Lo que la investigaci¨®n puede hacer para acabar con la tuberculosis
Invertir en la b¨²squeda de una cura puede dar con un remedio Mientras, tanto, cada 23 segundos se muere una persona en el mundo
2015. ?ltimo a?o antes de rendir cuentas finales sobre los Objetivos del Milenio. La meta de frenar y revertir el n¨²mero de casos de tuberculosis en el mundo, nada ambiciosa por otra parte, hace a?os que se logr¨®. Sin embargo no es como para estar satisfechos. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, sigue habiendo nueve millones de episodios de enfermedad y 1,5 millones de muertes al a?o por culpa de una de los males m¨¢s antiguos que conocemos. En menos de 60 horas mueren m¨¢s personas de tuberculosis en el mundo que todas las que lo han hecho por ¨¦bola desde que empez¨® el brote en ?frica Occidental.
Una de las soluciones pasa por invertir en investigaci¨®n, por generar conocimiento que se traduzca en nuevas herramientas para luchar contra la tuberculosis. En todos los frentes: en prevenci¨®n, en diagn¨®stico y en tratamiento, sin olvidar el fortalecimiento de los sistemas de salud y la optimizaci¨®n de estrategias que sabemos que funcionan. No hay mejor inversi¨®n que reporte mayores beneficios a largo plazo. ?Se imaginan un tratamiento que durara una semana, como la mayor¨ªa de los tratamientos antibi¨®ticos, en vez de los seis meses actuales, o hasta dos a?os en caso de tuberculosis multirresistente? ?No ser¨ªa fant¨¢stico disponer de un test diagn¨®stico r¨¢pido, como los que se utilizan para detectar niveles altos de az¨²car en sangre, que pudiera confirmarnos que un paciente tiene o no tuberculosis? Mejor a¨²n, ?se imaginan que dispusi¨¦ramos de una vacuna eficaz que protegiera desde la infancia y durante toda la vida contra la tuberculosis? Puede que no estemos tan lejos de conseguir alguno de estos sue?os, pero desde luego el camino es el de la investigaci¨®n.
En los ¨²ltimos a?os, se han dado pasos importantes en el campo de nuevos diagn¨®sticos. El Gene Xpert, un test molecular que detecta ADN de la bacteria en esputo en menos de dos horas, ha supuesto un avance colosal. No solo por el tiempo que tarda en tener un resultado; detecta mejor la presencia del bacilo que el diagn¨®stico cl¨¢sico por microscopia, que es la herramienta m¨¢s ampliamente utilizada aun hoy en d¨ªa, a pesar de que solo sirve para diagnosticar los casos con carga bacilar elevada. Este nuevo test molecular, adem¨¢s, permite detectar resistencia a uno de los mejores f¨¢rmacos de los que disponemos, la rifampicina, permitiendo poner al paciente en un tratamiento adecuado sin esperar los resultados de cultivos (que tardan semanas en generarse). Cuanto antes diagnostiquemos a los pacientes, antes los podremos tratar, y menor transmisi¨®n habr¨¢ en la comunidad. Se siguen desarrollando nuevas herramientas moleculares y biomarcadores para ser utilizados con diferentes muestras corporales, aspirando a optimizar y proveer resultados de una manera r¨¢pida, barata y accesible incluso en las zonas m¨¢s rurales y pobres del planeta.
La mejora de los tratamientos contra la tuberculosis sigue siendo un desaf¨ªo formidable. Si bien en los ¨²ltimos dos a?os han surgido dos nuevas formulaciones (bedaquilina y delamanid) que se han aprobado de forma acelerada para su uso en pacientes con tuberculosis resistente a los f¨¢rmacos habituales, el tratamiento est¨¢ndar contin¨²a siendo demasiado largo. Largu¨ªsimo en el caso de la tuberculosis multirresistente (hasta dos a?os), siendo t¨®xico y muy caro para los sistemas de salud (que se lo pueden permitir). La pauta conocida como r¨¦gimen Bangladesh, en fase de investigaci¨®n, est¨¢ demostrando que la reducci¨®n del tratamiento de dos a?os a nueve meses puede ser una realidad en el corto plazo. Otro de los estudios destacados es el STAND, actualmente en fase de evaluaci¨®n, y en el que 50 centros de todos los continentes, con financiaci¨®n de la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates, pretenden reducir la duraci¨®n del tratamiento de la tuberculosis a cuatro meses.
Pero si realmente queremos conseguir una reducci¨®n del 95% en mortalidad y un 90% en incidencia para el a?o 2035, objetivos fijados por la alianza Stop TB y refrendados por los pa¨ªses miembros en la asamblea mundial de salud en 2014, parece necesario contar con una vacuna eficaz. La vacuna actual, conocida como BCG, en honor a sus descubridores, Calmette y Gu¨¦rin, fue desarrollada hace cerca de 100 a?os y solo protege de formas graves de tuberculosis en ni?os. No disponemos de una vacuna eficaz para prevenir la tuberculosis pulmonar en adultos, la m¨¢s frecuente. No obstante, en los ¨²ltimos 20 a?os ha habido avances en el desarrollo precl¨ªnico y cl¨ªnico de vacunas de TB. De hecho, 16 inyectables se encuentran actualmente en diferentes fases de investigaci¨®n en humanos (dos de ellas con sello espa?ol).
El problema es que pocas llegar¨¢n a las fases avanzadas de desarrollo que demuestran eficacia de la vacuna en pa¨ªses con elevada incidencia de enfermedad. Este tipo de estudios pueden costar f¨¢cilmente m¨¢s de 100 millones de euros y constituyen la ¨²ltima fase antes de la comercializaci¨®n. La financiaci¨®n disponible para desarrollo de vacunas de TB es muy limitado (Estados Unidos invierte el triple en vacunas de VIH que en las de TB), y pocos se atreven invertir cuando el riesgo de fracasar es elevado. Necesitamos crear candidatos vacunales que sean novedosos en su concepci¨®n y en el tipo de respuesta inmunitaria que provocan, innovar en el dise?o de ensayos cl¨ªnicos que permitan evaluar las vacunas con menor n¨²mero de pacientes sin perder rigor cient¨ªfico, e idear estrategias innovadoras de financiamiento p¨²blico-privado.
La tarea que la comunidad cient¨ªfica tiene en el horizonte no es menor, pero estamos en un momento donde la comunidad internacional tiene que asumir que haciendo lo mismo que hemos hecho en el pasado, con las mismas herramientas, no avanzaremos sustancialmente en el control de la enfermedad. Por tanto, la inversi¨®n en investigaci¨®n puede dar los frutos necesarios que sirvan para reducir la inaceptable carga de enfermedad generada. Mientras tanto, cada 23 segundos se muere una persona en el mundo por tuberculosis. Y el reloj no para...
Alberto Garc¨ªa-Basteiro es investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y del Centro de Investigaci¨®n en Salud de Manhi?a (CISM), Mozambique.
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