Nueva realeza para el pop
Millones de discos vendidos y millones de seguidores en las redes sociales adem¨¢s de una forma propia de entender el feminismo. Estos son los ingredientes que definen por igual a Beyonc¨¦, Rihanna y Nicki Minaj Las actuales estrellas de la m¨²sica negra utilizan su imagen y su voz de un modo tan subversivo como comercial
Durante el mes de agosto de 2014, tres noticias sin aparentemente demasiada relaci¨®n coparon los titulares de la prensa estadounidense: el suicidio del actor Robin Williams; la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un polic¨ªa blanco en Ferguson, y el reto de lanzarse un cubo de hielo en la cabeza con el fin de recaudar fondos para la lucha contra la ELA. La sociedad actual est¨¢ profundamente interconectada. Y, si la relevancia de alguien debe ser medida en la posibilidad de conectarlo con el mayor n¨²mero de acontecimientos en el menor periodo de tiempo posible, se puede concluir que tres cantantes de color, como Rihanna (26 a?os), Nicki Minaj (32) o Beyonc¨¦ (33), se hallan en la categor¨ªa de seres humanos m¨¢s importantes de la sociedad en esta segunda d¨¦cada del siglo XXI.
De un modo u otro, todas ellas estuvieron incluidas en estas tres efem¨¦rides. Las dos primeras por participar en el reto del cubo de hielo. La ¨²ltima ¡ªcopando, obviamente, m¨¢s titulares¡ª, por no hacerlo. Las tres fueron criticadas por no tomar partido ante lo acaecido en Ferguson, algo que meses m¨¢s tarde tratar¨ªan de solventar declar¨¢ndose consternadas ante la decisi¨®n de exonerar al polic¨ªa que acab¨® con la vida de Michael Brown. ¡°Es curioso como en aquellos d¨ªas casi ning¨²n cantante negro alz¨® la voz ante lo sucedido en Ferguson, mientras, si te conectabas a las redes sociales los pod¨ªas ver a todos lanz¨¢ndose felizmente cubos de hielo a la cabeza o dolidos por la p¨¦rdida de Robin Williams, quien, al parecer, hab¨ªa significado much¨ªsimo en sus vidas¡±, declara Mark Anthony Neal, profesor de estudios afroamericanos en la universidad de Duke. Fue la vieja guardia de la m¨²sica negra, encarnada en artistas como Erykah Badu (43) o Lauryn Hill (39), la que s¨ª reaccion¨® de inmediato. Definitivamente, se confirmaba que hab¨ªa una enorme distancia entre la generaci¨®n actual de divas de la m¨²sica negra y la anterior. Cuesti¨®n de prioridades. Pero, sobre todo, cuesti¨®n de formas.
Ese mismo mes de agosto, se celebraron los MTV Music Awards. Actu¨® Beyonc¨¦, quien coloc¨® su trasero frente a un enorme luminoso en el que pod¨ªa leerse la palabra feminista, acompa?ada de la definici¨®n del t¨¦rmino que formulara la escritora nigeriana Chimananda Ngozi Adichie. El efecto fue tan brutal que, dos d¨ªas antes de la actuaci¨®n de la autora de Single ladies, si se tecleaba feminismo en Google, el buscador propon¨ªa palabras como militante, radical y odiahombres. Tras su show, lo ¨²nico que aparec¨ªa era Beyonc¨¦.
Dos de cada tres tuits sobre feminismo escritos en las siguientes 48 horas la mencionaban. Meses m¨¢s tarde, la universidad de Rutgers inici¨® un curso titulado Perspectivas feministas: politizando a Beyonc¨¦, mientras que la universidad de Texas propondr¨¢, a partir de la primavera de 2015, otro bajo el ep¨ªgrafe El feminismo de Beyonc¨¦, el hembrismo de Rihanna. Para algunos, lo de Beyonc¨¦ no era m¨¢s que un Femen sin violencia y con ropa interior m¨¢s cara, y lo de Rihanna y su Instagram, puro exhibicionismo. Para otros, quienes saludaron ya en enero el ensayo que la autora de Crazy in love public¨® sobre feminismo e igualdad, lo que estaba haciendo Beyonc¨¦ era llevar la causa a otro nivel, m¨¢s sexy y m¨¢s medi¨¢tico (en el sentido positivo del t¨¦rmino). ¡°Para bien o para mal, lo que ha hecho Beyonc¨¦ ha llegado a much¨ªsima m¨¢s gente que todo lo que hemos intentado antes¡±, declaraba Roxanne Gray, autora de Bad feminism (Mal feminismo). ¡°Esto hubiese sido impensable en mi ¨¦poca¡±, comentaba Barbara Berg, veterana activista y autora de libros sobre el sexismo en EE UU.
¡°Fuerzan a parte de la audiencia a replantearse su visi¨®n del feminismo: ahora es algo poderoso y atractivo¡±
Para Heidi Sarfa Mirza, profesora en el Goldsmith College de la universidad de Londres y autora del ensayo Young, female and black (Joven, mujer y negra), ¡°Beyonc¨¦ representa una tan compleja como nueva forma de feminismo. Es una terriblemente exitosa mujer de negocios. En un mundo en el que las mujeres negras son vistas como ex¨®ticos objetos de deseo existen pocas posibilidades de destacar lo suficiente como para que te escuchen. Como Josephine Baker, ella utiliza su cuerpo para crear arte. Lo que hace Beyonc¨¦ es ser feminista en un mundo posfeminista, retando la perspectiva a¨²n com¨²n de que las mujeres que se consideran feministas son personajes airados y feos que odian a los hombres. Juega con el estereotipo de la mujer negra en un mundo dominado por hombres blancos de un modo tan fabuloso como subversivo¡±.
Durante aquella misma entrega de premios, la rapera Nicki Minaj interpret¨® su single Anaconda, llevando el baile conocido como twerking a sus l¨ªmites. Sorprendentemente, el estado de ¨¢nimo hab¨ªa cambiado tanto tras lo sucedido con Beyonc¨¦ que la rapera logr¨® que el debate alrededor de su actuaci¨®n tambi¨¦n lo fuera sobre el feminismo y no la sexualidad en horario infantil, que era para lo que hab¨ªan llegado preparados la mayor¨ªa de medios conservadores.
¡°No ver¨¢s a Nicki Minaj ni a Beyonc¨¦ manifest¨¢ndose en Ferguson o visitando hogares de acogida, pero sus actuaciones ante millones de televidentes tiene un poder descomunal. Fuerzan a ese segmento de la audiencia que vive en el confort de lo masivo a replantearse su perspectiva sobre el feminismo: ahora es algo poderoso y tremendamente atractivo¡±, apunta Jennifer Pozner, fundadora de WIMN, centro de estudios sobre la mujer en los medios en EE?UU.
Pero no todo el mundo est¨¢ tan convencido de que agitar el trasero sea la mejor forma de recordar que a¨²n queda un largo trecho hasta la igualdad. Andando marcha atr¨¢s es muy complicado llegar al destino deseado. Heidi Sarfa Mirza es una de las que creen que una cosa es citar a autoras feministas nigerianas en un entorno pulido y sexy y otra muy distinta convertir el trasero en el nuevo sufragismo. ¡°Las sociedades blancas siempre han vivido obsesionadas con el cuerpo negro. Lo catalogan, lo miden, lo desean, lo oprimen, lo esclavizan¡±, dice Heidi Sarfa Mirza. ¡°No hay m¨¢s que recordar el vergonzoso destino de Saartje Baartman, quien en el siglo XIX fue mostrada como un esp¨¦cimen de estudio cient¨ªfico en museos de toda Europa. Ah¨ª est¨¢ el origen de la obsesi¨®n del hombre blanco por el trasero negro. Me entristece ver c¨®mo volvemos ah¨ª a trav¨¦s de este baile que no es m¨¢s que otra forma de explotaci¨®n sexual para beneficio comercial de la industria de la m¨²sica y de la moda¡±.
Ventas millonarias, nuevas formas de activismo, presencia medi¨¢tica ubicua y dominio de las redes sociales en un ejercicio que mezcla exhibicionismo y calculado control de da?os pueden definir el perfil de estas mujeres. Ellas quieren ser una mezcla entre la amabilidad pop de Diana Ross, la Emmanuelle negra y el activismo de Emmeline Pankhurst. Pero no solo en estos aspectos ha cambiado el perfil de la artista de color. Tambi¨¦n lo ha hecho en un elemento tradicional de la cultura del hip hop: la pelea entre raperos. Hasta este a?o, la mayor¨ªa de art¨ªculos que circulaban por la Red se reduc¨ªan a listas que inclu¨ªan casi siempre a hombres pel¨¢ndose por mujeres. Rihanna aparec¨ªa muchas veces. Ahora, las portadas son para mujeres pele¨¢ndose entre ellas: es otra forma de normalizaci¨®n. Y la reina de todo esto es la rapera Azealia Banks, quien ha tenido encontronazos con Nicki Minaj, Angel Haze, Solange Knowles, toda la comunidad vegana de occidente y, recientemente, la rapera blanca y australiana Iggy Azalea.
Banks se ha erigido en la cancerbera de los valores de la m¨²sica y la cultura afroamericana ante lo que entiende como intrusismo de artistas blancas como Miley Cyrus o la propia Iggy, cuyo ¨¦xito y consiguientes nominaciones a los Grammy utiliz¨® como ejemplo de todo lo que est¨¢ mal. ¡°En EE?UU, cuando se trata de pol¨ªtica negra o m¨²sica negra siempre hay por debajo un ¡®que os jodan¡¯. La mierda de Iggy Azalea no es mejor que la de cualquier rapera negra. Los Grammy deben celebrar la excelencia y ella no es excelente¡±, declar¨® Banks en una reciente entrevista en la revista Hot 97. La australiana respondi¨® y la discusi¨®n se alarg¨® en Twitter ad nauseam. Las chicas han llegado al mundo de la pelea promocional por la puerta grande.
CIFRAS DE ESC?NDALO
La repercusi¨®n de sus mensajes en la Red es innegable a tenor de la cifra de los seguidores de las tres divas. Facebook sigue liderando la lista: Beyonc¨¦ tiene m¨¢s de 67 millones de amigos, Rihanna llega a los 90 y Nicki Minaj a los 45,5. Aunque las tres sienten predilecci¨®n por Instagram, donde 24,6 millones de personas siguen la vida de la esposa de Jay-Z, 14,3 millones observan las fotograf¨ªas de la de Barbados, y 14,5 las de la reina del hip-hop.
Aunque quien reina, y con diferencia, en cuanto a ganancias es sin duda Beyonc¨¦. Con una fortuna valorada en m¨¢s de 100 millones de euros, seg¨²n Forbes, se coloc¨® en el puesto n¨²mero 1 de la lista de la publicaci¨®n sobre las 100 celebridades m¨¢s relevantes. Clasificaci¨®n en la que Rihanna (con una fortuna que supera los 42 millones) ocupa el puesto n¨²mero 8. Nicki Minaj, por su parte, tiene el honor de ser la ¨²nica mujer que se cuela en su lista de los cantantes de hip-hop mejor pagados. El a?o pasado, la int¨¦rprete tuvo unos ingresos de 12,3 millones.
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