Juan Luis Arsuaga: ¡°Es pronto para desaparecer como especie¡±

El afamado paleont¨®logo, codirector del yacimiento de Atapuerca, es el segundo protagonista de esta serie de conversaciones en torno al inter¨¦s por saber qu¨¦ habr¨¢ despu¨¦s de nosotros. Hemos elegido a un grupo de figuras ilustres de distintos campos, de la literatura a la ciencia, y les hemos pedido que imaginen el futuro, limitado al siglo XXII. ?Qu¨¦ esperanzas podemos tener de que nos traiga m¨¢s felicidad y menos dolor? ?Es posible pensar en un mundo m¨¢s justo, m¨¢s libre y m¨¢s solidario?

El Big Bang, 13.800 millones de a?os; el comienzo de la vida, 4.000 millones; el Homo antecessor, 900.000 a?os; el nacimiento del Homo sapiens, entre 150.000 y 200.000 a?os. Preguntarle a usted por c¨®mo ser¨¢ el g¨¦nero humano dentro de cien a?os le parecer¨¢ una broma¡­ Hombre, es que un siglo no representa nada para la especie humana¡­ Me atrevo a decir que ser¨¢ pr¨¢cticamente igual que ahora¡­ e incluso que hace 50.000 a?os.

?Quiere usted decir que ten¨ªa raz¨®n Stephen Jay Gould cuando escribi¨® que en los ¨²ltimos 40.000 o 50.000 a?os no se ha producido ning¨²n cambio biol¨®gico en los humanos, que todo lo que se ha construido ha sido con el mismo cuerpo y cerebro de siempre? Pues s¨ª, porque se ha cambiado muy poco¡­ Aunque, bueno, el cerebro ha disminuido un poco en todo ese tiempo, ya ven. Es que 50.000 a?os no son nada en tiempo geol¨®gico. Por supuesto que estoy hablando de las variaciones que han modificado nuestro esqueleto a lo largo de tantos siglos. La evoluci¨®n ya ha ido haciendo su trabajo de selecci¨®n¡­

?Quiere eso decir que ya estamos totalmente hechos como especie, y que los individuos que forman parte de ella ya no experimentar¨¢n grandes modificaciones en el futuro? Las cosas que ahora hacemos, el autom¨®vil, el ordenador, los m¨®viles, ?no generar¨¢n transformaciones significativas a los humanos? Pues no, no. En absoluto. Otra cosa son los enormes cambios que ha experimentado la conducta humana y todo lo que se ha modificado en aspectos vitales para la existencia, aunque no hayan alterado sustancialmente los rasgos generales de nuestro esqueleto. ?Alguien pod¨ªa imaginarse hace pocos a?os que las mujeres ser¨ªan cirujanas, o jueces y procesar a los hombres? Nadie profetiz¨® eso. Es un cambio tremendo, de una importancia enorme, pero invisible, como tantos y tantos cambios, para los huesos.

?Tampoco los cambios en la familia tradicional? No tiene por qu¨¦. Que haya otro tipo de parejas es un enorme avance en la tolerancia social, por supuesto, pero estad¨ªsticamente es tan abrumadoramente mayoritaria la familia de un hombre y una mujer, con o sin hijos, que no deber¨ªa significar ning¨²n cambio que se pueda transmitir gen¨¦ticamente.

Usted marca una diferencia muy interesante en su ¨²ltimo libro, El sello indeleble, entre progreso y prop¨®sito¡­ Una cosa es que haya progreso y otra que alguien est¨¦ detr¨¢s de ¨¦l. Yo utilizo una frase, que no recuerdo haberla le¨ªdo o escuchado a nadie, y es que la evoluci¨®n no busca, pero encuentra. Hay gente a la que le cuesta entender que algo, por muy perfecto que sea, pueda surgir de lo que se llama azar. Que no es azar, claro, son leyes f¨ªsicas. Hay quien dice que el Himalaya ha surgido por casualidad. Pues no. Es el resultado de muchas tensiones geol¨®gicas durante much¨ªsimos siglos¡­ No ha surgido de pronto un d¨ªa el Himalaya, ?no? Nadie pens¨®: voy a hacer una monta?a muy alta y muy bonita. Es dif¨ªcil de entender para algunas personas, pero intento explicar que la evoluci¨®n encuentra soluciones. Evolucionar es solucionar problemas que uno se encuentra.

As¨ª que si le pregunto ad¨®nde vamos¡­ La contestaci¨®n es a ninguna parte. Ya hemos llegado. Pero vamos a seguir llegando, tal y como dec¨ªa antes, sin que nadie tenga planificado lo que viene a continuaci¨®n.

?La especie humana tiene fecha de caducidad, como otras muchas especies a lo largo de millones de siglos? No, porque no hay nada parecido. Tenemos fecha de caducidad probabil¨ªstica, vamos a decirlo as¨ª. En la mayor parte de las especies, los individuos viven, seg¨²n el tipo de especies, unos cuantos cientos de miles de a?os. Somos j¨®venes todav¨ªa. En ese sentido no deber¨ªamos preocuparnos. Tenemos 200.000 a?os. No est¨¢ mal, pero deber¨ªamos durar m¨¢s.

?Por qu¨¦ esa diferencia con otras especies? Porque ahora ya no somos comparables a las dem¨¢s. Lo fuimos, pero ya no. Tenemos una capacidad tecnol¨®gica que nos hace distintos, ya no nos regimos con las mismas leyes de las dem¨¢s especies.

O sea, que estamos tranquilos para el siglo XXII. Hay problemas que tenemos que solucionar, pero, s¨ª, es demasiado pronto para desaparecer¡­ A no ser que un meteorito o similar nos borre del universo, claro¡­

?Y el cambio clim¨¢tico? Ofrece usted en ese libro que he citado antes unas cifras terribles de deterioro del planeta en este siglo si no somos capaces de tomar medidas dr¨¢sticas. Ascensos de temperatura, deshielos en los polos, desplazamientos de grandes masas de poblaci¨®n, subidas de las aguas de los oc¨¦anos y consiguientes inundaciones de ciudades costeras. ?Qu¨¦ pasar¨¢ en cien a?os? ?Qu¨¦ alteraciones nos puede causar? En ese lapso de tiempo, creo que ninguna terrible, la verdad. En cuatro generaciones no seleccionas. Bueno¡­ cosas as¨ª como la peste negra, la del siglo XIV que diezm¨® a Europa¡­ El cambio clim¨¢tico lo que puede producir es que haya miles de millones de personas afectadas y muchos sufrimientos, dolor y desequilibrio.

?Pero no podr¨ªa ser que algunas de esas mutaciones acabaran transmiti¨¦ndose gen¨¦ticamente? No parece f¨¢cil, pero desde luego no ser¨ªa en un siglo¡­ Ya le dec¨ªa antes que cien a?os es muy poquita cosa. Quiz¨¢ si habl¨¢ramos de 10.000 a?os¡­

Es pronto para que desaparezcamos como especie¡±

Pero esa ser¨ªa otra entrevista. Claro. Pero es que la gente no piensa en el da?o real que causa la alteraci¨®n clim¨¢tica, el deterioro del medio ambiente. Ya hay situaciones como la del Sahel, donde hay grandes masas de poblaci¨®n que han tenido que huir a donde han podido, o lo que ha ocurrido ya con algunos primates, a punto de la desaparici¨®n. Pero aqu¨ª, en Occidente, nos da lo mismo. Nos trae sin cuidado, nos fumamos un puro cuando hay millones de personas que ya se est¨¢n muriendo. Y hay que frenar. En alg¨²n momento tenemos que parar de destruir el planeta.

Hasta ahora hemos hablado de causas naturales, de la evoluci¨®n extraordinariamente lenta que ha tenido la especie humana a lo largo de los siglos. Pero hoy vivimos una aut¨¦ntica revoluci¨®n desde el mismo momento en el que podemos jugar con las c¨¦lulas. La biogen¨¦tica¡­ Efectivamente. Hoy podemos hacer de todo. Y, por supuesto, esta capacidad se multiplicar¨¢ en los pr¨®ximos a?os. Y lo que la evoluci¨®n ha hecho en miles de siglos, nosotros tenemos ahora mismo la posibilidad de hacerlo en meses o semanas. El resultado final es el mismo, pero ahora es muy r¨¢pido. Conceptualmente, es lo mismo.

P¨®nganos un ejemplo. T¨² puedes fabricar ovejas; o sea, unos animales herb¨ªvoros que produzcan lana para ti. ?Qu¨¦ es una oveja? Es un animal salvaje, y los muflones, que son el antepasado de la oveja, no tienen lana. Entonces nosotros hemos fabricado un animal cuadr¨²pedo que produce lana para los humanos. Nos ha llevado algunos miles de a?os y no se ha podido hacer de un d¨ªa para otro. Pero ahora, con manipulaci¨®n gen¨¦tica y con unos cuantos millones de euros podr¨ªa hacerse casi lo mismo en muy poco tiempo¡­

Volvamos a los humanos. Pues podemos hacer casi todo. Se empieza a trabajar con la enfermedad. Primero, con la terapia g¨¦nica, cada vez m¨¢s individualizada, que es el camino a seguir. La terapia g¨¦nica no es que invierta los genes, sino que permite desarrollar medicamentos que sean m¨¢s eficaces o compatibles con tu gen¨¦tica. No te van a cambiar los genes.

?Ser¨ªa entonces solo una mera reparaci¨®n? No ¨²nicamente. Porque tambi¨¦n se puede hacer un trabajo de selecci¨®n. No es que te¨®ricamente ya exista esa posibilidad, es que ya se hace. Si t¨² tienes una predisposici¨®n para determinada enfermedad, por ejemplo, recurres a la fecundaci¨®n in vitro e implantas aquellos embriones para que tus hijos no tengan esa mutaci¨®n. Eso ser¨ªa, en cierto modo, una intervenci¨®n eugen¨¦sica, porque se ha elegido una opci¨®n para tener un individuo con unas caracter¨ªsticas mejores o, m¨¢s concretamente, sin unas caracter¨ªsticas muy determinadas: estas no las quiero. Y esto es comprensible y es l¨®gico que, si se puede hacer, se haga, claro. La gente no quiere tener hijos con una predisposici¨®n hereditaria a desarrollar un c¨¢ncer.

Juan Luis Arsuaga

(Madrid, 1954) es paleont¨®logo, doctor en Ciencias Biol¨®gicas por la Universidad Complutense de Madrid, catedr¨¢tico de Paleontolog¨ªa y, desde julio de 2013, director cient¨ªfico del Museo de la Evoluci¨®n Humana de Burgos. Sus trabajos en la sierra de Atapuerca (Burgos), junto con un cada vez m¨¢s nutrido equipo cient¨ªfico, han resultado claves mundiales para el estudio de la evoluci¨®n de la especie humana. Ha recibido premios como el Pr¨ªncipe de Asturias, ha editado numerosos art¨ªculos cient¨ªficos en las publicaciones m¨¢s reconocidas del mundo y es autor de m¨¢s de una decenas de obras, algunas de ellas escritas en colaboraci¨®n con otros cient¨ªficos. La ¨²ltima ha sido El sello indeleble (Debate, 2013), con Manuel Mart¨ªn-Loeches.

Y m¨¢s cuando conozcamos nuestras predisposiciones a unas u otras enfermedades, porque todos tendremos secuenciado nuestro genoma. Ya se puede ahora, pero todav¨ªa es caro. Sin duda que lo podremos tener en muy poco tiempo por un precio muy asequible. Y a¨²n es m¨¢s sencillo y m¨¢s barato obtener datos sobre las probabilidades de padecer ciertas enfermedades gen¨¦ticas¡­ Pero el asunto no es solo que se pueda actuar sobre determinadas alteraciones gen¨¦ticas indeseadas por todos. Es que se abre un mundo de infinitas posibilidades¡­

?A qu¨¦ se refiere exactamente? Pues a que incluso en las enfermedades hay cuestiones muy dificultosas de discernir¡­ Con las enfermedades hereditarias parece que no hay ninguna duda, pero hay predisposiciones hereditarias m¨¢s complejas, m¨¢s sutiles¡­ ?Qu¨¦ es la predisposici¨®n? Y sobre todo, ?en cu¨¢ntas podemos o debemos intervenir? ?Cu¨¢l es el l¨ªmite, si es que lo hay?

Ya, incluso la elecci¨®n de sexo¡­ Ah, claro. Conste que hablamos de posibilidades cient¨ªficas, fuera de las limitaciones legales que haya en tal o cual pa¨ªs. Esa es otra discusi¨®n¡­ Pero incluso dentro del ni?o o de la ni?a, tambi¨¦n ah¨ª habr¨ªa matices. Por ejemplo, hay algunas legislaciones, seg¨²n tengo entendido, en las que del primer hijo no puedes elegir el sexo, pero si has tenido tres y los tres son ni?as, bueno, a lo mejor el cuarto podr¨¢s elegir que sea ni?o. En todo caso, es obvio que las leyes se pueden modificar en cualquier momento. Los encargados de legislar tendr¨¢n que ser capaces en las d¨¦cadas que vienen de dar respuestas consecuentes a todos los retos que la ciencia les va a ir planteando. Y a una velocidad vertiginosa.

?Pero tambi¨¦n se podr¨¢n elegir hijos o hijas m¨¢s fuertes y m¨¢s altos? S¨ª, claro que se podr¨¢ hacer. Ojo, que no estoy diciendo que se har¨¢.

?Y no podemos estar haciendo un cambio gen¨¦tico con estas intervenciones? A lo mejor ¨Co a lo peor¨C hacemos una humanidad en cien a?os distinta de la de ahora mismo. Podr¨ªamos, claro. Si podemos hacerlo con los animales, podemos con las personas. Es muy simple. Lo que pasa es que yo creo que no ocurrir¨¢, y b¨¢sicamente por una raz¨®n muy pr¨¢ctica, y es que la mayor parte de nosotros no tenemos un modelo. Es decir, yo tengo tres hijos; si a m¨ª me hubieran dicho: ¡°Usted, ?c¨®mo quiere que sean?¡±, pues no s¨¦ qu¨¦ contestar, no s¨¦ c¨®mo quiero que sean. No tengo una preferencia, me da lo mismo que sean morenos, altos, bajos, ojos azules, verdes, negros, me da lo mismo. Yo no tengo, y el com¨²n de los mortales tampoco, un modelo determinado. Generalmente, queremos que est¨¦n sanos y poco m¨¢s. Incluso hay pa¨ªses en los que los preferidos ser¨ªan de un color de piel distinto, de un pelo as¨ª o de otra manera¡­

?Podremos hacer clones? Claro que se podr¨¢. No es muy dif¨ªcil. Pero ninguna sociedad democr¨¢tica lo har¨¢, en mi opini¨®n. No vamos a hacer monstruos de ning¨²n tipo porque los humanos, en general, no est¨¢n en esas¡­ Quiz¨¢ casos aislados y a muy peque?a escala¡­ Siempre habr¨¢ ricos extravagantes, como Michael Jackson con el color de su piel, pero hablamos de elementos aislados.

Pero los clones seguramente se podr¨¢n utilizar como banco de ¨®rganos o c¨¦lulas¡­ Cierto, eso es cierto. Ah¨ª tenemos un aspecto del futuro muy interesante, porque hay cosas que vamos a ver, como la regeneraci¨®n de ¨®rganos. La vamos a ver usted y yo. Incluso puede que nos salve la vida.

?Se refiere a la producci¨®n de ¨®rganos? La producci¨®n en laboratorio de ¨®rganos a partir de c¨¦lulas madre ya se ha hecho. Y que te puedan regenerar un ri?¨®n no est¨¢ mal, ?no? Mejor que un trasplante. Por ah¨ª s¨ª que podemos ir, porque eso no es una aberraci¨®n. Est¨¢ dentro del terreno de lo que a mi abuela, por ejemplo, le parecer¨ªa bien. ¡°Oiga, usted que tiene el h¨ªgado no s¨¦ qu¨¦, ?qu¨¦ le parecer¨ªa si le cogemos una c¨¦lula de aqu¨ª, de la lengua, y le reproducimos un ¨®rgano, y as¨ª la curamos?¡±. Pues dir¨ªa: ¡°Fenomenal¡±. No creo que le molestase.

Los legisladores tienen que dar respuestas a los retos de la ciencia¡±

Pero siempre que hablamos de este tipo de cosas, de biogen¨¦tica sobre todo, lo hacemos en el contexto de que se trata de una elecci¨®n tuya, una elecci¨®n libre¡­ Pero ?y si otros deciden por ti? ?Si alguien quiere hacer una raza superior? Claro, claro, mucho cuidado con eso, que es adonde yo iba en El sello indeleble. F¨ªjese que en el siglo XX hubo muchos cient¨ªficos, no ya novelistas, que llegaron a imaginar unas sociedades que, gracias a la manipulaci¨®n gen¨¦tica, pod¨ªan llegar a ser mucho mejores. Como el gran bi¨®logo Julien Huxley, por ejemplo, que fue el primer director de la Unesco y uno de los fundadores de la World Wildlife Fund para la conservaci¨®n de la naturaleza. O el jesuita Teilhard de Chardin. Algunos de ellos apostaron por que hab¨ªa que lograr que el ser humano fuera una c¨¦lula de un superorganismo, algo as¨ª como los integrantes del hormiguero o la colmena. Todos los individuos se dilu¨ªan para que funcionara bien el superorganismo. Estos cient¨ªficos ven¨ªan de ver guerras tremendas y pensaban en un planeta donde no hubiera tanta maldad. Eran, por supuesto, gentes que pensaban en un futuro mejor para la humanidad. No eran unos lun¨¢ticos desalmados. Al contrario. Claro que est¨¢n tambi¨¦n los autores, como Aldous, el hermano de Julien, que abominaban de esos mundos felices¡­

?Existe entonces ese peligro, el de una humanidad manipulada hasta la locura de las distop¨ªas m¨¢s conocidas? Pues vamos a ver. Nada de esto ocurrir¨¢ en una sociedad democr¨¢tica libre, nada de esto puede suceder. Todos estos horrores pueden llegar a producirse en las sociedades planificadas. Y no hablo solo de ideolog¨ªas pol¨ªticas aberrantes, sino que tambi¨¦n sucede con las sociedades planificadas por cient¨ªficos biempensantes: son un horror. As¨ª que contra lo que nos tenemos que prevenir es contra cualquier tentaci¨®n de una sociedad planificada o controlada.

?Cree que la humanidad corre ese peligro? ?Hay alguna posibilidad de que eso ocurra en el siglo XXII? Pasan cosas distintas de las que entonces se imaginaron. Lo que hoy tenemos aqu¨ª es la seguridad del consumo. Ahora est¨¢ ocurriendo otro mundo feliz, pero de distinto signo. Es la sumisi¨®n entendida de otra manera, porque hay una libertad para muchas cosas que no tiene nada que ver con aquel modelo monstruoso, claro. Pero lo que est¨¢ ocurriendo es que no somos capaces de salir de ese modelo de mundo feliz, donde la econom¨ªa est¨¢ basada en el consumo. Y el consumo es una falsa felicidad, la felicidad de alguien no deber¨ªa ser comprarse zapatillas de moda todos los a?os, no era ese el concepto de felicidad al que aspiraban los griegos¡­ Ahora tenemos ese espejismo de felicidad en Occidente que se extiende tambi¨¦n por China y por India, y que nos va haciendo a todos iguales. Y esta sociedad del consumo tiene adem¨¢s otro grave problema, que es el gasto de energ¨ªa. Yo consumo mucha m¨¢s que mi padre; mi padre, mucha m¨¢s que mi abuelo. Hay una necesidad creciente de energ¨ªa, y esto tiene que tener alg¨²n final, un l¨ªmite. As¨ª vamos al desastre.

?Le preocupa la superpoblaci¨®n? La ONU calcula que hacia 2100 llegaremos a los 11.000 millones de habitantes, desde los 7.200 de hoy. En ?frica, por ejemplo, pasaremos de 1.000 millones a 4.000. Pues es un problema, claro, pero casi tanto como el que tiene Espa?a, que es justo el contrario. Aqu¨ª vamos en descenso, y puede ocurrir que en el a?o 2100, si nadie lo remedia, haya m¨¢s personas inactivas que activas. Tenemos una tasa de nacimientos muy inferior a la europea. Y adem¨¢s de un problema productivo, econ¨®mico, de una enorme envergadura, est¨¢ el drama humano de qui¨¦n se encargar¨¢ de cuidar a los millones de ancianos que entonces habr¨¢, m¨¢xime cuando los hijos, en funci¨®n de la deslocalizaci¨®n actual del mundo universitario e incluso de los trabajos, as¨ª como del bajo precio del transporte, pueden estar hasta en continentes distintos.

El INE calcula, solo hasta 2064, que la poblaci¨®n descender¨¢ hasta 40,9 millones, al tiempo que los mayores de 65 a?os pasar¨¢n del 18,2% de la poblaci¨®n al 40%. En cuanto a los hijos, la tasa espa?ola es de un 1,3%, frente al 2,1% europeo. Las razones, entre otras, son socioecon¨®micas. Un estudio de la Fundaci¨®n La Caixa de diciembre de 2013 se?alaba que las mujeres espa?olas querr¨ªan tener m¨¢s hijos, hasta superar la media ?europea, pero no los tienen porque no pueden mantenerlos.

Nos tenemos que prevenir contra una sociedad controlada¡±

Y eso sin contar con el alargamiento de la vida. Muchos cient¨ªficos ofrecen la cifra de 120 a?os como una edad normal a la que se podr¨¢ llegar el siglo pr¨®ximo. Es muy posible, s¨ª, que entonces exista mucha gente que pase de los cien a?os en condiciones de vida muy aceptables¡­ Habr¨¢ que solucionar muchos problemas m¨¦dicos: del envejecimiento celular, por supuesto; de la degeneraci¨®n neuronal, que es terrible; pero tambi¨¦n del puro aparato locomotor, que sufre un desgaste mec¨¢nico tremendo con los a?os. Pero ser¨¢ m¨¢s que posible, s¨ª¡­ Y desgraciadamente nadie est¨¢ pensando de verdad en ese problema, proponiendo mejoras radicales en los sistemas econ¨®micos y sociales para hacer frente a todas estas cuestiones. Es imposible sostener una sociedad en la que los trabajadores se jubilen a los 65 y puedan cobrar pensiones hasta los 100 o los 120¡­ Y a¨²n m¨¢s dif¨ªcil si se incorporan a la vida laboral mucho m¨¢s tarde de como lo hac¨ªan antes.

Eso s¨ª le preocupa. Por supuesto. No hay, o yo no lo veo al menos, audacia real en el pensamiento pol¨ªtico y econ¨®mico actual para suscitar discusiones sobre c¨®mo organizarnos en el siglo XXII a partir de este adormecimiento de la sociedad de consumo. Nadie ha inventado una alternativa a eso. En esta sociedad, las personas son herramientas, una maquinaria. Y en el otro lado est¨¢n los fan¨¢ticos ¨Csobre todo integristas religiosos¨C que ahora estamos viendo en algunas partes del mundo y que quieren volver a no s¨¦ qu¨¦ siglo. Una locura.

?Tan mal ha evolucionado la especie humana? ?Somos ese desastre? No, no, en absoluto. Ya s¨¦ que hemos sufrido los horrores de la guerra, del crimen, del terrorismo¡­ Pero yo con respecto a la especie humana soy optimista en t¨¦rminos generales, precisamente porque soy bi¨®logo evolutivo. Es decir, para ser un mono no est¨¢ mal. La gente dice: ¡°Es un desastre la especie¡±. Y yo digo: ¡°Pues para ser unos chimpanc¨¦s, hacer sinfon¨ªas como las de Beethoven est¨¢ francamente bien¡±. Escribimos libros. Cien a?os de soledad, por poner un ejemplo. Para ser un mono no est¨¢ mal. Y hay altruismo y solidaridad, hacemos catedrales, tenemos sentimientos. De verdad, creo que hay base para el optimismo. La carrera de la especie humana, como dec¨ªamos al comienzo, no est¨¢ escrita en ning¨²n sitio de forma inexorable. El futuro lo construimos nosotros. D¨ªa a d¨ªa.

Todav¨ªa hablamos de la inteligencia artificial. ¡°Important¨ªsima; los coches ¨Co su equivalente¨C se conducir¨¢n solos, pero no habr¨¢ un robot humanoide al volante, eso es una tonter¨ªa¡±. Tambi¨¦n de la carrera espacial ¨C¡°ya hemos descubierto otros sistemas solares, pero ?c¨®mo llegamos all¨ª? Y sobre todo, ?c¨®mo volvemos?¡±¨C o de los drones que se mandar¨¢n para hacer la guerra. Pero tambi¨¦n de si seguir¨¢ existiendo el racismo, del campo despoblado y de las megal¨®polis que nos esperan.

Pero aun as¨ª cambiaremos muy poco como especie¡­ Muy poco, s¨ª. Y otra cosa le digo. Seguiremos enamor¨¢ndonos como tontos. El amor, el romance, no es una construcci¨®n de la poes¨ªa provenzal. Qu¨¦ va. Ya se enamoraban en la prehistoria y nos seguiremos colando como adolescentes. Por mucha inteligencia artificial, medicina celular regenerativa y carrera espacial que vayamos ech¨¢ndole al mundo.