Prada, China y el ¡°halago¡± de la copia
Una exposici¨®n en Nueva York recorre la historia de la falsificaci¨®n en la moda: desde Coco Chanel, que pensaba que el plagio era un indicador de popularidad, hasta las inspiraciones de Zara
La crisis ha propiciado el crecimiento del mercado de las copias, que actualmente mueve unos 600.000 millones de euros, seg¨²n datos de la de la Asociaci¨®n Mundial de Consumidores (WCO). El poder social de la marca es tal que, en lugar de dejar de comprarlas, muchos optan por adquirir su versi¨®n falsificada. Pero nada de esto en nuevo. Con el nacimiento de la etiqueta, naci¨® tambi¨¦n su plagio.
Charles Fr¨¦d¨¦ric Worth, considerado el primer dise?ador en sentido estricto precisamente por a?adir su firma a los vestidos que confeccionaba, fue as¨ª mismo el primero en ver c¨®mo otros reproduc¨ªan patrones, prendas, y por supuesto etiquetas, para venderlos a precios mucho menores. Con un vestido de Worth de 1903, al lado de su correspondiente r¨¦plica, comienza la exposici¨®n Faking it: Original, copies and counterfeit (Fingi¨¦ndolo: originales, copias y falsificaciones), que acaba de inaugurar el museo del neoyorquino Fashion Institute of Technology. Una peculiar muestra que recorre las distintas formas de copiar que se han dado en el ¨²ltimo siglo. Porque a medida que la moda iba ganando popularidad, el arte de la falsificaci¨®n se iba sofisticando.
La edad dorada de la Alta Costura se convirti¨® a su vez en la edad dorada de la copia
La edad dorada de la Alta Costura se convirti¨® a su vez en la edad dorada de la copia. Los couturiers financiaban gran parte de su negocio vendiendo licencias de reproducci¨®n a los grandes almacenes norteamericanos. Esto, obviamente, supuso que algunos comerciantes se lanzaran a plagiar piezas de Chanel, Poiret o Lanvin sin ning¨²n acuerdo legal de por medio. ¡°La industria de la moda americana se abasteci¨® enormemente de copiar los dise?os originales que ven¨ªan de Par¨ªs¡±, apunta Julie Zerbo, autora de la web The Fashion Law, referencia en el ¨¢mbito del dise?o y la propiedad intelectual.
En la exposici¨®n se exhiben decenas de originales y versiones id¨¦nticas que solo difieren en la calidad, en la confecci¨®n y, por supuesto, en el precio. Desde Francia se tomaron medidas: Balenciaga o Givenchy decidieron salirse del calendario de desfiles para evitar filtraciones de periodistas y Vionnet , entre otras firmas, comenz¨® a sellar sus creaciones con su propia huella dactilar. Fue in¨²til; en la muestra se puede presenciar un vestido de la dise?adora al lado de su gemelo fraudulento.
Dice el refr¨¢n que la copia es el mejor de los halagos, una m¨¢xima en la que creyeron y creen algunos dise?adores. Coco Chanel, que ocupa un puesto de honor en esta exposici¨®n, no se opon¨ªa las miles de r¨¦plicas que se realizaron de sus famosos trajes de chaqueta. Pensaba que, antes que un fraude, eran un indicador de su popularidad y una curiosa aunque efectiva estrategia publicitaria.
¡°Creo que fue Chanel la que dijo que si eras original, te prepararas para ser copiado. ?Me encanta ver los escaparates de Zara con mi ropa mezclada con la de C¨¦line y Proenza Schouler!¡±, declaraba recientemente Olivier Rousteing, director creativo de Balmain. A C¨¦line, sin embargo, no le hace tanta gracia; recientemente embarg¨® las im¨¢genes de su colecci¨®n resort para evitar reproducciones aceleradas. De nuevo, result¨® in¨²til. Uno de sus prendas tambi¨¦n tiene cabida en la muestra junto a otra de Zara. No son iguales, pero el parecido es evidente.
¡°Desde que explotara este mercado, poco ha cambiado. Existe el mito entre los dise?adores de que no hay cobertura legal que proteja de las copias y no es cierto, la hay. Sin embargo, las prendas y los accesorios son objetos de utilidad, y no tienen una cobertura completa de la propiedad intelectual¡±, explica Zerbo. La inspiraci¨®n dista mucho de ser una falsificaci¨®n, ¡°y la gran distribuci¨®n se escuda en el vac¨ªo legal que existe en t¨¦rminos de copyright¡±, a?ade. Aunque hay demandas que han llegado a buen puerto, los dise?adores se plantean soluciones propias para amortiguar los da?os. La primera, seg¨²n plantea la exposici¨®n, fue el lanzamiento de segundas l¨ªneas de producto m¨¢s asequibles, como Versus (Versace) o Miu Miu (Prada). La segunda es unirse al enemigo firmando colaboraciones con las cadenas de bajo coste.
La copia perpetrada desde casa lucha contra la r¨¦plica confeccionada en el mercado negro y, sobre todo, contra las inspiraciones que llenan los percheros de las tiendas de gran distribuci¨®n. Pero estos son tiempos contradictorios; de proliferaci¨®n de marcas y de convulsiones financieras. El deseo de definirse a trav¨¦s de logos y firmas crece a medida que disminuye el poder adquisitivo. Eso explica el ¨¦xito de marcas como Brian Lichtenberg, basadas en reformular a golpe de iron¨ªa (y con precios mucho menores) los emblemas de las casas de moda m¨¢s famosas. De Herm¨¨s a Homies y de Comme des Gar?ons a Commes des Fuckdowns. La l¨ªnea entre la broma y la copia no est¨¢ demasiado clara a este respecto. ¡°La parodia no est¨¢ legalmente definida. En mi opini¨®n, al definir estas prendas como ir¨®nicas de forma autom¨¢tica, los medios les est¨¢n haciendo un gran favor publicitario, cuando en realidad pueden estar infringiendo ciertas normas de propiedad intelectual¡±, argumenta Zerbo. Saint Laurent Par¨ªs orden¨® la retirada de una l¨ªnea de camisetas que llevaban impreso el mensaje ¡°Ain¡¯t Laurent¡± en el frontal pero, salvo excepciones, casi ninguna de estas firmas ha denunciado a las empresas que se lucran caricaturiz¨¢ndolas La tendencia se impone. Hasta Moschino, en su ¨²ltima colecci¨®n masculina, decor¨® las prendas con logos inspirados en Louis Vuitton o Herm¨¨s. ?La antesala, quiz¨¢s, a un nuevo periodo de logoman¨ªa?
¡°Hoy el branding lo ocupa todo y la logoman¨ªa es uno de sus fen¨®menos recurrentes de la moda¡±, opina Zerbo. Eso s¨ª, su vuelta tendr¨¢ que plantear nuevas estrategias de exhibici¨®n y, sobre todo, de protecci¨®n. Si algo demuestra el FIT con su exposici¨®n es que la copia es tan inherente a esta industria como lo son los propios dise?os.
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