D¨¦ficit
Los enfermos de hepatitis C, entre otros, son ahora mismo la carnaza que hay que echar cada d¨ªa a la industria farmac¨¦utica para calmar su sed de plusval¨ªa
El tama?o de las cosas. El del Estado, por ejemplo. Si le preguntas a Rajoy, te dir¨¢ que debe ser lo suficientemente grande como para atender a las necesidades de la banca corrupta, pero no tanto como para abrir los o¨ªdos a las demandas de los enfermos de hepatitis C. Como cualquiera entiende, eso es un contradi¨®s, porque lo que nos tendr¨ªamos que gastar en Sovaldi, comparado con lo que se han llevado los bancos, es pura calderilla. De lo que se han llevado, por cierto, cabe deducir que aqu¨ª ten¨ªamos hasta hace cuatro d¨ªas un pedazo de Estado que entre unos y otros han dejado en los huesos. No hay m¨¢s que ir recopilando lo que se llev¨® este de la caja porque s¨ª; aqu¨¦l, por la indemnizaci¨®n; el de m¨¢s all¨¢, por si las moscas¡ Ponemos todas las cifras, una debajo de la otra, en forma de columna, rematamos su base con una rayita horizontal y empezamos a contar con los dedos. Ver¨¢n ustedes, sale una fortuna, y eso dejando fuera los aeropuertos in¨²tiles, los apeaderos intempestivos y la evasi¨®n fiscal legalizada. Sale dinero como para construirse un Estado con vistas al mar. Habr¨ªa que averiguar con medios contables m¨¢s precisos el porcentaje exacto en el que nos hemos reducido y analizar la forma en que se ha administrado esa disminuci¨®n. Pero as¨ª como se puede hacer la cuenta de la vieja de lo que nos han robado, se puede hacer de lo que no nos han devuelto en salud, en dependencia, educaci¨®n, pensiones y servicios ciudadanos en general. Al extraer la diferencia entre ambas sumas, se comprende que el d¨¦ficit es ideol¨®gico. Y si es ideol¨®gico, mal asunto porque los enfermos de hepatitis C, entre otros, son ahora mismo la carnaza que hay que echar cada d¨ªa a la industria farmac¨¦utica para calmar su sed de plusval¨ªa.
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