Desperdiciar alimentos: una canallada con soluciones
Un encuentro propone remedios para evitar tirar comida a la basura en un planeta donde m¨¢s de 800 millones de personas pasan hambre
En un mundo que tira comida (hasta un tercio de la que produce, seg¨²n el Banco Mundial) el hambre de hoy es, como dice el escritor Mart¨ªn Caparr¨®s, ¡°la m¨¢s canalla de la historia¡±. Porque, al contrario de lo que ha sucedido en otras ¨¦pocas, se puede evitar. Mientras que m¨¢s de 800 millones de personas en el mundo sufren esta canallada, los cubos de basura, tanto de pa¨ªses pobres como ricos, siguen aliment¨¢ndose con toneladas de alimentos: reci¨¦n recogidos de los campos, envasados, cocinados y crudos, por problemas de precios, de est¨¦tica, de ineficiencias del sistema o de falta de concienciaci¨®n. Por causas que son solucionables, porque hoy no existe un problema de producci¨®n, como se tem¨ªan los investigadores unas d¨¦cadas atr¨¢s, sino de reparto.
Una treintena de expertos en la materia ¡ªde ¨¢mbitos acad¨¦micos, de consumidores, institucionales, de la industria¡¡ª se reunieron en Oviedo la semana pasada para encontrar e implementar algunas de estas soluciones. El II Encuentro de la Alianza contra el Hambre y la Malnutrici¨®n de Espa?a presentar¨¢ sus conclusiones definitivas en junio. Pero en su clausura, el pasado 22 de abril, ya esbozaron algunas de las l¨ªneas en las que se basar¨¢n.
Para buscar soluciones, comenzaron identificando las causas del desperdicio de los alimentos. Son m¨²ltiples y est¨¢n en toda la cadena, desde el campo hasta la nevera del consumidor. Niki Charalampopoulou, miembro de la ONG Feedback Global, puso algunos ejemplos que muestran el absurdo en el que la industria de la alimentaci¨®n cae a menudo. El primero: una empresa de pan de molde en el Reino Unido comercializaba su producto sin la impopular ¨²ltima rebanada, que es en su mayor parte corteza. Pero es inevitable producirla, as¨ª que cada d¨ªa tiraba a la basura 14.000 de estas ¨²ltimas (o primeras) rebanadas. Su organizaci¨®n le propuso que la reciclase en comida para los cerdos. A partir de ese momento comenzaron a ahorrar 100.000 libras (unos 140.000 euros) al a?o. Segundo ejemplo: una cadena de supermercados comercializaba las jud¨ªas verdes en unos envases algo m¨¢s peque?os que el promedio del producto. Esto hac¨ªa necesario cortarla por arriba y por abajo para que quedasen perfectamente emparejadas. El resultado era tirar a la basura casi un 10% del alimento, lo que se pudo paliar, en parte, ajustando el envase. Tercero: los agricultores tienen que tirar de media entre un 20% y un 30% de sus cosechas por motivos est¨¦ticos (manchas, imperfecciones, no tener el tama?o adecuado) o ajustes de precios (mucha mercanc¨ªa en el mercado puede abaratarlos demasiado y la industria decide desecharlos).
Charalampopoulou asegura que con peque?as decisiones pueden producirse grandes ahorros de alimentos en estos procesos. Su organizaci¨®n propone lo que llaman The pig idea (la idea del cerdo), que se resume en destinar a estos animales la comida sobrante. Pero aqu¨ª hay un problema legislativo. En Europa est¨¢ prohibido alimentar a los marranos con excedentes o con cualquier producto hecho con prote¨ªna animal, como consecuencia de la crisis de las vacas locas. ¡°Como resultado, importamos 40.000 toneladas de soja que se produce en Sudam¨¦rica y que deforesta la Amazonia¡±, lamenta la activista.
Las exigencias en Europa sobre seguridad alimentaria tambi¨¦n se sometieron a debate en el encuentro. Aunque la conclusi¨®n fue que se deben minimizar los riesgos para los consumidores, hubo consenso en que son demasiado estrictas y en que es necesario estudiar flexibilizarlas cuando esto haga posible grandes ahorros de alimento.
Peque?os gestos como renunciar a ciertos criterios est¨¦ticos, pueden servir para aprovechar miles de toneladas de comida
Siguiendo por el final de la cadena, ¡°existe una falta de concienciaci¨®n por parte de los ciudadanos, que no perciben el desperdicio como algo negativo, sino incluso como un s¨ªmbolo de estatus¡±, explic¨® Gimena Llamedo, directora de la Agencia Asturiana de Cooperaci¨®n al Desarrollo y coordinadora de una de las cuatro mesas de trabajo que simultanearon tareas en el encuentro. Fue una conclusi¨®n compartida por las otras tres, que coincidieron al se?alar que la mayor¨ªa de los ciudadanos no tiene conciencia del impacto social y ambiental que supone tirar tanta comida. ¡°Hay una confusi¨®n entre valor y precio¡±, se?al¨® Juan Luis N¨²?ez, presidente del Banco de Alimentos de Asturias. Porque en una sociedad donde los alimentos son baratos, tirarlos se considera una peque?a p¨¦rdida de dinero, pero no se tienen en cuenta otros factores. "Tenemos que dar un paso m¨¢s y pensar en problemas de cambio clim¨¢tico, energ¨¦ticos, en la huella energ¨¦tica de los productos que consumimos. No es bueno para el mundo crear productos que viajan tontamente por el mundo y desperdiciando energ¨ªa", denunci¨® Santiago Men¨¦ndez de Luarca, representante permanente de Espa?a ante la FAO. En su opini¨®n, "el hambre junto a la estupidez humana" son los dos grandes generadores de conflictos de la humanidad. El lado positivo es que la soluci¨®n a la primera est¨¢ al alcance de nuestra mano.
Tambi¨¦n existen problemas t¨¦cnicos que se refieren a los envases. Por un lado, est¨¢ su tama?o, adaptado normalmente a est¨¢ndares familiares en una sociedad (en este caso, la espa?ola), donde un hogar medio est¨¢ compuesto por 2,5 miembros y donde una cuarta parte de ellos est¨¢n formados por una sola persona, seg¨²n los ¨²ltimos datos del INE. Roberto Ortu?o. director de Asistencia Tecnol¨®gica y Servicios Anal¨ªticos del Centro Tecnol¨®gico AINIA, aboga por los envases "proporcionables" [sic], que se puedan adaptar a las necesidades de cada consumidor: ¡°Las unidades de venta muy peque?as son ineficientes. Con las muy grandes sucede que suele sobrar gran cantidad de alimento que se desperdicia. Si permiten la porcionabilidad, le damos al consumidor la posibilidad de consumir solo partes y que el resto se mantenga cerrado. Por otro lado, en los productos tipo salsas, alrededor de 10% de se queda en el envase. Estamos trabajando con pl¨¢sticos de poca adherencia o sistemas m¨¢s complicados con alguna v¨¢lvula que permite el vaciado. As¨ª se puede conseguir que la mitad del producto que se tiraba no se desperdicie¡±.
Muchas soluciones est¨¢n en mano de la industria. Otras en la pol¨ªtica. Pero para los ciudadanos empieza por ellos mismos. Como explica Ortu?o, hay una percepci¨®n distorsionada del problema del derroche de alimentos: "En las encuestas, los consumidores dicen que no tiran comida, pero los cubos de basura est¨¢n llenos de ella".
13 propuestas para tirar menos comida
Las cuatro mesas de trabajo del II Encuentro de la Alianza contra el Hambre y la Malnutrici¨®n de Espa?a acordaron una una treintena de propuestas para reducir el desperdicio de alimentos que se ir¨¢n puliendo hasta alcanzar un documento final. Cada una de ellas aport¨® una mirada al problema, algunas con soluciones m¨¢s concretas, otras que se quedan en el limbo de las buenas intenciones. Estos 13 puntos son un resumen de las recomendaciones:
- Necesidad de un papel m¨¢s activo de las administraciones p¨²blicas, coordinaci¨®n entre ellas y con la industria, as¨ª como Incorporar criterios ambientales en las pol¨ªticas p¨²blicas.
- Revisi¨®n, actualizaci¨®n y mejora de marcos normativos, desde las directivas europeas hasta las ordenanzas municipales.
- Incorporar la reducci¨®n de los desperdicios en los pliegos de condiciones de los procesos de compras p¨²blicas.
- Desarrollo de pol¨ªticas de incentivos a aquellos actores de la cadena alimentaria que asuman mayores compromisos en la reducci¨®n de los desperdicios. Por ejemplo, reconfigurar o exigir unos criterios ¨¦ticos, sanos y sostenibles en los servicios de restauraci¨®n y alimentaci¨®n que externalizan en los espacios p¨²blicos (escuelas y hospitales).
- Apoyar programas de sensibilizaci¨®n en torno a una compra racional y formaci¨®n de los consumidores, as¨ª como buscar la complicidad de los medios de comunicaci¨®n.
- Recopilar y difundir las buenas pr¨¢cticas, especialmente en los municipios que son un buen laboratorio de experiencias.
- Dedicar esfuerzos al an¨¢lisis del problema, al diagn¨®stico, a la identificaci¨®n de informaci¨®n relevante y de las causas.
- Mejor regulaci¨®n de las pr¨¢cticas de publicidad de alimentos y prohibir la publicidad enga?osa que fomente el desperdicio.
- Favorecer las donaciones de alimentos a entidades sociales. Para ello, conseguir la exenci¨®n del IVA a los productos que sean donados.
- Promover los grupos de consumo y su contacto directo con productores locales y cooperativas.
- Mejorar la innovaci¨®n en transportes, log¨ªstica, envasado, vida ¨²til de los alimentos y software.
- Mejora en el etiquetado; por ejemplo, que se pueda incluir y entender otras informaciones como el coste ecol¨®gico y coste energ¨¦tico (adem¨¢s del precio del producto).
- Elaboraci¨®n de un marco te¨®rico o borrador de un Tratado de Seguridad y Soberan¨ªa alimentaria, y la obligatoriedad de su cumplimiento. De forma ambiciosa, incluir el derecho a la alimentaci¨®n en la Constituci¨®n Espa?ola.
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