Mi pregunta al se?or Murakami
El escritor japon¨¦s ha abierto un consultorio ¡®online¡¯ para sus lectores. ?Es, m¨¢s all¨¢ del 'marketing', una manera de devolver el favor de la admiraci¨®n a sus incondicionales?
A una joven que quiere saber lo que se siente al enamorarse, Haruki Murakami le dice que imagine a un gato dando vueltas en el tambor de la lavadora. ¡°Si cree que eso no le gustar¨ªa, si lo ve como una molestia, mejor no se acerque a una lavadora¡±, le indica. A un hombre que no puede olvidar a su ex le aconseja que no sienta culpa por seguir pensando en ella, mientras le recuerda una canci¨®n de Ray Charles: ¡°El tiempo cura el coraz¨®n roto / Pero el tiempo se ha detenido desde que nos separamos¡¡±. Hay una mujer que le hace saber que una persona la mortifica en el trabajo, hasta el punto de deprimirla, y le pregunta qu¨¦ har¨ªa ¨¦l con un personaje as¨ª en una de sus novelas. ¡°Acabar¨ªa desollado vivo, con un cuchillo, por supuesto¡¡±, le responde bromeando.
Me he divertido repasando las interacciones de El espacio del se?or Murakami, consultorio online que el escritor japon¨¦s ha abierto para sus lectores y donde seguir¨¢ dando consejos hasta finales de este mes. Me lo imagino, como aparece en la ilustraci¨®n de la web, entre un gato y un oso hormiguero, repasando los mensajes. Pienso en un or¨¢culo y tambi¨¦n en el div¨¢n de un psicoanalista. ¡°No puedo ofrecer una respuesta a esto¡±, dice algunas veces, insinuando que solo el camino de la vida podr¨¢ indicar los rumbos, las ense?anzas.
Hay en las respuestas de Murakami un humor que desdramatiza las situaciones a trav¨¦s de la risa. Hay soledad y necesidad de orientaci¨®n en las misivas. Y tambi¨¦n deseos de acceder a las claves de ese extra?o mundo paralelo, de ficci¨®n, que fascina a millones de lectores ansiosos por huir de los cors¨¦s de la realidad. ¡°?Cree en los sucesos incre¨ªbles que narra en sus libros¡±?, le plantea alguien. ¡°Mientras escribo creo que esas cosas ocurren, pero cuando no estoy con mis historias soy un hombre corriente con un fuerte sentido com¨²n. Voy y vengo entre esos dos mundos diferentes¡±, le confiesa.
?Qu¨¦ busca Murakami con esta acci¨®n? Claramente es una eficaz herramienta promocional, pero tambi¨¦n lo son las entrevistas, las apariciones en medios que el autor de Tokio blues evita, preservando su vida privada. No es la primera vez que hace algo as¨ª. En la presentaci¨®n del sitio habla de ¡°un festival de gratitud¡± e incluso anima a sus seguidores a enviar relatos para difundirlos. Doy vueltas a la palabra ¡°gratitud¡± y acudo a El crisantemo y la espada, ensayo donde la antrop¨®loga Ruth Benedict explica que los japoneses se sienten en deuda tras recibir un regalo, un favor, y se ven en la obligaci¨®n de devolverlo. ?Es este consultorio, m¨¢s all¨¢ del marketing, una manera de devolver el favor de la admiraci¨®n a sus incondicionales?
?Es una forma de acercarse a las emociones de la gente, de no aislarse, de no perder el contacto con la realidad? Esta es mi pregunta al se?or Murakami. La formulo ahora que empiezo a leer Hombres sin mujeres, su nueva entrega en Espa?a, consciente de que todas las respuestas que ¨¦l pueda dar sobre el amor, sobre la vida, est¨¢n en sus libros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.