Todo lo que cabe en un hiace entre Praia y Tarrafal
El hiace es un modelo de monovolumen fabricado por Toyota ampliamente empleado como veh¨ªculo de transporte p¨²blico en determinados pa¨ªses africanos. Uno de ellos es Cabo Verde, en una de cuyas islas, Santiago, asume la estrat¨¦gica tarea de mantener comunicadas sus principales ciudades, sobre todo Praia ¡ªla capital¡ª y Tarrafal. En una primera instancia, la importancia de ese sistema de movilidad colectiva radica en poner un parque de ciertos veh¨ªculos al servicio del traslado de personas y cosas a lo largo y ancho de un determinado territorio, empleando para ello una red viaria dispuesta y mantenida en buenas o malas condiciones por las correspondientes instancias gubernamentales. Esa seria sin duda la perspectiva dominante para especialistas, empresarios y gestores, atentos a c¨®mo atender una demanda p¨²blica de transporte rodado.
Ahora bien, la cosa se complica cuando antrop¨®logos deciden contemplar de cerca la actividad de estos hiaces que, por cientos, recorren las carreteras santiague?as. Lo que era un asunto t¨¦cnico, empresarial y administrativo, deviene escenario y motor de un tupida red de actividades sociales de las que solo las evidentes a primera vista estar¨ªan relacionadas con la comunicaci¨®n viaria, mientras que otras muchas acaban implicando una extraordinaria cantidad de aspectos que van de las grandes din¨¢micas de transformaci¨®n urbana y creciente automovilizaci¨®n de las ciudades africanas a las t¨¦cnicas de reclutamiento del pasaje, los criterios que rigen el uso del claxon o las cualidades de los conductores para el flirteo.
Constatar esa enorme versatilidad de asuntos que mueven los hiace o que se mueven con y en ellos es lo que han hecho dos antrop¨®logos catalanes, Gerard Horta y Daniel Malet, en un estudio que acaba de publicar la editorial Pol¡¤len y que lleva por t¨ªtulo Hiace. Antropolog¨ªa de las carreteras en la isla de Santiago (Cabo Verde). A lo largo de varios meses, estos dos investigadores del Observatori d'Antropologia del Conflicte Ubr¨¤, OACU, de la Universitat de Barcelona, acompa?aron estos veh¨ªculos arriba y abajo por las carreteras de Santiago y comprobaron la cantidad de terrenos sociales en las que aparece incrustado lo que presentan como el "sistema hiace".
A un nivel macro, ah¨ª est¨¢ todo el funcionamiento de una administraci¨®n p¨²blica, con su pugna por incorporarse a las din¨¢micas de competencia internacional entre ciudades y paisajes, pero tambi¨¦n con la trama de servidumbres clientelares y peque?as y grandes corruptelas de las que tambi¨¦n sabemos mucho los pa¨ªses llamados "desarrollados". Tambi¨¦n c¨®mo se est¨¢n produciendo mutaciones urban¨ªsticas ¡ªes decir inmobiliarias¡ª vinculadas a la promoci¨®n tur¨ªstica de la isla, con la consecuente depredaci¨®n territorial y desestructuraci¨®n social de las zonas afectadas. O los efectos de la imposici¨®n del desplazamiento en autom¨®vil como un signo de prestigio, lo que, al colisionar con determinados usos sociales del espacio p¨²blico y con una deficiente red de carreteras, acaba siendo la fuente de un grave aumento en la siniestralidad vial.
Si ese es el tipo de informaci¨®n recabada en relaci¨®n con el contexto general de un pa¨ªs africano, la actividad de los hiace tambi¨¦n alberga much¨ªsimas otras pr¨¢cticas sociales, algunas de aut¨¦ntico rango institucional, a pesar de su modesta apariencia: el papel de los mec¨¢nicos especializados en este tipo de veh¨ªculos, la actividad de limpiadores y ayudantes, las negociaciones relativas a qui¨¦n y c¨®mo viaja en los hiace, el nudo de sobreentendidos que organiza la relaci¨®n con los controles policiales, el sistema de propiedad de las furgonetas, las conversaciones de los pasajeros, la solidaridad o la competencia entre conductores, la gesti¨®n de los siniestros...
Esos y otros detalles son los que se despliegan en este libro y lo hacen empleando los m¨¦todos de registro y descripci¨®n propios del oficio etnogr¨¢fico, como los diarios de campo ¡ªque de veras se antojan a veces aut¨¦nticas road movies¡ª, las entrevistas con conductores, los fragmentos de historias de vida, etc. A remarcar la belleza de algunos momentos de la obra, como aquel en que se nos levanta el inventario de lo que hay y ocurre en el entorno del mercado de Sucupira, en Praia, incluyendo su parada de hiaces. Todo un universo de interacciones y acontecimientos m¨ªnimos, pero trascendentes en secreto, nos aparece vibrando y brillando en unas p¨¢ginas de este libro.
Parecen solo un medio de transporte, pero ahora sabemos lo que quienes los usan ya sab¨ªan: que, en Santiago, toda la vida social y pol¨ªtica de la isla circula montada en los hiace o cruz¨¢ndose con ellos.
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