El Muro de Berl¨ªn cay¨® en 1992 en Cuba
Nadie recuerda en el pa¨ªs caribe?o c¨®mo se enteraron del acontecimiento
Mis amigos tienen mala memoria. Viv¨ªamos en Cuba y ninguno recuerda qu¨¦ hac¨ªa el d¨ªa de la ca¨ªda del Muro. Yo tampoco. Del mismo modo que todos somos capaces de recordar d¨®nde est¨¢bamos el d¨ªa de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, cre¨ªamos que conservar¨ªamos un n¨ªtido recuerdo del 9 de noviembre de 1989. Pocos meses despu¨¦s lleg¨® a mi barrio un cami¨®n que vaci¨® en una madrugada, con nocturnidad y alevos¨ªa, las existencias del supermercado. Al d¨ªa siguiente, mi madre me mand¨® a comprar mantequilla. El dependiente dijo: ¡°Se la llevaron, la tra¨ªan de la RDA¡±. Lo mismo serv¨ªa para la leche condensada, los pimientos y la carne enlatada (rusa). Para entonces algo sab¨ªamos, pero ni siquiera podemos recordar con exactitud el qu¨¦.
Algunos de mis amigos creen que leyeron la noticia en Sputnik o en Novedades de Mosc¨², dos semanarios editados en la Uni¨®n Sovi¨¦tica a los que la gente nunca hizo mucho caso hasta que a partir de la glasnost de Gorbachov empezaron a tomarse ciertas licencias informativas. Sin embargo, esa versi¨®n no se ajusta a la realidad: ambas desaparecieron de los quioscos cubanos el 4 de agosto de 1989, tres meses antes. El ¨²ltimo n¨²mero de Sputnik que vimos en La Habana dec¨ªa que Leonid Br¨¦znev, secretario general del PCUS entre 1977 y 1982, hab¨ªa sido un l¨ªder que babeaba y se dorm¨ªa en las reuniones del Comit¨¦ Central.
Otros aseguran que se lo cont¨® alguno de esos chicos que regresaban ¡°voluntariamente¡± a la patria despu¨¦s de pasar unos a?os estudiando en Alemania Oriental o en la propia Uni¨®n Sovi¨¦tica. Esos hijos pr¨®digos que volv¨ªan a la fuerza a terminar sus estudios en Cuba porque en esos pa¨ªses se viv¨ªa ¡°una situaci¨®n de diversionismo ideol¨®gico¡± se convirtieron en un foco contagioso. En alg¨²n discurso, Fidel Castro los llam¨® con rabia ¡°los sabios de la Lomon¨®sov¡± o ¡°los sabios de Dresden¡±. Los aficionados a escuchar las radios extranjeras en onda corta suponen que se enteraron por esa v¨ªa. Un antiguo profesor de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana sostiene que Granma, el diario oficial del Partido Comunista, public¨® un breve en p¨¢ginas interiores. Pero en su d¨ªa nadie lo vio, o al menos nadie lo recuerda. Una amiga cin¨¦fila dice que se enter¨® en 1996 ¨Co 1997¨C, en una muestra de cine alem¨¢n en la elitista Cinemateca de La Habana. Otra, que entonces estudiaba Filolog¨ªa, se qued¨® ¡°a mitad de la novela¡± cuando desaparecieron las revistas sovi¨¦ticas ahora. Algunos ni siquiera est¨¢n seguros de que la noticia haya sido dada en Cuba, incluso ahora, cuando, por cierto, se ha ignorado el 25? aniversario. ¡°?El muro se cay¨®? ?El del Malec¨®n?¡±, me escribe con sorna otra amiga desde Nueva York.
Desde que lo mencion¨® Fidel Castro en 1992, los cubanos empezamos a hablar con soltura del desmerengamiento
Despu¨¦s de muchas vueltas hemos concluido que no podemos tener tan mala memoria. Y que tendr¨ªamos que acordarnos todos de ese d¨ªa. A menos que, efectivamente, el muro de Berl¨ªn nunca hubiera ca¨ªdo para los cubanos o ¨Cy esta es mi teor¨ªa¨C se fuera derrumbando a peque?os trozos a lo largo de tres a?os, los que transcurrieron entre 1989 y 1992 cuando un d¨ªa de diciembre, en otro discurso memorable, el ¨²nico que pod¨ªa nombrar las cosas verbalizara el estado de la cuesti¨®n y metiera la ca¨ªda del Muro, y la de los reg¨ªmenes en Checoslovaquia, en Rumania y Polonia en un mismo pack y en una frase brillante que los cubanos llevamos grabada en la hip¨®fisis. Y cito: ¡°Toda esta tr¨¢gica situaci¨®n del desmerengamiento del campo socialista¡±. Desde entonces, los cubanos empezamos a hablar con gracia y soltura del desmerengamiento. En ese concepto entraba, tres a?os despu¨¦s, la ca¨ªda del Muro.
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