Darwin ten¨ªa raz¨®n: la endogamia perjudic¨® a su estirpe
El naturalista siempre temi¨® por la salud de sus hijos, fruto de su enlace con una prima
Charles Darwin lleg¨® a tener diez hijos con su mujer, Emma Wedgwood, entre 1839 y 1856 y, como es natural, tem¨ªa por la salud de su prole. Pero sus miedos iban m¨¢s all¨¢ de las preocupaciones habituales de un padre, ya que part¨ªan de un cierto sentimiento de culpa: un pecado original propio que pod¨ªa provocar que sus hijos fueran enfermizos o, cuando menos, m¨¢s d¨¦biles de lo normal. Charles y Emma eran primos hermanos. El m¨¢s relevante de los Darwin sab¨ªa que la consanguinidad deteriora a las siguientes generaciones, ya sean plantas o animales. Ahora sabemos que sus temores estaban justificados: su estirpe sufri¨® muertes prematuras y falta de fertilidad por culpa de la endogamia.
Tres de los hijos de Darwin murieron antes de los diez a?os y otros tres no tuvieron descendencia aunque se casaron repetidamente
El problema no surge ¨²nicamente del lecho de Charles y Emma. Los Darwin y los Wedgwood se emparejaron entre ellos durante muchas generaciones, lo que provocaba que el naturalista y su esposa tuvieran muchos otros parentescos adem¨¢s de ser primos hermanos. Otros tres hermanos de Emma se casaron con sus primos y la hermana de Charles, Caroline, tambi¨¦n se enlaz¨® con un primo Wedgwood. El cu?ado de Charles, Harry Wedgwood, se cas¨® con Jessie Wedgwood, que era su prima hermana por partida doble: sus padres eran hermanos y sus madres eran hermanas.
Esta endogamia desbocada de los Darwin-Wedgwood los convierte en una dinast¨ªa perfecta para que los genetistas estudien las consecuencias de la consanguinidad, como ya hicieran con la familia real de los Habsburgo. La primera y m¨¢s evidente es que los ni?os nacidos de estos matrimonios ten¨ªan menos opciones de llegar a la pubertad, como mostr¨® un estudio publicado en 2010 que gener¨® un ruido importante en la prensa brit¨¢nica. Tres de los diez hijos de Darwin murieron durante la infancia, en dos casos por enfermedades que hoy sabemos que generan menos resistencia en los menores fruto de la endogamia. Ahora, los mismos investigadores acaban de analizar en otro estudio c¨®mo estas relaciones de consanguinidad mermaron la fertilidad de esta dinast¨ªa.
El naturalista fue el primero en estudiar el efecto de la endogamia: las plantas eran m¨¢s d¨¦biles y peque?as
"Actualmente hay una cierta unanimidad en que la consanguinidad afecta a la fertilidad y a la esterilidad en los humanos, el problema es que a¨²n no se ha podido concretar el modo. En la dinast¨ªa de Darwin hemos encontrado que la culpa de que las parejas consangu¨ªneas tengan menos hijos que las parejas no consangu¨ªneas no es de la propia pareja, sino de los varones consangu¨ªneos", explica Francisco Ceballos, genetista de la Universidad de Santiago de Compostela. El resultado de sus an¨¢lisis muestra que los varones Darwin-Wedgwood fruto de la endogamia tuvieron 1,2 hijos por mujer frente a los 2,1 que tuvieron los no consangu¨ªneos, tras descartar otros factores demogr¨¢ficos o socioecon¨®micos.
De los hijos de Charles Darwin, tres no pasaron de los 10 a?os y otros tres fueron incapaces de tener descendencia. En concreto, William y Leonard (retratados en la imagen) se casaron dos veces pero no tuvieron prole y su hermana Henrietta tampoco, a pesar de disfrutar de un matrimonio estable. Siguiendo un an¨¢lisis estad¨ªstico, Ceballos y sus colegas han encontrado que las parejas consangu¨ªneas de esta dinast¨ªa tienen un intervalo reproductor m¨¢s corto tras examinar las edades, la duraci¨®n de los matrimonios y otros aspectos. "La calidad del esperma es peor y cuanto mayores son los varones menos posibilidades tienen de ser f¨¦rtiles", asegura Ceballos.
La calidad del esperma es peor y cuanto mayores son los varones menos posibilidades tienen de ser f¨¦rtiles", asegura Ceballos
Tanto preocupaba la consanguinidad al naturalista que fue el primer estudioso de sus consecuencias. Darwin public¨® varios trabajos sobre el efecto nocivo de la endogamia en 57 plantas distintas: la descendencia era m¨¢s peque?a, florec¨ªa m¨¢s tarde, ten¨ªa menos peso y produc¨ªa menos semillas que aquellas plantas que no eran fruto de la consanguinidad. Hasta tal punto le inquietaban los resultados que se sirvi¨® de sus contactos pol¨ªticos para conseguir que el Parlamento incluyera en el censo brit¨¢nico una pregunta espec¨ªfica para el estudio del matrimonio consangu¨ªneo. Traslad¨® sus miedos incluso a su hijo George, que estudi¨® detenidamente la materia para llegar a la conclusi¨®n de que los efectos negativos no eran importantes en familias criadas con buenas condiciones de vida, como la suya.
Nada hac¨ªa pensar que los Darwin-Wedgwood arrastraban esta desventaja gen¨¦tica, ya que estaba plagada de cerebros eminentes, con diez miembros de la Royal Society en la familia, y as¨ª opinan por lo general los darwin¨®logos. Sin embargo, estos nuevos estudios se?alan que tanto enlace entre primos tuvo sus consecuencias en la salud de la familia. Como concluyen los autores de este examen, "las pruebas sugieren que los temores de Darwin sobre la salud de sus hijos como resultado de su matrimonio con su prima hermana Emma Wedgwood no eran ni exagerados ni injustificados".
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