Viaje al hotel de los artistas
Hace tres a?os naci¨® el Art Peace Hotel, una residencia para creadores noveles de todas las disciplinas en la que desarrollar su obra libremente. Una muestra en Shangh¨¢i, ¡®Face & Traces¡¯, re¨²ne 139 obras de artistas de 34 pa¨ªses.
Sof¨ªa Ortiz (M¨¦xico DF, 1988) guard¨® sus pertenencias y los dibujos de zoolog¨ªa que constituyen la base de su trabajo en dos maletas. A finales de octubre abandon¨® a su novio, su familia y su departamento en M¨¦xico DF. Ya hab¨ªa realizado m¨¢steres en Londres y en Colombia, pero esta vez tocaba empezar una nueva vida en ?Shangh¨¢i como alumna becada del Arte Peace Hotel de Swatch, una residencia para artistas donde pasar¨¢ seis meses desarrollando su obra junto a otros 17. Como el resto de los residentes, Sof¨ªa Ortiz canaliz¨® su solicitud de admisi¨®n a trav¨¦s de Internet y fue seleccionada por un comit¨¦ del que, adem¨¢s de ejecutivos de diversas empresas, forman parte George Clooney y Fran?ois Henry Pinault. Su primera impresi¨®n nada m¨¢s aterrizar en China fue que acababa de dejar una jungla para sumergirse en otra. Desde la ventanilla del taxi contempl¨® un ¡°atasco de gr¨²as¡± como no hab¨ªa encontrado antes en ninguna otra urbe. ?¡°Shangh¨¢i me pareci¨® una ciudad donde el violeta el¨¦ctrico y el blanco se combinan como met¨¢fora de una ciudad donde no hay l¨ªmites, ni en la construcci¨®n desaforada ni en el control del medio ambiente¡±, cuenta en su habitaci¨®n de la capital econ¨®mica de China.
Ya el primer d¨ªa, tras un desayuno con los otros artistas, sali¨® a pasear y en una de esas tiendas que pueblan la ciudad, donde lo mismo se encuentra un tornillo para una lavadora que una pieza para una bicicleta, se compr¨® un microscopio con el que arrancar su obra asi¨¢tica. Investiga con bayas, un grillo y una cochinilla que captur¨® en el muelle de esta megal¨®polis de 24 millones de habitantes. Sof¨ªa nunca dise?a los cuadros a priori, eso ser¨ªa como enfrentarse a la p¨¢gina en blanco. Se va autogenerando. Empieza por dibujos, como peces, esponjas, lagartijas y reptiles realizados a l¨¢piz que cuelgan de las paredes, y de ah¨ª se derivan despu¨¦s sus acuarelas. Sof¨ªa luce minifalda, botas de media ca?a y algo de r¨ªmel en las pesta?as. Esta ma?ana de noviembre se celebra una jornada de puertas abiertas en la residencia.
Los actos relevantes en China suelen comenzar cortando la tradicional cinta. Un rito del que no prescindi¨® la inauguraci¨®n de la muestra Faces & Traces en la que se exhibe parte de la colecci¨®n del centro y a la que El Pa¨ªs Semanal acude como invitado de la firma. Las obras de 139 artistas de 34 pa¨ªses y de 18 disciplinas se exponen hasta finales de enero. Por norma, cada creador debe dejar ¡°un rastro¡± de su trabajo en la residencia. En la muestra manda la pintura, seguida de esculturas, dibujos, fotograf¨ªas, v¨ªdeos, piezas musicales, textos manuscritos, performances, baile y hasta teatro. Se trata, en muchos casos, de piezas decorativas y rompedoras, pero sin activismos marcados. La muestra se exhibe en una de las plantas del edificio, construido a principios del siglo pasado como un hotel y situado en Nanjins Road, una de la arter¨ªas que vertebra la vida de la capital, junto al imponente skyline del distrito de negocios que exhibe la pujanza China. El edificio permaneci¨® abandonado durante los a?os de la revoluci¨®n mao¨ªsta, aunque se salv¨® de la destrucci¨®n que acompa?¨® todo lo que se consideraba burgu¨¦s. Fue descubierto durante un paseo por la ciudad por el presidente del grupo Swatch, Nick Hayek: ¡°El edificio me habl¨®¡±, asegura. En aquellas paredes hab¨ªa espacio suficiente para crear un centro dedicado al arte contempor¨¢neo en el que desarrollar ideas, el sitio perfecto para ejecutar el proyecto que llevaba tiempo madurando, basado en la idea de sacar el arte a la calle para acercarlo a la gente. Fue reconstruido manteniendo la estructura inicial. Combina las vidrieras originales de las ventanas y el ladrillo visto de las paredes con una decoraci¨®n funcional a base de madera en la que quedan al descubierto vigas y tuber¨ªas.
Bajo el capitalismo de Estado emergen tambi¨¦n nuevas galer¨ªas donde los artistas m¨¢s innovadores muestran sus obras para un mercado donde mandan los coleccionistas
Del hueco de la escalera que da acceso al edificio cuelgan ahora letras chinas que transmiten prosperidad, paz, felicidad y fortuna. Una combinaci¨®n de todo lo que buscaba Chiara Luzzana (Roma, 1980), compositora de m¨²sica urbana, cuando lleg¨® hace seis meses al centro. Lleva una de las sienes rapadas, se adorna con muchos tatuajes y presume de ser capaz de escuchar el sonido de una l¨¢grima. Tras seis meses en la residencia, se despide del centro con un v¨ªdeo sobre la ciudad y una banda sonora que ameniza la fiesta de inauguraci¨®n de la muestra. Su jornada laboral arrancaba con las primeras luces del d¨ªa, cuando se lanzaba a la calle cargada con auricu?lares, micr¨®fono y grabadora. ¡°Mucha gente me mira como si fuera un alien¨ªgena, pero estoy acostumbrada¡±, cuenta. En ocasiones pasa horas sentada junto a un r¨ªo o bajo un frondoso ¨¢rbol, pero aguanta estoica rastreando el sonido de los objetos. Con el material recogido vuelve al estudio y comienza otro proceso. ¡°Ning¨²n sonido se escucha igual que como ha sido antes. Cada d¨ªa pongo un nuevo ladrillo en la construcci¨®n de mi obra¡±, a?ade. Compagina la composici¨®n con el v¨ªdeo y a veces recurre a la imagen para explicar mejor los sonidos. Los primeros d¨ªas de estancia apenas pod¨ªa conciliar el sue?o, se despertaba sobresaltada. Como artista, quer¨ªa distanciarse de su trabajo anterior en Italia y empezar otra etapa. Posee estudios de m¨²sica, toca el piano y el viol¨ªn, y cuando lo necesita crea sus propios instrumentos. Sus composiciones suenan a electr¨®nico avanzado. Necesita el silencio tanto como el ruido. Ahora que ha concluido este proyecto, que naci¨® ¡°con fecha de caducidad¡±, se siente feliz, aunque reconoce que se marcha de la capital china sin encontrar la paz que buscaba.
La inauguraci¨®n de Faces & Traces incluye muestras callejeras donde los artistas realizan su trabajo a la vista del p¨²blico en el Bund, nombre del barrio colonial y del paseo a lo largo del r¨ªo Pudong. Una escultura del camarada Mao preside el malec¨®n, pero los miles de asi¨¢ticos que, tel¨¦fono m¨®vil en mano, pasean por la zona apenas reparan en su presencia. Para ilustrar los millones de selfies buscan como fondo la torre de comunicaci¨®n de la ciudad, con sus neones de colores y los cargueros navegando casi al alcance de la mano del turista. Desde su origen, la compa?¨ªa relojera suiza ha estado vinculada al mundo del arte: ¡°El lienzo m¨¢s peque?o se lleva en la mu?eca¡±, suele decir su presidente. Su tarea como mecenas art¨ªstico y su filosof¨ªa de convertir el lujo en el arte de la vida se compaginan con la apertura de tiendas (en el ¨²ltimo a?o se han inaugurado m¨¢s de un centenar) en uno de los mercados m¨¢s pujantes de Asia. Los principales consumidores de lujo son los pa¨ªses emergentes; muchos de los flamantes millonarios chinos no conocieron la Revoluci¨®n Cultural, pero la nueva cultura asi¨¢tica no se entiende sin consumo.
Ahora, las firmas del sector copan los principales escaparates y en la calle, atestada de gente casi a cualquier hora, vendedores asaltan al visitante con muestrarios, falsos pero muy bien conseguidos, de los ¨²ltimos dise?os de bolsos Vuitton. Bajo el capitalismo tutelado actual emergen tambi¨¦n nuevas galer¨ªas donde los artistas m¨¢s innovadores muestran sus obras para un mercado controlado por los coleccionistas. La recuperaci¨®n del pasado art¨ªstico, anta?o prohibido por el r¨¦gimen comunista, surge tambi¨¦n t¨ªmidamente en un palacete casi abandonado, con goteras y sin apenas luz, en el que se exhiben delicadas piezas de bronce que representan escenas cotidianas y que durante a?os permanecieron ocultas para evitar su destrucci¨®n.
La filosof¨ªa del Art Peace Hotel no persigue descubrir nuevos valores, sino facilitar el trabajo de los creadores. Algunos de los artistas disponen de agentes o galer¨ªas en las que han empezado a exponer su obra, pero otros apenas comienzan su andadura. Alojados de tres a seis meses conviven 18 artistas de diferentes disciplinas procedentes de todo el mundo, incluida China, durante cada etapa. La convivencia facilita el intercambio de ideas y, en ocasiones, el amor. Adem¨¢s de ligues puntuales y con frecuencia multiculturales, se cuenta el caso de dos artistas europeos, como Victoria Knights y Josep Sobel, que emprendieron una vida en com¨²n al abandonar China y cuya obra se expone ahora en la muestra de manera conjunta. Entre los becados no todo es armon¨ªa. Las diferencias surgen en el modo de enfocar el trabajo. Est¨¢n los partidarios de aprovechar la experiencia sacando todo el partido posible a la beca, pero tambi¨¦n los que optan por centrarse a tope en la vida nocturna. Cuesti¨®n de gustos. Cada ma?ana, los artistas desayunan juntos en el comedor, compran su propia comida y disponen del resto de la jornada para trabajar sobre sus proyectos, vinculados por norma a la ciudad de Shangh¨¢i. En la pizarra del comedor alguien ha escrito ¡°me siento muy solo¡±. La huella de los creadores se percibe a cada paso, como la seda pintada a mano que tapiza la pared de una habitaci¨®n; las flores de croch¨¦ de colores, protegidas en vitrinas de cristal que parecen crecer al lado de la ventana, obra del australiano Thomas C. Chung, y el laberinto que el artista de 80 a?os Ted Scapa dibuj¨® en 2011 cuando se inaugur¨® el centro.
Adem¨¢s de las luminosas habitaciones, los residentes disponen de talleres si lo precisan. Fue el caso de Paolo Cavinato (Mantua, 1975), que esta ma?ana mira nervioso a los visitantes que admiran su obra, una escultura de dimensiones considerables marcada por la proporci¨®n y la simetr¨ªa. La madera para inmortalizar su creaci¨®n, una especie de habitaci¨®n construida a base de ventanas que van disminuyendo a medida que se avanza hacia el interior y que ha esculpido con un c¨²ter, la adquiri¨® en las calles de Shangh¨¢i. El reciclaje forma parte de una obra que simboliza su visi¨®n de una ciudad llena de barreras y en la que a primera vista todo parece muy moderno y sin embargo, al adentrarse en ella, descubre graves problemas de comunicaci¨®n. Lleg¨® hace seis meses, al poco de enterrar a su madre y con un estado an¨ªmico muy marcado por la tristeza. Hu¨ªa tambi¨¦n de la ¡°deprimente¡± situaci¨®n pol¨ªtica de Italia. ¡°Me he refugiado en este espacio ¨ªntimo del exterior de la ciudad, aunque en mis emociones han influido muchos elementos de la arquitectura y el dise?o que he ido encontrando a medida que avanzaban los d¨ªas¡±. Para trabajar prefiere la m¨²sica de Radiohead, pero en Shangh¨¢i ha descubierto el guquin, un instrumento de 12 cuerdas que se usa para la meditaci¨®n y que ha incorporado a su obra.
Licenciado en arquitectura, Cavinato empez¨® a trabajar a los 11 a?os en la factor¨ªa que posee su padre en Mantua, ciudad a la que regresa ahora cargado de inspiraci¨®n y con la mente m¨¢s abierta. Su vida volver¨¢ a transcurrir entre Italia y Copenhague, donde vive su novia, tambi¨¦n artista. Se define como especialista en el espacio y en la perspectiva: ¡°Me gusta trabajar lo abstracto, que es la frontera entre el espacio finito y el infinito¡±. Su curr¨ªculo expositivo abarca las ciudades m¨¢s importantes del mundo del arte. Cavinato ha encontrado un galerista chino y el a?o pr¨®ximo regresar¨¢ con nuevas piezas a la capital. No cree que resulte f¨¢cil el regreso a Italia: ¡°Siento que he estado seis meses en una sala de espera y que ahora vuelvo a la realidad¡±.
T¨ªmido e introvertido, Cavinato ha construido su mundo en la residencia en torno a la colonia italiana. Sus recetas de pasta han hecho las delicias de Yi Ling Juliana Ong (Singapur, 1983), una dibujante de origen chino que se alojaba en la misma planta. ¡°Con ellos he encontrado a mi familia italiana¡±, se?ala Yi Ling. Su estancia en la residencia ha trastocado su vida. Considera insuficiente el tiempo transcurrido en el centro y ha pedido una moratoria de 10 semanas porque, dice, no ha podido concluir su trabajo. Mantiene abiertos tres proyectos y los tres est¨¢n representados en las paredes de su cuarto: el primero, sobre los grafitis que ha encontrado en lugares perdidos de la ciudad y que representan nombres y c¨¢lculos matem¨¢ticos. El descubrimiento de esas notas ha funcionado como el nexo de uni¨®n con sus antepasados chinos. Cuando su abuelo materno se traslad¨® a Singapur, donde su familia pose¨ªa un negocio, ten¨ªa por costumbre pintar en las paredes esas mismas notas que ahora ha fotografiado en las afueras de Shangh¨¢i, donde todav¨ªa quedan algunas casas bajas y gente que vive del campo. El segundo de sus proyectos y por el que fue seleccionada como artista se basa en las caras del arte chino que ya ha dibujado en jarras, caballos y figuras cotidianas; y el tercero, sus dibujos abstractos, una especie de laberintos que realiza de forma instintiva con l¨¢piz o rotulador en papel antes de plasmarlos sobre tela.
Yi Ling, como los m¨¢s de doscientos artistas que han pasado a lo largo de tres a?os por este centro de creaci¨®n, seguramente han enriquecido su visi¨®n art¨ªstica y contribuido a acercar el arte a la calle.
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