El gusto por las curvas femeninas a trav¨¦s de 2.500 a?os de arte
Un an¨¢lisis muestra que la relaci¨®n ideal entre el per¨ªmetro de la cintura y la cadera ha variado con el tiempo y se hizo m¨¢s femenino a partir del Renacimiento
?Por qu¨¦ a muchos hombres les gustan Beyonc¨¦ Knowles o Kim Kardashian? Habr¨¢ quien diga que la fascinaci¨®n por las curvas es una cuesti¨®n cultural, exacerbada por los v¨ªdeos musicales de hip hop o la pornograf¨ªa. Sin embargo, si se pregunta a estudiosos de la evoluci¨®n humana, muchos defender¨¢n que existe una programaci¨®n en el cerebro, construida durante millones de a?os, que nos empuja a buscar unos determinados rasgos f¨ªsicos que hablan sobre las posibilidades reproductivas de quienes los poseen.
Una de esas se?ales es el ¨ªndice cintura-cadera (ICC), la relaci¨®n que resulta de dividir el per¨ªmetro de la cintura de una persona por el de su cadera. El inter¨¦s por esa caracter¨ªstica f¨ªsica tiene varias explicaciones. Por un lado, las nalgas y la cintura son rasgos ¨²nicos de los humanos, que no existen en otros simios que no caminan erguidos. Adem¨¢s, las hormonas sexuales determinan c¨®mo y d¨®nde se acumula la grasa. La que se amontona en las caderas sugiere que existen reservas en caso de escasez y que las cr¨ªas tendr¨¢n alimento durante el embarazo y la lactancia. Otra muestra de la informaci¨®n escrita en el ICC se observa a partir de la menopausia, cuando las mujeres comienzan a tener un ¨ªndice m¨¢s parecido al de los hombres. En general, esta relaci¨®n es una se?al para detectar a primera vista juventud y fertilidad.
Varios estudios han estimado que el ICC ideal, al menos en los pa¨ªses occidentales, es aquel en el que el que la cintura tiene el 70% del per¨ªmetro de la cadera. Sin embargo, esta relaci¨®n var¨ªa dependiendo de las circunstancias de los hombres a los que se pregunta. Un ¨ªndice m¨¢s bajo de 0,7, m¨¢s femenino, suele despertar m¨¢s inter¨¦s en condiciones de mayor bienestar. Sin embargo, cuando el entorno es m¨¢s complicado, un ICC mayor puede ser m¨¢s deseable. De hecho, algunos art¨ªculos cient¨ªficos han mostrado que los hombres de bajo nivel socioecon¨®mico prefieren a mujeres m¨¢s pesadas que los de un nivel elevado. La explicaci¨®n podr¨ªa est¨¢r en los andr¨®genos, un tipo de hormonas entre los que se encuentra la testosterona. Su presencia favorece la acumulaci¨®n de grasa en torno a la cintura, restando feminidad, pero aumentan la resistencia y la competitividad. En situaciones de estr¨¦s, estas virtudes pueden resultar m¨¢s interesantes que la cintura de avispa que favorecen las hormonas femeninas.
Para tratar de obtener m¨¢s informaci¨®n sobre la universalidad del ICC, dos investigadores de la Universidad del Instituto de Ciencias Evolutivas de la Universidad de Montpelier (Francia) han analizado obras de arte e im¨¢genes representando el cuerpo femenino de los ¨²ltimos 2.500 a?os para ver cu¨¢l era su ¨ªndice cintura cadera. Tomaron 216 obras de arte, 160 pinturas y 56 esculturas, que representaban a mujeres desde el a?o 500 a. C. hasta el presente. De ellas, 150 representaban a ejemplos de belleza, como las diosas Afrodita o Venus, o la joven Psique, tan hermosa que enamor¨® a Eros, el hijo de Afrodita. Las otras 66 obras escogidas representaban a mujeres a las que no se atribuye una belleza especial, como Eva, la primera mujer creada por Dios seg¨²n el mito hebreo.
Las obras de arte empleadas se reparten en dos periodos. El primero, entre el 500 a. C. y el 400 d. C., y el segundo, entre el 1400 y el 2014. En medio queda un periodo en el que, debido a la oposici¨®n del cristianismo, casi no se encuentran cuerpos desnudos en el arte. Adem¨¢s, durante el ¨²ltimo siglo, se analiz¨® el ICC de modelos de Playboy y ganadoras de concursos de belleza.
Los est¨¢ndares de belleza empezaron a cambiar en el siglo XV, con una preferencia por curvas m¨¢s pronunciadas¡±
El an¨¢lisis de las obras de arte mostr¨® que el ¨ªndice se mantuvo constante durante el periodo de novecientos a?os de la antig¨¹edad, algo por encima del 0,7, y comenz¨® a descender en el periodo m¨¢s reciente, entre 1400 y 2014. As¨ª, la Afrodita de Siracusa de Prax¨ªteles, del 450 a. C., da un ICC de 0,753, una Afrodita an¨®nima de hace 2.000 a?os, 0,793, y una Venus an¨®nima del siglo IV d. C., 0,731. Cuando se observan los ICC a partir del 1400, empiezan a bajar de 0,7, como una Venus pintada por Hans Baldung en el siglo XVI, con 0,693, o la escultura de Psique abandonada que Agustin Pajou realiz¨® en 1790, con 0,685.
Entre las playmates y modelos del siglo XX, se observa una curva media que comienza ligeramente por encima del 0,7 en los a?os 20, desciende durante los 60 y 70, y vuelve a subir a partir de los 80 hasta superar el 0,7 durante la ¨²ltima d¨¦cada. En los extremos entre las modelos, se situaron Mickey Winters, que fue la chica Playboy de septiembre de 1962, con un ICC de 0,529 (cintura de 45,7cm y cadera de 86,3), y Ashley Hobbs, portada de diciembre de 2010 con un ICC de 0,844 (68,5 de cintura y 81,2 de cadera).
Para Jeanne Bovet, investigadora de la Universidad de Montpellier, estos resultados muestran que ¡°frente a lo que se suele afirmar, la preferencia por un ICC ha cambiado a lo largo del tiempo¡±. Adem¨¢s, ante la opini¨®n de que la forma ideal de mujer ha cambiado dram¨¢ticamente durante el ¨²ltimo medio siglo debido a la influencia de los medios de comunicaci¨®n, los resultados de su estudio sugieren que ¡°los est¨¢ndares de belleza, al menos en lo que se refiere al ICC, empezaron a cambiar en el siglo XV, con una preferencia por curvas m¨¢s pronunciadas¡±.
Lo que no tiene claro Bovet son las razones detr¨¢s de las variaciones observadas en el arte a lo largo de los ¨²ltimos veinticinco siglos. ¡°Podr¨ªa deberse a un cambio en las condiciones de vida, que hubiesen pasado a ser m¨¢s f¨¢ciles, con menos trabajo que antes¡±, apunta. No obstante, recuerda que la mayor parte de las obras fueron realizadas por artistas relativamente acomodados por encargo de arist¨®cratas, con lo que sus preferencias no tienen porqu¨¦ ser representativas de las de su sociedad. ¡°Puede tratarse de un cambio cultural y no solo adaptativo, aunque cultura y biolog¨ªa se influyen mutuamente¡±, afirma.
Para tratar de separar en la medida de lo posible la parte cultural de la inscrita en los genes, algunos investigadores han planteado experimentos originales. En 2009, un equipo dirigido por Johan C. Karremans, de la Universidad Radboud en Nimega (Holanda), compar¨® las preferencias de ICC de hombres que ve¨ªan con las de ciegos de nacimiento. Con este enfoque pretend¨ªan comprobar hasta qu¨¦ punto influyen los medios audiovisuales y en general el aprendizaje visual a la hora de construir el gusto por determinadas formas femeninas. Sus resultados mostraron que los hombres invidentes, igual que los que ve¨ªan, ten¨ªan preferencia por los ICC reducidos cercanos al 0,7. No obstante, esa preferencia era m¨¢s intensa entre los que ten¨ªan bien la vista, lo que sugiere que la referencia visual desempe?a un papel de refuerzo.
Bovet explica que, con el fin de entender mejor sus resultados e interpretar su significado, trabajan ¡°con historiadores del arte para obtener m¨¢s informaci¨®n sobre la vida de los artistas, que podr¨ªa influir en lo que pintaban¡±, y tratan de acumular m¨¢s artistas de distinta procedencia. Adem¨¢s, a?adir¨¢n a su an¨¢lisis otros rasgos f¨ªsicos que pueden estar relacionados con el atractivo femenino, como el ¨ªndice de masa corporal o las facciones del rostro, ¡°para ver si mantienen la misma pauta en relaci¨®n con el ICC¡±, concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.