Un momento del salto de la valla de Melilla en abril de 2014. / Antonio Ruiz (EL PA?S)
El 26 de marzo de 2015 pasar¨¢ a la historia como el d¨ªa en que los espa?oles perdimos parte de nuestra libertad. El Congreso de los Diputados aprob¨® en el pleno de ese jueves la ley de seguridad ciudadana, llamada tambi¨¦n ley mordaza porque supone un profundo recorte de los derechos y libertades de los ciudadanos. Ha sido rechazada por la sociedad (un 82% est¨¢ a favor de eliminarla o modificarla) y tambi¨¦n por todos los partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n, as¨ª que el Gobierno la aprob¨® utilizando su mayor¨ªa.
Esta ley castiga comportamientos como manifestarse junto al Congreso o tratar de impedir un desahucio, y las castiga con multas de hasta 30.000 euros. Lo que nos interesa en Migrados, no obstante, es que esta norma tambi¨¦n ha nacido para legalizar las devoluciones en caliente. Esta ley de Seguridad Ciudadana incluye una reforma en la Ley de Extranjer¨ªa donde se aprueba la figura del rechazo en frontera para amparar una pr¨¢ctica que la Guardia Civil realiza en Ceuta y Melilla desde hace a?os.
Las devoluciones en caliente han sido ampliamente documentadas gracias al abundante material gr¨¢fico que han difundido en el ¨²ltimo a?o activistas y organizaciones en defensa de derechos humanos. Estas tambi¨¦n han sido rechazadas por todos los grupos pol¨ªticos salvo el PP, por un centenar de ONG, entre ellas algunas internacionales como Human Rights Watch. Incluso el comisario europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa advirti¨® despu¨¦s de visitar Melilla que estas devoluciones no se ajustan a la legalidad internacional ni de la UE ni de las Naciones Unidas.
?C¨®mo se puede aprobar una ley que legaliza pr¨¢cticas que son ilegales para las Naciones Unidas o para la Uni¨®n Europea y que proh¨ªben normas supra nacionales como el Convenio Europeo de Derechos Humanos, la Carta Europea de Derechos Humanos o la Convenci¨®n de Ginebra, entre otros? No se puede. Por eso, la norma es ambigua. La ley con la que se legalizan las devoluciones colectivas ha perdido la referencia a que las expulsiones sean en grupo y ha incluido un matiz que dice que los inmigrantes podr¨¢n ser expulsados en la frontera siempre y cuando se respete la normativa internacional de derechos humanos y de protecci¨®n.
Para que las devoluciones se produzcan de acuerdo a estas garant¨ªas, todo inmigrante que entre ilegalmente en el pa¨ªs debe pasar por un proceso que incluya la identificaci¨®n del interesado, la asistencia gratuita de un abogado y de un int¨¦rprete si fuera necesario y el dictado de una resoluci¨®n administrativa despu¨¦s de haber escuchado al inmigrante que indique si esa persona tiene que ser devuelta o, por el contrario, necesita protecci¨®n internacional.
Ninguna de estas pr¨¢cticas se est¨¢n llevando a cabo en las devoluciones en caliente. Los v¨ªdeos y fotograf¨ªas publicados hasta la fecha demuestran que los agentes de la Guardia Civil se limitan a capturar a los inmigrantes que han saltado la valla o que se encuentran en el intervallado y entregarlos a sus hom¨®logos marroqu¨ªes por las peque?as puertas dispuestas a lo largo de la verja que conectan los dos territorios. Nada m¨¢s.
S¨ª existen -todo hay que decirlo- los puestos de asilo que Acnur (la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados) habilit¨® en Ceuta y Melilla para atender a los solicitantes de asilo y refugio. Tan solo entre enero y septiembre de 2014,m¨¢s de 5.000 personas llegaron a estas dos ciudades aut¨®nomas, entre ellas m¨¢s de 2.000 huidos del conflicto en Siria, el 70% de las cuales eran mujeres y ni?os. Sin embargo, los ciudadanos subsaharianos no tienen, de momento, acceso a estas oficinas, seg¨²n han advertido la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR) y Acnur. Aunque el pa¨ªs de origen no es un condicionante a la hora de solicitar asilo, el ministro de Interior asegur¨® durante la inauguraci¨®n de estos puestos a mediados de marzo que los inmigrantes que intentan entrar ilegalmente a trav¨¦s del per¨ªmetro fronterizo no tienen derecho a asilo. "Son inmigrantes por razones econ¨®micas y sociales, que es dram¨¢tico, pero no les legitima para pedir asilo" dijo en unas declaraciones recogidas por Europa Press. Acnur, por su parte, calcula queel 60% de las personas que entran irregularmente en Espa?a son potenciales solicitantes de asilo pero
Ah¨ª est¨¢ la ambig¨¹edad, una contradicci¨®n entre lo que se aprueba y lo que verdaderamente se puede hacer seg¨²n las normativas supranacionales que indican que, despu¨¦s de todo, las devoluciones en caliente seguir¨¢n siendo ilegales tras la aprobaci¨®n de esta ley si se siguen realizando como hasta ahora. De este gazapo ha escrito ampliamente la periodista y compa?era Gabriela S¨¢nchez en eldiario.es. Ella ha consultado con varios expertos en materia jur¨ªdica y todos han convenido en que la manera de realizar devoluciones en caliente seguir¨¢ siendo contraria a las leyes internacionales mientras no se modifique. Y el Gobierno no ha anunciado modificaci¨®n alguna, por el momento.
La aprobaci¨®n de esta reforma no solamente ata?e a las personas que saltan la valla y que ahora podr¨¢n ser devueltas por la puerta trasera de manera, supuestamente, legal. Tambi¨¦n cambia las reglas de juego a favor de los 25 agentes de la Guardia Civil imputados por la muerte de 15 inmigrantes en Ceuta el a?o pasado cuando intentaban llegar a nado a la costa espa?ola, al coronel que firm¨® un protocolo interno para permitir las devoluciones en la valla en Melilla y a losagentes que golpearon a un inmigrantehasta dejarlo inconsciente en el intervallado de esta misma ciudad. El propio ministro de Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, defendi¨® ayer esta ley en el Congreso con el argumento de que dotar¨¢ de cobertura jur¨ªdica a estos agentes.
Es que no depende s¨®lo de Espa?a tambi¨¦n Marruecos debe decir algo a este problema, al fin y al cabo es desde su territorio donde se encuentran los inmigrantes que quieren saltar, por lo tanto las medidas las deben tomar ellos tambi¨¦n y ponerse de acuerdo con nosotros, sino me parece bien que se identifique a los inmigrantes pues nos pueden entrar personas de todo tipo teniendo en cuenta la cantidad de terrorismo que hay en ?frica y los paises norteafricanos y de Oriente Medio, no me parece mala idea.
Se dice en este magn¨ªfico comentario que "hay abundante material para argumentar....". Cierto pero, con esta ley de patada en la boca, se van a terminar las pruebas. Ahora no se va a poder grabar, fotografiar, ni filmar las actuaciones de las fuerzas de seguridad en el ejercicio de sus funciones. Con lo que de lo dicho nada. Y de paso lo que demuestran es que esto va a ser un estado policiaco sin derecho a saber. ?Porque tienen tanto miedo a las c¨¢maras?. Porque no quieren testigos de lo "bi¨¦n" que lo hacen.
Ay, ay, ay que me parto de la risa, pero es que con tantas grabaciones de todo ya no va a hacer falta ni ir al cine, por eso lo hacen, tontos m¨¢s que tontos que somos, ay.
Se acepta que regular los derechos y deberes ciudadanos es una cosa harto dif¨ªcil, al tener que relacionar en un mismo contexto a un conjunto de personas que proceden de puntos de partida diferentes.Pagando los gastos una gente solo.Y medirlos a todo el mundo con un mismo rasero en funci¨®n de unas leyes hechas para gestionar las vidas de quienes viven en sociedad en un pa¨ªs.Estamos acostumbrados en nuestro medio y en todo el mundo occidental a pagar el gasto y los importes legales y reglamentarios para entrar en cualquier sitio como es un estadio de f¨²tbol, un espect¨¢culo, subir a un tren, ir al dentista, pagar el alquiler, o ir comprar la comida diaria en un supermercado.Se ve normal, que para adquirir un servicio hay que pagarlo, pues quien lo pone en marcha se ha de ocupar de forma previa de un gasto y de hacerlo servir y funcionar con garant¨ªa, y responsabilidad. Es normal que quien no puede permitirse cenar en un restaurante pagando el importe del cubierto, no se puede sentar a la mesa. No le dejan comer gratis.Ni entrar en cualquier establecimiento sucios o vestidos con cualquier indumentaria a cualquier hora, por respeto a los dem¨¢s ciudadanos y por la obligaci¨®n de atenernos a un m¨ªnimo de orden.Son las reglas que nos hemos dado para vivir en orden y dentro de una democracia.Reservando un lugar apropiado para ejercer cada tipo de actividad o ejercicio de libertades.Por eso existen las leyes y los juzgados.Las manifestaciones se han de permitir en democracia pero dentro del orden social que impida pisar los derechos de los dem¨¢s, cumpliendo la normativa.No se debe impedir a una gente que va a su trabajo el que no se pueda desplazar porque un colectivo cualquiera quiere protestar reclamando un derecho.Parando el tr¨¢fico y los servicios.Porque por esa regla de tres nunca podr¨ªamos salir a la calle, pues injusticias tenemos m¨¢s que d¨ªas en el a?o todo el mundo.Igual que, que nuestra casa no puede estar a disposici¨®n de cualquiera que se quiera instalar en ella y disfrutar de todo lo que nosotros hemos comprado con nuestro dinero y con nuestro trabajo. Hay unas leyes que rigen y nos amparan.Es el orden de reconocernos en sociedad responsable lo que nos permite seguir existiendo como pa¨ªs y como una comunidad funcionando.Igual debe ser cuando quienes proceden de otros lugares se quieren instalar a las bravas sin respetar el orden establecido y pagado por quienes est¨¢n dentro de una sociedad estable.Y exigen que se les de igual tratamiento en funci¨®n de unas leyes que no han respetado, ni sostenido. Y lo peor que se intente obligar desde otro origen a que se preste un servicio sin ninguna contrapartida a cambio.Gratuitamente, utilizando el derecho y las leyes que se han violentado de entrada.Hay que ser solidarios, pero nunca se ha de transigir ante la impunidad de quienes obligan llegando desde afuera sin ning¨²n tipo de compromiso ni documentaci¨®n.Nuestra sociedad no puede permitirse cambiar las normas alcanzadas por culpa de las injusticias que se viven en otros lugares.
Es que no depende s¨®lo de Espa?a tambi¨¦n Marruecos debe decir algo a este problema, al fin y al cabo es desde su territorio donde se encuentran los inmigrantes que quieren saltar, por lo tanto las medidas las deben tomar ellos tambi¨¦n y ponerse de acuerdo con nosotros, sino me parece bien que se identifique a los inmigrantes pues nos pueden entrar personas de todo tipo teniendo en cuenta la cantidad de terrorismo que hay en ?frica y los paises norteafricanos y de Oriente Medio, no me parece mala idea.
Se dice en este magn¨ªfico comentario que "hay abundante material para argumentar....". Cierto pero, con esta ley de patada en la boca, se van a terminar las pruebas. Ahora no se va a poder grabar, fotografiar, ni filmar las actuaciones de las fuerzas de seguridad en el ejercicio de sus funciones. Con lo que de lo dicho nada. Y de paso lo que demuestran es que esto va a ser un estado policiaco sin derecho a saber. ?Porque tienen tanto miedo a las c¨¢maras?. Porque no quieren testigos de lo "bi¨¦n" que lo hacen.
Ay, ay, ay que me parto de la risa, pero es que con tantas grabaciones de todo ya no va a hacer falta ni ir al cine, por eso lo hacen, tontos m¨¢s que tontos que somos, ay.
Se acepta que regular los derechos y deberes ciudadanos es una cosa harto dif¨ªcil, al tener que relacionar en un mismo contexto a un conjunto de personas que proceden de puntos de partida diferentes.Pagando los gastos una gente solo.Y medirlos a todo el mundo con un mismo rasero en funci¨®n de unas leyes hechas para gestionar las vidas de quienes viven en sociedad en un pa¨ªs.Estamos acostumbrados en nuestro medio y en todo el mundo occidental a pagar el gasto y los importes legales y reglamentarios para entrar en cualquier sitio como es un estadio de f¨²tbol, un espect¨¢culo, subir a un tren, ir al dentista, pagar el alquiler, o ir comprar la comida diaria en un supermercado.Se ve normal, que para adquirir un servicio hay que pagarlo, pues quien lo pone en marcha se ha de ocupar de forma previa de un gasto y de hacerlo servir y funcionar con garant¨ªa, y responsabilidad. Es normal que quien no puede permitirse cenar en un restaurante pagando el importe del cubierto, no se puede sentar a la mesa. No le dejan comer gratis.Ni entrar en cualquier establecimiento sucios o vestidos con cualquier indumentaria a cualquier hora, por respeto a los dem¨¢s ciudadanos y por la obligaci¨®n de atenernos a un m¨ªnimo de orden.Son las reglas que nos hemos dado para vivir en orden y dentro de una democracia.Reservando un lugar apropiado para ejercer cada tipo de actividad o ejercicio de libertades.Por eso existen las leyes y los juzgados.Las manifestaciones se han de permitir en democracia pero dentro del orden social que impida pisar los derechos de los dem¨¢s, cumpliendo la normativa.No se debe impedir a una gente que va a su trabajo el que no se pueda desplazar porque un colectivo cualquiera quiere protestar reclamando un derecho.Parando el tr¨¢fico y los servicios.Porque por esa regla de tres nunca podr¨ªamos salir a la calle, pues injusticias tenemos m¨¢s que d¨ªas en el a?o todo el mundo.Igual que, que nuestra casa no puede estar a disposici¨®n de cualquiera que se quiera instalar en ella y disfrutar de todo lo que nosotros hemos comprado con nuestro dinero y con nuestro trabajo. Hay unas leyes que rigen y nos amparan.Es el orden de reconocernos en sociedad responsable lo que nos permite seguir existiendo como pa¨ªs y como una comunidad funcionando.Igual debe ser cuando quienes proceden de otros lugares se quieren instalar a las bravas sin respetar el orden establecido y pagado por quienes est¨¢n dentro de una sociedad estable.Y exigen que se les de igual tratamiento en funci¨®n de unas leyes que no han respetado, ni sostenido. Y lo peor que se intente obligar desde otro origen a que se preste un servicio sin ninguna contrapartida a cambio.Gratuitamente, utilizando el derecho y las leyes que se han violentado de entrada.Hay que ser solidarios, pero nunca se ha de transigir ante la impunidad de quienes obligan llegando desde afuera sin ning¨²n tipo de compromiso ni documentaci¨®n.Nuestra sociedad no puede permitirse cambiar las normas alcanzadas por culpa de las injusticias que se viven en otros lugares.
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Periodista de la secci¨®n de Internacional, est¨¢ especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PA?S desde 2013 y ha desempe?ado la mayor parte de su trabajo en ?frica subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ¡®El tiempo detenido y otras historias de ?frica¡¯.