Usted y yo somos el diablo
Despu¨¦s de esa carta, ?para qu¨¦ queremos el buz¨®n? Pues en eso estamos, en eso est¨¢ la mujer que acaba de abrirlo
He aqu¨ª una combinaci¨®n curiosa de fotograf¨ªa amable y siniestra. Amable porque s¨ª, porque hace buen d¨ªa y da gusto salir de casa y recorrer en bata el breve trecho de jard¨ªn que separa la puerta de la vivienda del buz¨®n de correos, donde hoy, por fin, quiz¨¢ se encuentre la carta que llevamos esperando toda la vida. Las cartas importantes son la met¨¢fora de otras m¨¢s importantes. En la cumbre de la pir¨¢mide se hallar¨ªa la carta metaf¨ªsica, que es, l¨®gicamente, una carta de Dios. Despu¨¦s de esa carta, ?para qu¨¦ queremos el buz¨®n? Pues en eso estamos, en eso est¨¢ la mujer que acaba de abrirlo y sonr¨ªe al conjunto de sobres que aparecen dentro. Hoy s¨ª, se dice, hoy me he levantado sin la neuralgia habitual, los ni?os se han vestido solos, han desayunado deprisa, se han metido contentos en el bus escolar. Mi marido ten¨ªa que viajar y se fue a primera hora. Me ha dado tiempo a tomarme un caf¨¦ (quiz¨¢ a encender un cigarrillo) sola, completamente sola, como una princesa, ya era hora. Y no empiezo a trabajar hasta el mediod¨ªa¡
En esto, la mujer ha escuchado la llegada del cartero. Hoy s¨ª. Ah¨ª debe de estar la carta con el contrato de la novela, o de la pel¨ªcula, o de la serie de televisi¨®n. Algo va a pasar, se nota cuando algo que cambiar¨¢ tu vida est¨¢ a punto de ocurrir. El costado siniestro de la foto lo da el punto de vista, el emplazamiento de la c¨¢mara. ?Qu¨¦ hacemos nosotros, usted y yo, escondidos en el fondo del buz¨®n? Lo que hacemos es observar una actividad ¨ªntima, espiar cruelmente los dedos de esa mano que avanzan hacia la decepci¨®n. Usted y yo somos el diablo.
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