Belleza eterna sobre la pasarela

Ten¨ªa 13 a?os cuando la mujer de un fot¨®grafo de moda la descubri¨® bajando de un autob¨²s en Nueva York. Hab¨ªa cumplido los 14 cuando se sent¨® delante de Salvador Dal¨ª para una sesi¨®n por la que obtuvo una paga de siete d¨®lares y una pintura del artista. A los 15 a?os, Carmen Dell'Orefice protagoniz¨® su primera gran portada: fue para la revista Vogue. Y la semana pasada, a los 83, apareci¨® en otra portada, en la revista New You.

Nacida en Nueva York en 1931, ¨²nica hija de una inmigrante italiano y una h¨²ngara, Carmen Dell'Orefice es la modelo m¨¢s longeva del mundo de la moda. Casi 70 a?os separan su primera y ¨²ltima portada. En estas siete d¨¦cadas, salvo un par¨®n a los 60, no ha dejado de trabajar. De hecho, desafiando a todos los c¨¢nones que rigen la moda, Dell'Orefice ha estado a¨²n m¨¢s activa entrada en la madurez. ¡°He tenido m¨¢s portadas de revista en los ¨²ltimos 25 a?os que en el resto de mi carrera¡±, cuenta Dell'Orefice en la entrevista concedida a New You, celebrada en el hotel St. Regis, donde empez¨® su carrera posando para Dal¨ª. ¡°Hoy estoy en un territorio que la industria considera invendible: edad y pelo blanco. Sin embargo, lentamente, empec¨¦ a hacerme due?a de ese territorio, poco a poco, porque defend¨ª la edad¡±.

El primer sue?o de Carmen Dell'Orefice fue ser bailarina, como su madre, pero despu¨¦s de un a?o en cama creci¨® demasiado (mide 1,77m) y perdi¨® su tono muscular. Entonces acept¨® dedicarse a la moda s¨®lo para ayudar en la econom¨ªa familiar. ¡°No ten¨ªamos dinero y pas¨¦ hambre durante la mayor parte de mi juventud¡±, reconoc¨ªa en otra entrevista hace un par de a?os.

Su delgadez, su rostro anguloso y sus largas piernas fueron, en cambio, lo que la convirtieron en una supermodelo siendo s¨®lo una adolescente. ¡°Nunca entend¨ª que ve¨ªan en m¨ª¡±, recuerda. ¡°Como modelo, no ten¨ªa identidad; era un camale¨®n, una actriz silenciosa. Una cosa amorfa. No ten¨ªa personalidad. Estaba llena de soledad y solemnidad. No era la t¨ªpica chica de portada. Por eso he hecho m¨¢s portadas en los ¨²ltimos a?os que antes¡±.

Fui haci¨¦ndome un hueco porque defend¨ª la edad y el pelo blanco¡±

Dell'Orefice no confiaba en ella misma. Pero la industria, s¨ª. Trabaj¨® con Irving Penn, Norman Parkinson o Richard Avedon que la fotografiaron para Vogue, Harper's Bazaar o Vanity Fair, y en 1953 la fich¨® la gran representante de modelos, Eileen Ford.

Pensar en ella ahora, en su gran amiga durante m¨¢s de 60 a?os, la prepara para la muerte, dice: ¡°Porque supo c¨®mo vivir su vida. La mayor¨ªa de la gente no sabe y, por tanto, no sabe c¨®mo morir. Est¨¢n confundidos pero esto es parte de la vida. Por eso siempre digo que cuando muera, morir¨¦ a mi manera¡±.

La modelo, sin duda, tambi¨¦n ha sabido vivir su vida. Casada y divorciada tres veces, contrajo matrimonio por primera vez a los 21 a?os con Bill Miles, despu¨¦s de cinco a?os de noviazgo y tres abortos ilegales (¡°Nunca me arrepent¨ª. Super¨¦ el catolicismo y la culpa a los ocho a?os¡±, dice). La pareja tuvo una hija, Laura ¡ªla ¨²nica que ha tenido la modelo¡ª, y se divorci¨® poco despu¨¦s. A los 28, Dell'Orefice volvi¨® a casarse con el fot¨®grafo Richard Heimann; y en 1963, lejos de las pasarelas, contrajo matrimonio por tercera vez, esta vez con el arquitecto Richard Kaplan.

Su ¨²ltima relaci¨®n m¨¢s sonada fue la que mantuvo con el multimillonario Norman F. Levy en los a?os noventa y que dur¨® hasta la muerte de ¨¦l. Levy fue el mejor amigo de Bernard Madoff. Dell'Orefice, como tantos otros, perdi¨® muchos millones en el fraude piramidal del banquero. Pero gracias al despunte de su carrera en las ¨²ltimas d¨¦cadas, tanto en pasarelas, como imagen de marcas (Revlon, YSL, Mugler¡­), la modelo, que reconoci¨® hace dos a?os haberse sometido de joven a una rinoplastia y a un tratamiento de piel que ¡°ahora es ilegal¡±, sigue disfrutando de una vida plena, ¡°sin contar calor¨ªas¡± gracias a su ¡°buen metabolismo¡±, y siendo a¨²n sexualmente activa, seg¨²n asegura en la ¨²ltima entrevista. ¡°Por supuesto que a¨²n tengo una vida sexual, ?por qu¨¦ iba dejar¨ªa de tenerla?¡±.