Brechas salariales obscenas
PorAlex Prats(@alexpratstweets).
Fuente: CentralAmerica Link.
En 2014 los directivos de las 350 empresas m¨¢s grandes en Estados Unidos seg¨²n volumen de ventas ganaron 332 veces m¨¢s que el trabajador medio en el mismo pa¨ªs: 11,7 millones de d¨®lares de media para los ejecutivos contra un salario anual medio de 35.239 d¨®lares.
En el Reino Unido, en el mismo a?o, los 100 ejecutivos que m¨¢s dinero ganaron acumularon en un a?o 131 veces el salario medio brit¨¢nico. Sin embargo, solamente 15 de esas 100 empresas pagaron a todos sus empleados un salario por encima del que Living Wage Foundation considera un salario digno en ese pa¨ªs (7,85 libras por hora de trabajo).
En Espa?a, el directivo mejor pagado fue el delegado y presidente de Inditex, Pablo Isla, con una retribuci¨®n total de 7,98 millones de euros, cifra que representa 336 veces la retribuci¨®n media (21,763 euros) de los empleados y empleadas que trabajan en la empresa que ¨¦l mismo dirige.
En Sud¨¢frica, un minero necesitar¨ªa trabajar 93 a?os para ganar la cantidad media anual que recibe un alto ejecutivo del mismo sector en concepto de incentivos.
A menudo se utiliza el argumento de que el mercado de trabajo simplemente retribuye a cada uno seg¨²n el valor que aporta. ?Pero es este argumento aceptable? Sabemos que las pr¨¢cticas actuales son legales, pero ?es realmente justo que un empleado reciba m¨¢s de 300 veces el salario medio de su pa¨ªs o el de los empleados de su propia empresa, o estamos ante una de esas situaciones donde los gobiernos deber¨ªan actuar para poner limitaciones a las din¨¢micas que crea el libre mercado?
Tal como han se?alado economistas como Thomas Piketty, Paul Kruger o Joseph Stiglitz, la enorme brecha que se ha generado en las ¨²ltimas d¨¦cadas entre los que m¨¢s dinero ganan por su trabajo y los que menos es una de las principales causas de la creciente desigualdad.
Cuando uno observa estos datos no puede evitar, como m¨ªnimo, levantar la ceja al constatar que las pol¨ªticas de reducci¨®n de costes salariales se han presentado en Espa?a como una de las v¨ªas principales para impulsar la recuperaci¨®n, la creaci¨®n de empleo y la competitividad. Cuando se habla de moderaci¨®n salarial, no es precisamente de los salarios de ejecutivos de lo que se est¨¢ hablando principalmente.
En Espa?a, se estima que las reducciones salariales durante la crisis han sido de alrededor de un 2% anual, hecho que debe haber tenido, en mayor o menor medida, un impacto negativo en la estimulaci¨®n del consumo.
Por otro lado, el salario m¨ªnimo interprofesional en Espa?a en 2014 fue de 757 euros al mes, muy inferior al establecido en pa¨ªses europeos como Francia (1,458 euros), Irlanda (1,462 euros) o B¨¦lgica (1,502 euros). Si el salario m¨ªnimo en Francia pr¨¢cticamente dobla el de Espa?a, ?es realmente, como a menudo se explica, la mejora sustancial del salario m¨ªnimo una medida que pondr¨ªa en peligro de muerte la recuperaci¨®n econ¨®mica en nuestro pa¨ªs?
En Brasil, por ejemplo, si bien es cierto que en una coyuntura diferente, el salario m¨ªnimo interprofesional aument¨® casi un 50% entre 1995 y 2011, per¨ªodo en el que se experiment¨® al mismo tiempo un importante crecimiento econ¨®mico y reducci¨®n de la pobreza y la desigualdad.
El aumento de la desigualdad extrema que se ha producido en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y que ya nadie cuestiona, no s¨®lo es injusto sino que adem¨¢s no es bueno para la propia salud econ¨®mica de un pa¨ªs (FMI dixit) y su cohesi¨®n social. La correcci¨®n de las brechas salariales entre los que m¨¢s ganan y los que menos deber¨ªa ser una de las recetas adoptadas por los gobiernos que se tomen en serio el reto de crear un modelo social en el que todas y todos tengamos las mismas oportunidades.
Concretamente, los gobiernos deber¨ªan asegurar que todos los trabajadores y trabajadoras reciben por su trabajo un salario digno, lo cual implica la necesidad de establecer, all¨ª donde a¨²n no existe, o aumentar, el salario m¨ªnimo interprofesional. Adem¨¢s, se deber¨ªan tomar las medidas necesarias para poner l¨ªmites a la legal pero injusta brecha salarial entre los que m¨¢s ganan y los que menos.
En noviembre de 2013, Suiza rechaz¨® mediante un refer¨¦ndum introducir una ley que limitara los salarios de ejecutivos de una empresa a 12 veces los salarios m¨¢s bajos de la misma. Como ocurre con muchas otras medidas necesarias para luchar contra la desigualdad, como por ejemplo la reducci¨®n de los incentivos fiscales a las multinacionales, los gobiernos suelen argumentar que, de adoptarlas de forma aislada, s¨®lo conseguir¨ªan desviar la inversi¨®n hacia otros pa¨ªses. Este fue sin duda uno de los argumentos que m¨¢s se exprimieron durante el refer¨¦ndum suizo.
Si bien est¨¢ demostrado que los factores que m¨¢s determinan el nivel de inversi¨®n extranjera son otros como la calidad y salud de la fuerza de trabajo, la tecnolog¨ªa o las infraestructuras, tambi¨¦n resulta evidente que, en un mundo ya tan globalizado, una mayor consenso y cooperaci¨®n entre pa¨ªses es fundamental para la adopci¨®n en bloque de medidas que tengan como objetivo la reducci¨®n de la desigualdad, incluidas aquellas orientadas a la reducci¨®n de la brecha salarial o la lucha contra la evasi¨®n fiscal.
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