El legado de Obama
La cumbre de Panam¨¢ refuerza la estrategia latinoamericana del presidente de EE UU
La cumbre de las Am¨¦ricas, que comienza ma?ana en Panam¨¢, puede ser considerada como un ¨¦xito incluso antes de empezar. En un hecho impensable hace apenas seis meses, durante la cita de jefes de Estado del hemisferio americano compartir¨¢n presencia en las sesiones conjuntas los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Ra¨²l Castro. Y adem¨¢s lo har¨¢n despu¨¦s de que ambos anunciaran a la vez, el pasado 17 de diciembre, la apertura de negociaciones para el pleno restablecimiento de relaciones, poniendo fin a 50 a?os de duro enfrentamiento.
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La reuni¨®n puede convertirse en una buena prueba del acierto de la estrategia de Obama respecto a Latinoam¨¦rica, que ha hecho de la diplomacia con Cuba un punto de referencia. Un efecto inmediato de la nueva situaci¨®n es la rebaja autom¨¢tica del antiamericanismo que habitualmente sobrevolaba estos encuentros y elevaba la tensi¨®n del debate. De hecho, en la cumbre de Cartagena de Indias de 2012 varios pa¨ªses amenazaron con un boicoteo a la reuni¨®n si Cuba no era readmitida. Ma?ana las cosas ser¨¢n muy diferentes, tanto que alguno de los m¨¢s fieles aliados de Cuba, como Venezuela o Nicaragua ¡ªque han hecho del discurso antiamericano una bandera pol¨ªtica¡ª pueden encontrarse en una situaci¨®n inc¨®moda.
El embargo comercial de Washington a La Habana tiene los d¨ªas contados, y con ¨¦l uno de los principales argumentos ret¨®ricos de los l¨ªderes populistas latinoamericanos. Adem¨¢s, Obama ha a?adido m¨¢s elementos de distensi¨®n con Cuba en los ¨²ltimos d¨ªas, al sugerir que EE UU sopesa sacar al pa¨ªs caribe?o de la lista de Estados que respaldan el terrorismo. Cuba fue incluida en 1982 por su apoyo a diversas guerrillas latinoamericanas. En la recta final de su mandato, el presidente estadounidense puede dejar un importante legado a su sucesor en materia de pol¨ªtica latinoamericana, hist¨®ricamente uno de los puntos m¨¢s sensibles de la acci¨®n exterior de Estados Unidos.
Sin embargo, este optimismo no puede hacer olvidar que el r¨¦gimen castrista sigue presentando grav¨ªsimas deficiencias en materia de derechos humanos. Solo en marzo hubo 610 detenciones por motivos pol¨ªticos, la cifra m¨¢s alta de los ¨²ltimos siete meses. Ra¨²l Castro debe ser consciente de que el retorno de Cuba no solo es el disfrute de un derecho sino que conlleva obligaciones. La apertura a Cuba debe ser correspondida por La Habana.
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