Mucho ruido y pocas nueces

Decir que el r¨¢pido desarrollo de las redes sociales otorga a la ciudadan¨ªa un poder hasta ahora inusitado est¨¢ ya m¨¢s pasado que el reinado de Carolo. Y adem¨¢s, es mentira. El alud de informaci¨®n complementaria o contrapuesta en circulaci¨®n es tan variado y masivo que aumenta la posibilidad de estar desinformado por exceso. Este ruido es el de todo el mundo intentando posicionarse y figurar en Internet y las redes con contenidos que carecen o bien de inter¨¦s, o bien de rigor. Habitualmente, de ambas cosas. Informaci¨®n ensordecedoramente in¨²til que entorpece la localizaci¨®n de informaci¨®n realmente ¨²til: una nueva censura por colapso propiciada por unos y alimentada por todos. Nos autoenga?amos pensando que nuestra voz, intereses y acciones se oyen m¨¢s y mejor merced a las redes sociales, pero solo somos un dato agregado m¨¢s, decididamente an¨®nimo en esa nueva sopa digital en la que la individualidad est¨¢ diluy¨¦ndose de forma pavorosa. La informaci¨®n realmente ¨²til contin¨²a en manos de una ¨¦lite, lejos no solo de una democratizaci¨®n real de la informaci¨®n, sino tambi¨¦n de una revalorizaci¨®n del individuo como tal. La misma situaci¨®n de toda la vida, pero en versi¨®n digital.¡ª Hugo Gallego S¨¢nchez.

?