?Por qu¨¦ bajamos el volumen de la radio cuando aparcamos?
Es un acto que hacemos instintivamente y que tiene un razonamiento psicol¨®gico. ?Es que el cerebro no es capaz de procesar las dos acciones?
Centro de la ciudad, hora punta. Mientras el veh¨ªculo rueda, Radio 3 est¨¢ a un volumen considerable, lanzando el ¨²ltimo tema de Los Planetas. El conductor va tranquilo, tarareando una canci¨®n que ya ha escuchado un par de veces. Cuando se acerca a su destino, empieza a mirar a derecha e izquierda en busca de un lugar para aparcar. Sin pensarlo, la mano va al mando que controla la fuerza de los altavoces y bajamos el volumen considerablemente. Al cabo del rato, encuentra un hueco quiz¨¢ un pel¨ªn estrecho para su coche. Mientras acciona la marcha atr¨¢s para comenzar la maniobra, apaga finalmente la radio. Debemos preguntarnos, entonces: ?no es capaz el cerebro de procesar las dos cosas?
¡°Lo que tenemos en la mente viene de dos v¨ªas: a lo que atendemos voluntariamente y lo que capta nuestra atenci¨®n de forma autom¨¢tica, como un est¨ªmulo peligroso o inesperado¡±, explica Manuel Mart¨ªn-Loeches, profesor titular de Psicobiolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del ¨¢rea de Neurociencia Cognitiva. En esta segunda v¨ªa estar¨ªa tambi¨¦n la m¨²sica, que es muy atractiva para nuestro cerebro ya que somos una especie muy musical, que desde el nacimiento disfruta de o¨ªrla y sentirla sin necesidad de aprendizaje. ¡°Esto se explica porque gran parte del circuito cerebral de la m¨²sica coincide con el del lenguaje, otro instinto muy humano¡±, apunta?Mart¨ªn-Loeches.
Pero nuestro cerebro tiene unos recursos atencionales limitados. ¡°Mientras que conducir por una autov¨ªa o por calles que ya conocemos se puede hacer en piloto autom¨¢tico, ya que consume pocos recursos, aparcar no es algo rutinario¡±, explica el especialista. Cada espacio es diferente, requiere calcular maniobras, usar la marcha atr¨¢s... ¡°As¨ª que si estamos atendiendo a la m¨²sica, ya que la captamos de forma autom¨¢tica y no la podemos ignorar, el cerebro atiende a ella en lugar a lo que en ese momento es necesario¡±. Por ello se quita, para dejar todos los recursos disponibles para la tarea que en ese momento tiene cierta dificultad y es imprescindible llevar a cabo. ¡°No somos tontos, lo hacemos de forma instintiva¡±, remata Mart¨ªn-Loeches.
Lo que tenemos en la mente viene de dos v¨ªas: a lo que atendemos voluntariamente y lo que capta nuestra atenci¨®n de forma autom¨¢tica, como un est¨ªmulo peligroso o inesperado¡± Manuel Mart¨ªn-Loeches, profesor de Psicobiolog¨ªa de la Complutense
En su libro Thinking fast and slow, el ganador del premio Nobel Daniel Kahneman se?ala que aparcar requiere de un tipo de pensamiento lento, que necesita de mucha racionalidad, por lo que gasta m¨¢s energ¨ªa. Por ello, autom¨¢ticamente se dejan de realizar otro tipo de actividades, incluso escuchar la radio. Como analog¨ªa, explica que aunque somos capaces de andar a un ritmo vivo y hablar a la vez, si le pedimos a la persona con la que conversamos que ¡°calcule 23 por 78, seguramente dejar¨¢ de caminar¡±, ya que no le quedan recursos ni tan siquiera para rutinas intuitivas como poner un pie despu¨¦s del otro.
Seg¨²n su hip¨®tesis, Kahneman llama a estas dos formas de actividad cerebral System 1 y System 2. El primero es autom¨¢tico, intuitivo e inconsciente, mientras que el segundo es ese pensamiento racional, lento, deliberado. En su rese?a del libro en Scientific American, el autor explica: ¡°Aunque el System 2 se cree que est¨¢ siempre donde hay acci¨®n, el aut¨¦ntico h¨¦roe de la historia es el System 1, ya que genera sorprendentes patrones de ideas y las impresiones y sentimientos que son la base de las creencias y elecciones del otro¡±. Tras invitar a los lectores a imaginar cada uno de ellos como agentes individuales con sus propias habilidades, limitaciones y funciones, una suerte de personalidad cerebral, reconoce a los m¨¢s esc¨¦pticos que solo son ¡°ficciones ¨²tiles¡± para entender los caprichos del cerebro.
En t¨¦rminos de actividad de ese caprichoso llamado cerebro, escuchar m¨²sica es un acto complejo. La psic¨®loga Mar¨ªa ?lvarez se?ala: ¡°Implica al cerebro emocional, al cerebro neurovegetativo y al cerebro racional, sin casi ninguna parte que no se vea afectada por la m¨²sica¡± . Las frecuencias altas, los sonidos llamados agudos, afectan a la percepci¨®n y a la memoria; las medias a procesos neurovegetativos como el ritmo card¨ªaco o las emociones, y las bajas o graves a la conducta motora. ¡°Creo que esto lo saben bien en tiendas como Berskha y los que componen listas musicales para correr¡±, se?ala ?lvarez. La m¨²sica se puede convertir en una aliada de determinados procesos cognitivos.
As¨ª que si estamos atendiendo a la m¨²sica, ya que la captamos de forma autom¨¢tica y no la podemos ignorar, el cerebro atiende a ella en lugar a lo que en ese momento es necesario¡±
¡°Para que nos ayude a realizar eficazmente una tarea, la m¨²sica debe estar sincronizada con los ritmos psicofisiol¨®gicos naturales de esa tarea¡±, cuenta la psic¨®loga. Y a?ade: ¡°Hay estudios que corroboran que una m¨²sica adaptada a las circunstancias del trabajo puede aumentar la productividad¡±. Por ejemplo, los expertos sugieren que para el desarrollo de la atenci¨®n, son ideales los instrumentos de cuerda, que estimulan de manera m¨¢s directa un determinado patr¨®n de ondas cerebrales relacionadas con la concentraci¨®n. Y, para una tienda de deportes, es recomendable poner hip hop (ritmo similar al bote de una pelota) para estimular la venta.
¡°Lo bueno que tiene nuestro cerebro es que pr¨¢cticamente todas las tareas, y m¨¢s si son manuales, con la practica se consiguen automatizar¡±, razona el acad¨¦mico Mart¨ªn-Loeches. Con el tiempo, colectivos como taxistas o aquellos muy habituados a coger el coche ¡°podr¨¢n aparcar en cualquier sitio¡± con la radio puesta y a toda pastilla. Los dem¨¢s seguir¨¢n bajando, sin querer, el volumen cuando rodando por la ciudad se encuentren con un hueco estrecho para su coche.
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