Hait¨ª: Resurgir de entre los escombros
Las autoridades haitianas deben garantizar que todos los que perdieron sus hogares en el terremoto de hace cinco a?os y todos cuantos viven en la pobreza tengan acceso a un vivenda digna
Han pasado cinco a?os desde aquella terrible tarde de martes en la que, en cuesti¨®n de segundos, un terremoto de intensidad 7,3 en la escala de Richter llev¨® a Hait¨ª al borde del colapso. Poco despu¨¦s, el mundo entero asisti¨® en los informativos a una sucesi¨®n de impactantes im¨¢genes del desastre, desde las fr¨¢giles chozas que se desplomaron como castillos de naipes, llev¨¢ndose muchas vidas consigo, hasta ocasionales momentos de alegr¨ªa cuando alguien era rescatado con vida de la trampa en que se hab¨ªa convertido su hogar.
En los d¨ªas y semanas posteriores al se¨ªsmo, a medida que la maquinaria de la solidaridad internacional se pon¨ªa en marcha, se recaudaron miles de millones en donaciones y los organismos humanitarios de todo el mundo enviaron ayuda y personal de apoyo. El terremoto dej¨® sin hogar a dos millones de personas, muchas de las cuales se cobijaron en campamentos temporales subvencionados con ayuda exterior.
Una vez superada la conmoci¨®n inicial y concluidas las operaciones inmediatas de salvamento, los dirigentes de Hait¨ª y los donantes internacionales comenzaron a sembrar la idea de que el proceso de reconstrucci¨®n podr¨ªa ser una oportunidad para hacer borr¨®n y cuenta nueva. La frase "reconstruir mejor" se convirti¨® en el lema de una filosof¨ªa basada en la esperanza de que la recuperaci¨®n, en vez de suponer un regreso a las precarias condiciones de vida y a las casas desvencijadas que hicieron a la poblaci¨®n tan vulnerable al terremoto, pudiera llegar m¨¢s lejos.
Animada por este clima de esperanza, Amnist¨ªa Internacional comenz¨® a hacer campa?a junto con las organizaciones haitianas de derechos humanos para luchar por el derecho a una vivienda adecuada en Hait¨ª. En el marco de esta campa?a, hoy presentamos un nuevo informe titulado "15 minutes to leave" - Denial of the right to adequate housing in post-quake Haiti.
Los pa¨ªses que aportaron ayuda humanitaria tienen que? ayudar a las autoridades de Hait¨ª a invertir los fondos en verdaderas prioridades
As¨ª pues, cinco a?os despu¨¦s, ?cu¨¢l es el balance de la situaci¨®n?
Si medimos el ¨¦xito en funci¨®n de la cantidad de campamentos de desplazados que se han cerrado, como hace el gobierno de Hait¨ª, el resultado es impresionante: su n¨²mero ha disminuido en m¨¢s de un 90% desde 2010.
No obstante, si nos fijamos en las circunstancias de sus antiguos residentes, el panorama es mucho menos alentador. Seg¨²n algunas fuentes, m¨¢s del 12% han sido expulsados y desalojados forzosamente, y la cifra real podr¨ªa ser mucho m¨¢s alta.
Un 32% de los antiguos residentes tuvo mejor suerte y recibi¨® subsidios para alquilar una vivienda de su elecci¨®n durante un a?o. Sin embargo, estas personas tambi¨¦n se enfrentan a grandes desaf¨ªos a la hora de permanecer en sus hogares; una vez que dejan de recibir la subvenci¨®n, muchas no tienen m¨¢s opci¨®n que mudarse de nuevo a una infravivienda.
De hecho, menos del 20% del parque de viviendas que se ha puesto a disposici¨®n de los afectados est¨¢ formado por viviendas permanentes reparadas, reconstruidas o edificadas desde cero y que podr¨ªan considerarse adecuadas a largo plazo. Al contrario, se han favorecido los "parches" y las soluciones cortoplacistas, como la construcci¨®n de estructuras temporales de madera, que resultan v¨¢lidas como respuesta de emergencia ante una crisis, pero no est¨¢n dise?adas para usarse m¨¢s all¨¢ de unos pocos a?os.
La situaci¨®n resulta a¨²n m¨¢s desalentadora si tenemos en cuenta que la mayor¨ªa de estas soluciones a largo plazo se ha destinado a quienes ya pose¨ªan tierras o una vivienda antes del desastre. Los haitianos m¨¢s desfavorecidos, que ya viv¨ªan en la miseria antes del terremoto, siguen abandonados a su suerte.
V¨¦ase, por ejemplo, el caso de Jacqueline. El terremoto destruy¨® la casa en la que viv¨ªa de alquiler, de modo que se refugi¨® en uno de los muchos campamentos improvisados que surgieron en Puerto Pr¨ªncipe. Diez meses despu¨¦s del se¨ªsmo, decidi¨® abandonar el campo de desplazados para huir de la masificaci¨®n y la inseguridad, que hab¨ªan alcanzado niveles intolerables. As¨ª pues, recogi¨® las lonas y dem¨¢s art¨ªculos que le hab¨ªan proporcionado los organismos humanitarios y se traslad¨® a una zona de las afueras llamada Cana¨¢n, al norte de la capital.
Cana¨¢n parec¨ªa una buena elecci¨®n: unos meses despu¨¦s del desastre, el entonces presidente hab¨ªa expresado su intenci¨®n de expropiar este amplio terreno en aras del inter¨¦s nacional. Al igual que miles de personas, Jacqueline pens¨® que el Estado invertir¨ªa en Cana¨¢n y lo convertir¨ªa en un lugar seguro donde empezar a reconstruir su vida.
Sin embargo, se equivoc¨®: el Estado no solo no proporcion¨® ninguna ayuda para edificar viviendas seguras y adecuadas, sino que tampoco lleg¨® a finalizar el proceso de expropiaci¨®n, por lo que los residentes del campo tuvieron que hacer frente a personas que afirmaban ser due?as de las tierras y que intentaron desalojar a muchos de ellos por la fuerza.
"En enero de 2014, la polic¨ªa vino acompa?ada de hombres armados y empez¨® a destruir varios refugios de nuestro sector, Village Gr?ce de Dieu. El m¨ªo se libr¨®, pero varias familias volvieron a quedarse sin nada, y hoy en d¨ªa seguimos estando amenazados", me explic¨® Jacqueline.
Cuando conoc¨ª a Jacqueline, en septiembre de 2014, viv¨ªa en una casa de cemento a medio construir, sin electricidad y con un agujero en el exterior que hac¨ªa las veces de retrete. El aire estaba reseco y la tierra ten¨ªa un alto nivel de salinidad. Adem¨¢s, ten¨ªa que comprar y transportar ella misma el agua potable. No obstante, segu¨ªa haciendo todo lo posible por salir adelante.
"Nos gustar¨ªa quedarnos en este lugar y contar con el apoyo del Estado para tener agua y electricidad, y construir escuelas y un hospital", me explic¨® Jacqueline. "El Estado deber¨ªa ayudarnos [a construir] mejores casas... Sin el Estado, no podemos vivir bien".
Las autoridades haitianas deben convertir la vivienda en una de sus prioridades. Es preciso que tomen de una vez medidas a largo plazo para garantizar que todos los que perdieron sus hogares en el terremoto y todos cuantos viven en la pobreza tengan acceso a viviendas asequibles y adecuadas.
La comunidad internacional tambi¨¦n tiene una labor muy importante. Los mismos pa¨ªses que unieron sus fuerzas para aportar ayuda humanitaria y miles de millones en fondos para la recuperaci¨®n tienen ahora la responsabilidad de ayudar a las autoridades de Hait¨ª a invertir estos fondos en verdaderas prioridades. Un parque de viviendas adecuado es, sin duda, una de las m¨¢s importantes.
Los gobiernos deben intensificar sus esfuerzos para asegurarse de que todas las iniciativas de reconstrucci¨®n y recuperaci¨®n que apoyan sean sostenibles y acordes a las necesidades de la poblaci¨®n, especialmente de los m¨¢s vulnerables. Tambi¨¦n deben asegurarse de que estas iniciativas no ocasionen desalojos forzosos, ya sea de forma directa o indirecta.
Tras el terremoto, la filosof¨ªa generalizada de "reconstruir mejor" llev¨® a muchos a pensar que Hait¨ª resurgir¨ªa con m¨¢s fuerza de entre los escombros. Es hora de que las autoridades haitianas y la comunidad internacional ayuden a convertir el polvo y los cascotes en hogares, y de que el derecho a una vivienda adecuada se convierta en una realidad para todos en Hait¨ª.
Chiara Liguori es investigadora de Amnist¨ªa Internacional sobre el Caribe.
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