Ladrillera de ocho a?os se ofrece
Priya, una peque?a de Delhi, tiene su propio perfil en la red social laboral LinkedIn. Sin embargo, no busca trabajo. Quiere educaci¨®n
Datos personales: Priya, ocho a?os. Formaci¨®n acad¨¦mica: ninguna. Experiencia Laboral: cinco a?os haciendo ladrillos. Esta es la breve presentaci¨®n en el curr¨ªculo en la red social LinkedIn de una ni?a que vive y trabaja junto a sus progenitores en una de las 600 ladrilleras de Pahassaur (Delhi, India). ¡°Mi padre prepara la mezcla, mi madre en cuclillas moldea el adobe y mis hermanos y yo damos la vuelta a los ladrillos durante varias horas hasta que se secan. Trabajamos aproximadamente 15 horas diarias para conseguir seis d¨®lares entre todos¡±, describe.
No es una ficci¨®n. La historia de Priya es tan real como la de 168 millones de ni?os de 5 a 14 a?os en el mundo en situaci¨®n de trabajo infantil, seg¨²n las estimaciones m¨¢s recientes (2015) de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo. Pero en realidad la peque?a no busca empleo como podr¨ªa hacer creer la existencia de su perfil de la red social en el que cuenta con casi 482 seguidores, una carta de motivaci¨®n, varias recomendaciones y validaciones de sus aptitudes. "Me encantar¨ªa ir a la escuela", se lee en el apartado Educaci¨®n. Ese es, en verdad, el prop¨®sito de esta p¨¢gina creada la ONG Naya Nagar: conseguir que cr¨ªos como Priya, sus hermanos y amigos, vayan al colegio en vez del tajo.?
"Nos preguntamos: ?C¨®mo concienciamos a las personas que viven en Espa?a sobre el trabajo infantil? En la era de las nuevas tecnolog¨ªas y las redes sociales decidimos que si quer¨ªamos conseguir sensibilizar e impactar al espectador ten¨ªamos que hacer algo m¨¢s original", detalla Arancha Mart¨ªnez, fundadora y directora de Naya Nagar. Uno de los mantras de esta organizaci¨®n es la educaci¨®n es libertad y libertad es desarrollo. Por eso, con esta acci¨®n solicitan ayudas para cambiar ladrillos por d¨ªas de formaci¨®n. Cada 20 euros se traducen en 80 d¨ªas de escolarizaci¨®n, se?alan. "Gracias a los d¨ªas de educaci¨®n donados podemos conseguir que ni?os y ni?as en India tengan un futuro. Y cuando crezcan puedan rellenar el apartado estudios en su perfil de LinkedIn", explica.
Priya no busca trabajo. Este es el lema de la campa?a, pero tambi¨¦n una lamentable llamada de atenci¨®n. No lo hace porque ya lo tiene. Desde los tres a?os como asegura su carta de presentaci¨®n. Es una de los miles de menores empleados en las f¨¢bricas de ladrillos de Pahassaur y que, por azar, se ha convertido en la protagonista de esta acci¨®n de sensibilizaci¨®n que, adem¨¢s del curr¨ªculum, incluye un v¨ªdeo que explica en poco m¨¢s de un minuto c¨®mo es un d¨ªa de su vida. Duro. Dif¨ªcil de digerir. Una bofetada que por lejan¨ªa o insensibilidad no pica lo suficiente. Naya Nagar se ha propuesto que ya no sea as¨ª. ?Su objetivo? Recaudar suficiente para asegurar 120.000 d¨ªas de educaci¨®n para 300 ni?os.
Todav¨ªa est¨¢n en el 1% de su meta, pero la directora considera que la respuesta ha sido muy positiva. "Hemos recibido mensajes de personas que han aceptado la invitaci¨®n de Priya d¨¢ndonos la enhorabuena por la idea y por nuestro trabajo, han validado aptitudes de Priya y ya cuenta con casi 500 contactos", resume. M¨¢s a¨²n, profesionales de marketing como Mar¨ªa Bret¨®n han alabado la iniciativa. "Y en Twitter tambi¨¦n hemos recibido muchos mensajes de apoyo con el hashtag #priyaNObusca", a?ade.
"La campa?a ha gustado e impactado, que era nuestro objetivo", concluye la directora de la entidad, quien espera que el mensaje no sea flor de un d¨ªa y que durante los pr¨®ximos meses llegue y cale en muchos m¨¢s profesionales, empresas, familias, colegios, ni?os y ni?as espa?oles. Para estos ¨²ltimos, la ONG ha publicado el cuento basado en la vida de la ni?a ladrillera, Priya y los Elefantes de Colores. "Para que vean que existen otra realidades y poder inculcarles valores como la solidaridad", zanja Mart¨ªnez. Y que, aunque por las ma?anas rezonguen por tener que ir al colegio, sepan que en otras partes del mundo, otros no tienen esa suerte de recibir educaci¨®n.
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