Javier Mar¨ªas: ¡°Ahora se chapotea en la lengua¡±
El escritor inicia la serie de entrevistas 'As¨ª pasen cien a?os', que lanza una mirada al futuro a trav¨¦s de personajes ilustres del mundo de la cultura y las ciencias. El escritor se muestra pesimista con lo que nos depara el siglo XXII, salvo en lo que respecta a la t¨¦cnica y a la tecnolog¨ªa.
Usted dibujaba en una entrevista reciente un panorama actual poco halag¨¹e?o. ¡°Vivimos¡±, dec¨ªa, ¡°en una ¨¦poca tonta, especialmente est¨²pida y con una enorme pereza mental en gran parte de la gente. Me parece grave porque no tiene casi vuelta de hoja¡±. Si ve as¨ª nuestro tiempo, ?c¨®mo vislumbra el rostro de la humanidad ma?ana, la del siglo XXII? Partiendo de la base de que es casi imposible hacer un ejercicio de imaginaci¨®n, no digo ya de otra cosa, cien a?os son tantos¡ Es m¨¢s, empezar¨ªa por decir que siempre son muchos. Basta pensar que ahora se ha estado celebrando, conmemorando mejor dicho, la Primera Guerra Mundial, la guerra de 1914. Y si uno piensa todo lo que ha habido en medio de estos cien a?os¡
Pasan muchas cosas en un siglo, s¨ª¡ Yo dir¨ªa que hoy en d¨ªa es a¨²n m¨¢s tiempo de lo que ha sido a lo largo de la historia. Desde hace unos cuantos a?os est¨¢ pasando una cosa muy rara y para m¨ª muy angustiosa. El tiempo, por decirlo de alguna manera, est¨¢ alcanzando al tiempo. Esto lo he dicho, yo creo, en alguna ocasi¨®n¡ El presente ya es pasado; el presente ya es percibido como pasado. Lo que acontece inmediatamente pasa a engrosar las filas de lo ya pasado. Se pueden buscar ejemplos inocuos. Uno saca un libro, o alguien estrena una pel¨ªcula, y en el momento en que ya sale, se puede leer ¡°se estrena¡±. Ya deja de interesar, o de importar. R¨¢pido: ?qu¨¦ viene ahora? Parece como si las cosas, por el mero hecho de hacerse presentes, pasaran inmediatamente hacia el pasado.
Ocurre con casi todo, ?verdad? Pues s¨ª. Hace poco dec¨ªa en un art¨ªculo que Felipe VI empieza a parecernos rutinario. Pedro S¨¢nchez, que hace pocos meses que lo han elegido, empieza a parecer ya, no s¨¦, qu¨¦ antiguo es este hombre. Todo va acelerado. Tambi¨¦n mi padre lo observ¨® una vez, hace muchos a?os. ?l dec¨ªa, por ejemplo, que comparativamente la humanidad ha cambiado mucho menos entre el siglo V antes de Cristo y 1850, que entre 1850 y el presente. Y dec¨ªa cosas muy sencillas y verdaderas. Es decir, durante todos esos siglos, la gente se desplazaba a pie, a caballo, con rueda; o por barco y similares. Para comunicarse, hab¨ªa que mandar una nota escrita, o una carta, y nada m¨¢s. Es decir, no hab¨ªa telegramas, no hab¨ªa, por supuesto, tel¨¦fono, no hab¨ªa absolutamente nada. F¨ªjese ahora. Todo es inmediato. Y no le digo nada en el futuro.
Dec¨ªa usted que actualmente vivimos en una sociedad tonta. Y lo peor, de cara al futuro, de ese siglo XXII por el que me pregunta, es que hay una serie de cosas que me parecen cada vez m¨¢s irreversibles. Hay gente que piensa que la historia va por ciclos, que hay ¨¦pocas m¨¢s tontas y otras algo m¨¢s inteligentes. Pues yo tengo la sensaci¨®n de que llevamos ahora demasiados a?os en que m¨¢s bien ha habido una especie de deterioro intelectivo, no digamos intelectual, que eso ya es otra cuesti¨®n, sino intelectivo general de la humanidad.
No as¨ª en las ciencias¡ Por supuesto. En las ciencias, y en los avances t¨¦cnicos y tecnol¨®gicos. Es extraordinario. Incluso en medicina. El optimismo que se puede tener pensando de aqu¨ª a cien a?os va siempre por ese camino. El de la t¨¦cnica, de la ciencia, de los avances tecnol¨®gicos, que probablemente seguir¨¢n siendo muy beneficiosos. Pero¡
La gente tiende a ser m¨¢s simple, m¨¢s bruta, y con ufan¨ªa de serlo¡±
Pero ser¨¢ peor en otros aspectos. Soy muy pesimista respecto a la evoluci¨®n de la mentalidad, llam¨¦mosla as¨ª, del g¨¦nero humano. Me da la impresi¨®n de que cada vez la gente tiende a ser m¨¢s simple, m¨¢s bruta¡ y con ufan¨ªa de ser bruta. En otras ¨¦pocas no sab¨ªan mucho porque no hab¨ªan tenido oportunidad. Pero digamos que no hab¨ªa una ufan¨ªa de eso, en absoluto. Al rev¨¦s, hab¨ªa como una especie de a?oranza de no haber accedido a una educaci¨®n, y eso era siempre muy conmovedor. Hab¨ªa incluso una especie de pudor, de verg¨¹enza. Pero esta actitud de complacencia en la ignorancia es la que me invita a pensar que la cosa es irreversible.
?Y a qu¨¦ se debe este embrutecimiento? No me extra?ar¨ªa que una parte hubiera sido inducida por los responsables de la educaci¨®n. Se ha convencido a la gente de que, al fin y al cabo, sobre todo desde que existe Internet, todo est¨¢ ah¨ª. Es decir, si uno necesita un dato determinado, pulsa unas teclas y lo encuentra inmediatamente. Es una informaci¨®n moment¨¢nea y utilitaria, simplemente utilitaria, y que por tanto no hace falta ni acumular, ni saber, ni estudiar, ni nada por el estilo. No le resto valor, pero otra cosa muy distinta es la posesi¨®n de la instalaci¨®n en su conocimiento. Del mismo modo que otra de las cosas que me han preocupado mucho, y a la que veo tambi¨¦n muy mal futuro, es el uso de la lengua.
H¨¢bleme de la lengua que emplearemos en el siglo XXII. No s¨¦, de aqu¨ª a cien a?os qu¨¦ se va a hablar, porque cada vez hay m¨¢s personas que no tienen dominio de la lengua. No es cuesti¨®n de cultura. Cada uno hablaba, digamos, a su nivel, con su vocabulario m¨¢s o menos amplio, o m¨¢s o menos limitado. Pero hablaban con aplomo, con seguridad y con una buena instalaci¨®n en la lengua, cada uno en su nivel de l¨¦xico, o de capacidad para construir frases acabadas y m¨¢s o menos inteligibles. La sensaci¨®n que yo tengo es que ahora la gente chapotea en la lengua. Todo se confunde, todo se mezcla, da la impresi¨®n de que todo sirve; la gente, adem¨¢s, parece que anda muy mal de o¨ªdo. El otro d¨ªa o¨ª a un corresponsal ¨C?por favor, a un corresponsal!¨C en una ciudad europea diciendo: ¡°No s¨¦ qui¨¦n fue pillado en un fragantis¡±. Todo esto me parece grav¨ªsimo, y temo que vaya a ir a m¨¢s. Y ya se sabe que la manera de expresarse influye mucho en la manera de pensar.
Me gustar¨ªa que hici¨¦ramos un repaso sobre algunas cuestiones de cara al siglo XXII. Por ejemplo, la desigualdad tan tremenda que domina la sociedad de hoy en d¨ªa. ?Podremos aguantar as¨ª hasta entonces? No, no, de ninguna manera. El capitalismo llamado salvaje es muy tonto, muy torpe. No se da cuenta de que esa especie de creencia que se ha instalado, quiz¨¢ a partir de la ca¨ªda del Muro, de que ya no existe la posibilidad de otro mundo, es artificial. Es decir, no hace falta que haya una superpotencia a la que se tema, o que pueda financiar a grupos en cada pa¨ªs. La gente tiene una capacidad de aguante determinada, y superarla puede provocar estallidos y hartazgos. Se van viendo ya avisos de eso. Esa desigualdad cada vez mayor es algo que literalmente clama al cielo, y no, no creo que sea sostenible. O los responsables de todo eso, pol¨ªticos, financieros, banqueros y grandes empresarios, dicen: ¡°Oye, vamos a reducir un poco esta locura porque se nos va de las manos¡±, o efectivamente se acabar¨¢ yendo de las manos. ?Puede haber una revoluci¨®n como la de 1917? Parece raro, pero no es en absoluto descartable.
?Le preocupan asuntos como la superpoblaci¨®n o el cambio clim¨¢tico? Debo reconocer que de una manera muy tangencial. Yo tengo una postura que se podr¨ªa llamar ego¨ªsta, no s¨¦. Es una cierta sensaci¨®n de que lo que venga despu¨¦s de que yo no est¨¦ aqu¨ª me ata?e poco. A m¨ª personalmente. Es decir, quiz¨¢ porque no tengo hijos, aunque tengo gente joven alrededor a la que quiero mucho, y evidentemente desear¨ªa que pudieran vivir en un mundo lo mejor posible. Ante estas cuestiones me cuesta tener una preocupaci¨®n sentida, llam¨¦moslo as¨ª. Evidentemente de vez en cuando dices: ¡°Pero bueno, esta gente de ahora est¨¢ loca¡±, porque se est¨¢n destruyendo realmente demasiadas cosas y esto va a tener unas consecuencias espantosas. Pero enseguida me entra el ego¨ªsmo de pensar que no lo voy a ver, que a m¨ª no me va a tocar.
?Y la superpoblaci¨®n? Lo que s¨ª me subleva es que haya todav¨ªa, y no solo por la superpoblaci¨®n, una Iglesia como la cat¨®lica que est¨¦ condenando cosas como el cond¨®n. Eso tiene repercusiones, no solo para la superpoblaci¨®n indeseada o indeseable en muchos sitios, sino tambi¨¦n para la transmisi¨®n de enfermedades. Hay mucha gente a quien le influye, por ejemplo, en ?frica.
Las religiones¡ Lo peor no es solo que siga esta Iglesia, lo peor es que han vuelto con fuerza algunas que parec¨ªan m¨¢s en sordina. Parece mentira. Si uno piensa en los a?os setenta, no nos imagin¨¢bamos que hubiera esta eclosi¨®n. Y pensando en la sociedad de dentro de cien a?os, tambi¨¦n me parece muy preocupante esta especie de regresi¨®n generalizada que se est¨¢ produciendo, en el ¨¢mbito mundial, hacia un cierto primitivismo y un cierto grado de superstici¨®n. Cada vez es mayor, y eso realmente era bastante inesperado hace cuarenta a?os. Viene acompa?ado, adem¨¢s, por un fanatismo exacerbado. Me preocupa mucho un futuro cada vez m¨¢s religionizado, por as¨ª decir.
?Habr¨¢ entonces religiones cada vez m¨¢s fan¨¢ticas y extendidas, o apuntan a su desaparici¨®n gracias a la ciencia, al conocimiento? Dif¨ªcil saberlo, de aqu¨ª a cien a?os. Pero, dada esa regresi¨®n, no me extra?ar¨ªa que el fanatismo, y la fe, que siempre es una forma de fanatismo, crecieran en todos los ¨¢mbitos. Hay un auge de la superstici¨®n, de la eliminaci¨®n de los matices, y sobre todo de la complejidad. Se buscan cada vez m¨¢s esl¨®ganes, per se simplistas. Ideas b¨¢sicas, posiciones extremas, causas con las que dar sentido a la existencia. Todo se profesa como religi¨®n: la defensa de los animales, la defensa de la bici, del ecologismo. La gente se irrita ante la mera disidencia, tiene af¨¢n por prohibir cuanto no le gusta. No me extra?ar¨ªa, por tanto, que creciera la vehemencia y la irracionalidad de las religiones m¨¢s extremas. Por cierto, hay un asunto que me inquieta a¨²n m¨¢s de cara al futuro. ?Sabe cu¨¢l es?
La sensaci¨®n que yo tengo es que ahora se chapotea en la lengua¡±
No s¨¦, d¨ªgamelo. Las multinacionales y los ej¨¦rcitos privados. El enorme poder de las multinacionales, que en muchas ocasiones est¨¢ por encima del de los Estados. Hacen y deshacen sin control. Pagan impuestos o no, seg¨²n les conviene. Nadie las controla. Estamos en sus manos. Pero todav¨ªa puede ser mucho peor, porque hay otro aspecto atroz, del que nadie parece ocuparse, y que puede hacer del siglo XXII una aut¨¦ntica pesadilla: los ej¨¦rcitos privados. Me parece enormemente preocupante y nadie habla de ello. Habl¨¦ de eso de otra manera en mi novela Tu rostro ma?ana, basada parcialmente en una realidad en la cual los servicios secretos ingleses, despu¨¦s de la ca¨ªda del Muro, empezaron a ofrecer sus trabajos a grandes empresas, a multinacionales. Y claro, llega un momento en el cual los personajes de esa novela dicen: ¡°Bueno, pero de verdad, ?a qui¨¦n estamos sirviendo?¡±. Y es que en el fondo, directa o indirectamente, pueden estar al servicio de un cartel, de alguien con el suficiente dinero para pagarlos. Y claro, si eso ya en los servicios secretos puede ser grave, imag¨ªnese que pueda haber ej¨¦rcitos que est¨¦n a la orden de vaya usted a saber qui¨¦n¡ Me parece enormemente preocupante, y no entiendo c¨®mo se permite y c¨®mo se silencian sus actividades. Desde que se habl¨® de Blackwater (hoy se llama Academi) y sus desmanes en la invasi¨®n de Irak, ya no hemos vuelto a saber nada de estos ej¨¦rcitos. Y seguro que no est¨¢n parados. Eso s¨ª me preocupa de aqu¨ª a cien y a doscientos a?os: que el mundo pudiera acabar controlado por mercenarios, as¨ª de simple. Le he sorprendido¡
¡ Y asustado. Oiga, usted que es muy urbanita, ?c¨®mo ve las ciudades del siglo XXII? Lo m¨¢s que alcanzo a imaginar, dada ya la tendencia actual de alcaldes y gobernantes en general, es la destrucci¨®n de cuanto es a¨²n grato en las ciudades. Nos las est¨¢n arrebatando a los habitantes para convertirlas en grandes escenarios y grandes negocios, en sitios en los que celebrar espect¨¢culos, sean para turistas o para los ociosos, que son y ser¨¢n cada vez m¨¢s. Imagino que en el futuro habr¨¢ barrios acaudalados, y que cada vez estar¨¢n m¨¢s blindados. La vida espont¨¢nea y natural, es decir, el transcurso, ir¨¢ siempre a menos. Blade Runner ya est¨¢ aqu¨ª en gran medida, y no es descabellado pensar que se instalar¨¢ plenamente: una mezcla de lujo y depauperaci¨®n, sin apenas soluci¨®n de continuidad.
Usted siempre ha sido muy celoso de su privacidad. ?Cree que las nuevas tecnolog¨ªas, Internet por ejemplo, con todos los datos personales que circulan de un sitio a otro, junto con las c¨¢maras de control o los drones de vigilancia, dejar¨¢n espacio para ella? La gente no tiene inter¨¦s en defender su privacidad, ya ahora. Al contrario, la mayor¨ªa desea ser visto, espiado, controlado, por puro narcisismo y por puro exhibicionismo. As¨ª que no preveo que la gente vaya a quererse defender de la p¨¦rdida de privacidad. Al contrario, cada vez va a permitir un mayor espionaje. Personalmente me parece catastr¨®fico, pero me doy cuenta de que en esa percepci¨®n estoy casi solo. Todo podr¨¢ saberse de todo el mundo, en el momento en que decida saberse. La ¨²nica manera de defenderse ¨Cy yo, desde luego, s¨ª querr¨ªa hacerlo¨C ser¨¢ no tener ordenador, ni m¨®vil, ni nada mediante lo cual se puedan rastrear nuestras actividades y desplazamientos. Dif¨ªcil manera de estar en el mundo, luego muy poca gente optar¨¢ por ella. Los drones se utilizar¨¢n para todo lo habido y por haber. Soy de la creencia de que cuanto puede hacerse, se acaba haciendo, aunque no sea obligatorio ni recomendable. Si se fabricaron bombas nucleares, ?qu¨¦ impedir¨¢ que los humanos se clonen, o que los drones y otros artefactos esp¨ªen a las personas a trav¨¦s de techos y paredes, y llegue a saberse lo que cada uno hace en su casa? Un mundo sin secretos ser¨¢ un mundo horrible, adem¨¢s de pobre. Pero me temo que eso es lo que nos espera.
El mundo explotar¨¢ si no se acaba con tanta desigualdad¡±
Y d¨ªgame, ?se seguir¨¢n escribiendo novelas en el pr¨®ximo siglo? Yo creo que s¨ª, porque la novela es un g¨¦nero extraordinariamente fuerte, extraordinariamente resistente y extraordinariamente sensible. Es m¨¢s, y decir esto no es ninguna originalidad, es un g¨¦nero incluso voraz. La novela ha incorporado todo tipo de cosas. Ha incorporado la poes¨ªa, ha incorporado el ensayo, ha incorporado la filosof¨ªa, ha incorporado el pensamiento. Es novela Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, es novela El Quijote y es novela el Ulises.
?Ser¨¢ una actividad minoritaria, esta de escribir o incluso leer novelas? Dentro de cien a?os la novela ser¨¢ igual de minoritaria que ahora, o igual de minoritaria que hace un siglo. Siempre lo ha sido, incluso cuando un libro se vende y se lee much¨ªsimo. Siempre es algo minoritario, y la gente no tiene mucha idea, por ejemplo, de lo que se vend¨ªa de autores que consideramos cl¨¢sicos. Pero a Baroja o Valle-Incl¨¢n se les hac¨ªa una primera edici¨®n, a lo mejor de 2.000 ejemplares, y tardaba en agotarse varios meses o a?os. Evidentemente, en la misma ¨¦poca Blasco Ib¨¢?ez vend¨ªa mucho m¨¢s, claro. Siempre habr¨¢ unos autores m¨¢s populares que otros, es evidente¡ Quiz¨¢ en el siglo pr¨®ximo la novela ser¨¢ a¨²n m¨¢s minoritaria que ahora, no s¨¦, pero seguir¨¢. Y lo har¨¢, adem¨¢s, porque es dif¨ªcil de abolir, por as¨ª decir, el gusto y la necesidad no ya de contar historias ¨Ca veces hay novelas en las cuales ni siquiera hay historias¨C, sino de tener una representaci¨®n m¨¢s o menos arm¨®nica y ordenada de la persona o del hombre, en el sentido gen¨¦rico, y del mundo.
Javier Mar¨ªas
Madrid, 1951. Ha publicado recientemente su novela n¨²mero catorce, As¨ª empieza lo malo, y ya ha superado los 100.000 ejemplares de tirada, convirti¨¦ndose en otro ¨¦xito m¨¢s en esa larga lista que comenz¨® con la publicaci¨®n de Los dominios del lobo. Ten¨ªa entonces 19 a?os. La obra de Mar¨ªas se mueve entre cifras asombrosas: 8.000.000 de ejemplares vendidos, con traducciones a 43 idiomas y editada en 54 pa¨ªses. Los enamoramientos, su pen¨²ltima novela, aparecida en 2011, ya ha superado los 250.000 ejemplares de venta solo en Espa?a. Los premios de prestigio, nacionales e internacionales ¨Cse ha convertido en un lector de culto en el extranjero¨C, le han llegado por decenas. Y eso, como ¨¦l mismo reconoce, con una escritura no precisamente vulgar ni populista. Arriba, en una fotograf¨ªa de 1995.
?Y poes¨ªa? La poes¨ªa quiz¨¢ es m¨¢s dudoso. Puede que solo sobreviva como letras de canciones. En la medida en que las letras de canciones pueden ser poes¨ªa a veces, ?no? Porque la poes¨ªa s¨ª est¨¢ como cada vez m¨¢s arrumbada. Es dif¨ªcil pensar que vaya a haber un d¨ªa un auge grande, y no digamos comparable al de otros tiempos, en los cuales la gente culta, e incluso no tan culta, a veces se sab¨ªa versos enteros. Era un g¨¦nero m¨¢s popular.
Dec¨ªa que la poes¨ªa continuar¨¢ como letras de canciones. ?Pero habr¨¢ canciones? Seguro. No me cabe duda de que seguir¨¢ habiendo m¨²sica. Para m¨ª la m¨²sica es el arte m¨¢s elevado, y probablemente el primero de todos. Tambi¨¦n el m¨¢s necesario. As¨ª que seguro que seguir¨¢ habiendo m¨²sica. No s¨¦ c¨®mo, pero la habr¨¢.
Usted es un cin¨¦filo empedernido, ?veremos cine en el siglo XXII? El cine en cierto sentido se podr¨ªa decir que casi no existe. Ahora mismo debo confesar que estoy plante¨¢ndome no ver nunca m¨¢s en DVD los extras, o bonus, o como se llamen estas cosas a?adidas a las pel¨ªculas. Una cosa que, por ejemplo, a m¨ª me tiene muy deprimido es que ahora todo es digital. No ya las grandes escenas de masas o de una batalla, que ve¨ªas por ejemplo en 300, pero era un truco, digamos, consensuado con el espectador. No, no, es que ahora a veces tambi¨¦n se pone digitalmente la maleta que lleva alguien. Hay montones de actores que, cuando representan que est¨¢n comiendo en una escena, en realidad se limitan a mover los labios. Y se nota much¨ªsimo que no est¨¢n comiendo nada. Y hay menos di¨¢logos, solamente m¨²sica estruendosa y ruidos. Aunque es obvio que existen excepciones, cada vez es un cine m¨¢s pueril. Y de aqu¨ª a cien a?os, pues no s¨¦, pero tambi¨¦n veo esto dif¨ªcilmente reversible.
?Qu¨¦ va a pasar con las salas de cine? Veo mal futuro para las salas, la verdad. Debo decir que yo tambi¨¦n, gust¨¢ndome tant¨ªsimo el g¨¦nero y habi¨¦ndome gustado tanto ir a los cines, hace bastantes a?os que no suelo ir a casi ninguna sala. Me he acostumbrado ya a ver las pel¨ªculas en DVD. Comprendo que es un error, y que no es lo mismo, pero yo me considero muy com¨²n, una persona en realidad muy com¨²n. Y pienso que si a m¨ª mismo me da a veces pereza irme hasta el cine, y prefiero quedarme en casa¡ Si a m¨ª, que ha habido ¨¦pocas en mi vida que iba a tres salas diarias, me pasa eso, pienso que el futuro de las salas es escaso. Me atrevo a pensar que en cien a?os todo el cine lo veremos en casa¡
Pero cambiar¨¢ la manera de hacer pel¨ªculas. S¨ª, claro, ya est¨¢ cambiando. F¨ªjese en la calidad de muchas series de televisi¨®n, desde Los Soprano a Boardwalk Empire. En ellas se mantienen el ritmo, la pausa de las grandes pel¨ªculas, incluso la de algunas muy populares como las que hac¨ªa Hitchcock, pero que ahora ya ha desaparecido de casi todo lo que se estrena en cines.
Algo habr¨¢ que hablar de los libros electr¨®nicos. ?Le gustan o le repelen? Pues ni lo uno ni lo otro. Yo no uso el ordenador, ya lo sabe usted. Con lo cual no utilizo otras cosas tampoco, claro. Pero ?por qu¨¦ voy a estar en contra?
?Los conoce? ?Los ha manejado? No, no los he manejado. Hombre, si la gente ?prefiere leer as¨ª, no veo por qu¨¦ habr¨ªa de odiar semejante cosa. Yo ya no me voy a pasar a eso, porque llevo toda mi vida acostumbrado al papel y es lo que me gusta, pero no tengo nada en contra. Mientras se siga leyendo, el soporte me da un poco lo mismo. El ¨²nico peligro que tienen es el evidente auge de la pirater¨ªa. Pero esa es otra historia. Tampoco vas a culpar al cuchillo de lo que alguien hace con el cuchillo. La historia de siempre.
Me inquieta el enorme poder de las multinaciones. Nadie las controla¡±
Perd¨®n, olvido, venganza, odio, rencor, deseo¡ ?Permanecer¨¢n en el siglo XXII? S¨ª¡ Ser¨ªa ingenuo pensar que este tipo de elementos, de pasiones, de emociones, ll¨¢melo como quiera, puedan variar gran cosa. El mundo en realidad no ha cambiado tanto desde que tenemos memoria de ¨¦l. Bueno, ha cambiado en muchas cosas, pero no en lo b¨¢sico. Precisamente por eso creo que todav¨ªa se pueden leer la Il¨ªada o la Odisea, y entender perfectamente ese mundo. Claro que esos sentimientos se civilizan, como la venganza. Pero creo que persistir¨¢n dentro de cien a?os.
?Qu¨¦ quedar¨¢ en el a?o 2150 de su obra? ?Alguien leer¨¢ Coraz¨®n tan blanco? Francamente, no lo creo. Pero por una raz¨®n muy sencilla. No es ya por cuesti¨®n de modestia o inmodestia, sino porque la idea de la posteridad pertenece al pasado. Ya lo he dicho en alguna otra ocasi¨®n. Como habl¨¢bamos al principio, las cosas van tan r¨¢pido, las cosas son tan antiguas nada m¨¢s existir, que cuando han pasado cinco a?os, diez a?os de algo, es pasado remoto. Pensar que algo de lo que se hace hoy en d¨ªa pueda pervivir dentro de cien a?os me parece m¨¢s quim¨¦rico que pensarlo hace un siglo.
Todav¨ªa hay tiempo para hablar de la vida en la Luna. O en Marte. Viajar a otros planetas, si fuera factible, me dar¨ªa una pereza inmensa. Los a?os que a m¨ª me queden preferir¨ªa pasarlos aqu¨ª, y a ser posible en un mundo reconocible. Siempre pienso que, para los muy ancianos, lo peor debe de ser ver desaparecido el mundo que conocen. No quisiera que a m¨ª me pasase eso.
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