Chic latino

A m¨ª me gusta ac¨¢: me gusta vivir en Am¨¦rica Latina, este lugar que sol¨ªa reducirse a lugares comunes que rimaban con violencia y conflicto y del que, ahora, se dice que es ¡°lo que viene¡±. Todos los d¨ªas aparecen art¨ªculos que alaban lo bien que lo estamos haciendo, lo talentosos que son nuestros escritores, lo saludable que es la democracia que nos tapiza, lo divina que es nuestra juventud. La noche de nuestras ciudades ya no es un descenso a los infiernos sino una alfombra m¨¢gica que se narra en las revistas con una ¨¦pica glamorosa salpicada de martinis. Somos el futuro: de pronto, ser latinoamericano es cool.Yo me pregunto qu¨¦ parte de la pel¨ªcula me perd¨ª. Porque, con perd¨®n, este sigue siendo el territorio donde una rica dama mexicana que se muda a Inglaterra le puede decir a otra, sin inmutarse, que se lleva, para el servicio dom¨¦stico, a ¡°mi mexicana¡±, como quien dice ¡°mi licuadora¡± (y como si ella misma no fuera mexicana). El territorio donde el transporte p¨²blico ofrece a sus pasajeros la misma dignidad que una jaula a un pollo (y que, a menudo, los masacra con id¨¦ntica delicadeza). Donde, seg¨²n los informes PISA, a?o tras a?o se retrocede en t¨¦rminos educativos. Donde desaparecen 43 estudiantes sin mucha consecuencia mientras el presidente del pa¨ªs donde desaparecen propone a sus ciudadanos ¡°superar¡± lo sucedido dando ¡°un paso hacia adelante¡±. Donde campea la mayor desigualdad del planeta. Donde los ni?os gotean en ¨¦xodo sangriento hacia Estados Unidos. Donde la legislaci¨®n sobre el aborto atrasa d¨¦cadas. Es verdad: hablamos un espa?ol rico, tenemos escritores incre¨ªbles, vivimos en democracia, sabemos qui¨¦n es Louise Bourgeois. Pero los cantos de sirena, por sibilinos o por c¨¢ndidos, son peligrosos: no se pasa de ser un desastre a estar de moda sin romperse los dientes contra un severo da?o colateral.

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