad por parte de aquellos hombres a los que ponen en evidencia su estatuto privilegiado y su complicidad, por acci¨®n u omisi¨®n, en la discriminaci¨®n¡±, explica Octavio Salazar, profesor universitario y autor de Los hombres tambi¨¦n tenemos g¨¦nero (Dykinson). ¡°Pero he sentido incluso reacciones m¨¢s negativas en determinados colectivos feministas que me han contemplado como un usurpador de su discurso m¨¢s que como un c¨®mplice¡±. Salazar aconseja a los feministos que tejan alianzas con grupos de mujeres para evitar el riesgo de ¡°prorrogar la autoridad de lo masculino¡± incluso en este terreno.
?Qu¨¦ dicen las mujeres con larga trayectoria en esta lucha? Responde Soledad Murillo, profesora de Sociolog¨ªa, ex secretaria general de Igualdad y autora de El mito de la vida privada (Siglo XXI): ¡°Hay un rechazo al machismo expl¨ªcito: remiten las expresiones groseras porque no es l¨ªcito expresar opiniones profundamente discriminatorias, ni en clave de broma o de iron¨ªa. Pero al mismo tiempo se ve con sospecha la igualdad, se duda de las cuotas, cuando las mujeres son mayor¨ªa (50,8% del censo de poblaci¨®n), como si fueran una malversaci¨®n de la justicia en b¨²squeda de privilegios¡±. Mientras, destaca, el machismo en las declaraciones de dirigentes pol¨ªticos, y hay montones de ejemplos, ¡°goza de impunidad¡±. Para Amelia Valc¨¢rcel, fil¨®sofa, catedr¨¢tica de ?tica y autora de Feminismo en un mundo global (C¨¢tedra), ¡°es esperable en una sociedad abierta el compromiso p¨²blico de la gente. Pero es dif¨ªcil para el que pierde beneficios apoyar el cambio. Es de agradecer que haya varones dispuestos a sumarse a una buena causa, pero tambi¨¦n muchos tienen un pensamiento muy reactivo. Solo hay que ver algunos blogs. Les tratan como a esquiroles¡±.
En tiempos de exposici¨®n colectiva permanente son m¨¢s visibles los unos y los otros. Recorren la Red infinidad de mensajes de odio contra la mujer y contra los hombres que defienden la igualdad. Quien esto escribe ha le¨ªdo comentarios que le llamaban ¡°feminazi¡± o, m¨¢s original, ¡°comebragas¡± por coordinar el blog Mujeres de EL PA?S y escribir en ¨¦l. Prueba de lo que queda por hacer.
Si alguien cree que la tensi¨®n entre machismo y feminismo est¨¢ superada, no sabe en qu¨¦ planeta vive. Los estudios revelan que los adolescentes reproducen muchos de los peores tipos de sexismo. Que todav¨ªa hay relaciones, dicen que de amor, basadas en la sumisi¨®n y el control de la vida del otro, el ¡°con qui¨¦n vas¡±, el ¡°c¨®mo vas a vestir as¨ª¡±, el ¡°dame la contrase?a de tu correo¡±. En tiempos de incertidumbre, reflexiona Pescador, muchos j¨®venes vuelven a modelos del pasado. Esos que parec¨ªan seguros.
Tambi¨¦n se ha levantado un discurso de resistencia a las leyes por la igualdad, ese que trata a la v¨ªctima como sospechosa, que dice que el problema no son las agresiones sino las denuncias falsas, que ofrece una desinformaci¨®n que no resiste el chequeo de los datos. Y se demoniza desde ciertos p¨²lpitos la ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±, como si fuera posible mantener hoy ese viejo ideal de esposa abnegada que soportaba estoicamente un bofet¨®n o una cana al aire para salvar la estabilidad familiar.
En el siglo XXI hay mujeres movilizadas en todo el mundo, y hombres que quieren estar a su lado. Este escenario est¨¢ sirviendo a algunos de estos colectivos para abrir el debate sobre el rol del var¨®n, sobre si es necesaria otra idea de ¡°masculinidad¡±. Soledad Murillo la define como ¡°otra manera que ser un hombre, distinta del duro canalla, y que no es d¨¦bil por mostrar abiertamente los afectos¡±. Octavio Salazar lo explica as¨ª: ¡°Son necesarios la renuncia a los privilegios, el reparto paritario del poder y el aprendizaje de las capacidades que nos hemos negado por identificarlas con lo femenino¡±. Erick Pescador se sincera: ¡°Las mujeres se han puesto las pilas buscando soluciones. Los hombres vamos a a?os luz. Pero no me creo un cambio hacia la igualdad si no est¨¢n los hombres¡±.
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