Buen discurso, pero...
Felipe VI aborda la necesidad de cambios y trata con decisi¨®n la crisis, la corrupci¨®n y Catalu?a
Felipe VI convenci¨® en su primer discurso de Navidad como rey. Sin florituras ni moralina, el Monarca abord¨® los grandes problemas del pa¨ªs (crisis, corrupci¨®n y Catalu?a) aportando un punto de vista certero y concreto. Llam¨® a las cosas por su nombre ¡ªcon una excepci¨®n, el de la infanta Cristina¡ª y concluy¨® con un mensaje de esperanza en el futuro de Espa?a. Esas fueron las tres palabras m¨¢s utilizadas en su intervenci¨®n: esperanza, futuro y Espa?a.
En su mensaje (12 minutos y 38 segundos) tras apenas seis meses de reinado, Felipe VI habl¨® con energ¨ªa y decisi¨®n de lo que acontece a nuestro pa¨ªs: 1.643 palabras para hacer el diagn¨®stico, exponer su visi¨®n del camino a seguir y lanzar un mensaje positivo y de ¨¢nimo. Es un gran detalle que extendiera la felicitaci¨®n en las cuatro lenguas oficiales de Espa?a.
El Rey sintetiz¨® as¨ª una aut¨¦ntica declaraci¨®n de intenciones: ¡°Regenerar la vida pol¨ªtica, recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, garantizar nuestro Estado del bienestar y preservar nuestra unidad desde la pluralidad son nuestros grandes retos¡±. Y entr¨® en las tres ces que m¨¢s preocupan: corrupci¨®n pol¨ªtica, crisis econ¨®mica y Catalu?a.
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Respecto a la corrupci¨®n, es de agradecer la contundencia. Es una l¨ªnea de actuaci¨®n que marc¨® m¨¢s t¨ªmidamente en su discurso de proclamaci¨®n, continu¨® con m¨¢s profundidad en el de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias y ha remachado con fuerza ahora. ¡°Necesitamos una profunda regeneraci¨®n de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupci¨®n es un objetivo irrenunciable¡±. El Rey se identific¨® con los ciudadanos al decir que necesitan estar seguros de sus gobernantes y sus instituciones. Sin pronunciar la palabra justicia, insisti¨® con firmeza en que hay que ¡°cortar de ra¨ªz y sin contemplaciones la corrupci¨®n¡±. Buena aproximaci¨®n a lo que los espa?oles consideran el segundo problema nacional. Unas palabras en este apartado sobre el procesamiento de su hermana, que no es un problema familiar sino un serio percance para la Corona y una grave preocupaci¨®n para Espa?a, hubieran hecho su intervenci¨®n mucho m¨¢s convincente.
Abord¨® despu¨¦s la crisis en la l¨ªnea habitual en ¨¦l, heredada de su padre, el rey Juan Carlos. Don Felipe constat¨® la mejora de las magnitudes macroecon¨®micas, pero insisti¨® en que los ¨ªndices de desempleo son todav¨ªa inaceptables y ¡°frustran las expectativas de nuestros j¨®venes y de muchos hombres y mujeres que llevan tiempo en el paro¡±. La Corona alude habitualmente a los que m¨¢s sufren y ha defendido una econom¨ªa al servicio de las personas; en esta ocasi¨®n, el Rey ha querido defender expl¨ªcitamente que hay que seguir garantizando el Estado del bienestar, algo muy loable en los tiempos que corren.
Catalu?a fue el tercer asunto y lo trat¨® con cari?o hacia los catalanes y referencia a los sentimientos, pero defendiendo firmemente el esp¨ªritu constitucional (cit¨® cuatro veces la palabra Constituci¨®n). ¡°Lo que hace de Espa?a una naci¨®n con una fuerza ¨²nica es la suma de nuestras diferencias¡±, afirm¨®. Ese es el esp¨ªritu de Felipe VI que ha demostrado durante a?os como Pr¨ªncipe de Girona y que ha ratificado ahora: firmeza en la defensa de la unidad nacional y llamamiento a construir entre todos un marco de entendimiento.
En la recta final, adem¨¢s de enviar un mensaje de esperanza, el Rey abri¨® la puerta, como ya hizo su padre hace un a?o, a ¡°poner al d¨ªa y actualizar el funcionamiento de nuestra sociedad democr¨¢tica¡±. Sin ser tan expl¨ªcito como en los otros asuntos, don Felipe recogi¨® as¨ª el deseo de muchos espa?oles de reformar las normas de convivencia que rigen nuestro pa¨ªs. O, dicho de otra manera, la posibilidad de iniciar un proceso constituyente capaz de mejorar la Constituci¨®n y adaptarla a los nuevos tiempos. Ese es, sin duda, uno de los retos a los que se enfrenta Espa?a en 2015.
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