Las remesas, una oportunidad para el desarrollo rural
Necesitamos apoyar a los migrantes para que creen oportunidades para ellos y sus familias en sus lugares de origen
Cada vez son m¨¢s las personas que arriesgan sus vidas en busca de mejores condiciones. Se calcula que s¨®lo en 2015 m¨¢s de 30.000 personas perder¨¢n la suya tratando de cruzar el mar Mediterr¨¢neo. Muchas escapan de la guerras y la violencia, muchas m¨¢s de la pobreza y la miseria. La migraci¨®n ocupa un lugar permanente en la agenda pol¨ªtica. Proporcionar a las personas oportunidades reales en sus pa¨ªses de origen es parte de la soluci¨®n a largo plazo. Las remesas ¡ªel dinero que env¨ªan los migrantes a sus hogares¡ª ofrecen una oportunidad tremenda para lograrlo.
En 2014, las remesas a los pa¨ªses en desarrollo alcanzaron los 436.000 millones de d¨®lares (383.000 millones de euros). Es una cifra incre¨ªble, al menos tres veces mayor que la ayuda oficial para el desarrollo, que no ha dejado de aumentar y pronto podr¨ªa alcanzar los 500.000 millones de d¨®lares por a?o.
Las remesas proporcionan sustento a cientos de millones de familias, muchas de las cuales viven en zonas rurales pobres y aisladas de los pa¨ªses en desarrollo. Con ello logran cubrir las necesidades b¨¢sicas de alimento, vivienda y ropa. Pero este dinero tambi¨¦n tiene un potencial inmenso para contribuir al desarrollo. Si se les da a las familias la posibilidad de elegir, el dinero recibido puede usarse para inversiones locales, las cuales a su vez pueden crear puestos de trabajo y proporcionar as¨ª v¨ªas para mejorar sus condiciones de vida y un futuro m¨¢s prometedor para sus familias y las comunidades donde residen.
En el FIDA, una instituci¨®n financiera internacional y la agencia de las Naciones Unidas especializada en desarrollo rural, tenemos una larga experiencia en invertir en la poblaci¨®n rural de los pa¨ªses en desarrollo. A menudo privados de opciones y oportunidades, los pobres de las zonas rurales deben enfrentarse a elecciones dif¨ªciles. Aquellos que migran experimentan la soledad y el desarraigo, adem¨¢s de circunstancias muy duras. Cada vez m¨¢s, asumen riesgos que ponen en peligro sus vidas. Para casi todos, emigrar no es para ellos una elecci¨®n, sino una necesidad. Si las mujeres y los hombres de las zonas rurales pudieran vivir de su trabajo en econom¨ªas rurales florecientes, no se ver¨ªan obligados a buscarse la vida m¨¢s all¨¢, abandonando sus hogares.
Invertir en agricultura es la forma m¨¢s eficaz y eficiente de impulsar el desarrollo de las ¨¢reas rurales. Por ello, en la ¨²ltima d¨¦cada pusimos en marcha m¨¢s de 50 proyectos destinados a aumentar el impacto de las remesas en el desarrollo y facilitar que las mujeres y hombres de las zonas rurales pusieran en marcha actividades para generar ingresos y ser econ¨®micamente independientes. Solo un ejemplo: con el apoyo de uno de estos proyectos, 1.000 migrantes filipinos invirtieron en una empresa av¨ªcola en su pa¨ªs de origen que ha creado nuevos puestos de trabajo locales y proporciona una fuente de ingreso regular para los migrantes y sus familias.
Nuestra experiencia nos dice que, si se les brinda la posibilidad, las familias rurales ahorran e invierten en actividades que les ayudar¨¢n a mejorar sus vidas.
Las remesas tambi¨¦n cumplen una funci¨®n esencial en la reconstrucci¨®n de un pa¨ªs despu¨¦s de una guerra o un desastre natural. A menudo el dinero de las remesas es la primera o ¨²nica fuente segura de ingresos para las familias, por lo que se convierte en algo esencial para su supervivencia. Se calcula que las remesas enviadas a Nepal antes del terremoto, ascend¨ªan a 6.000 millones de d¨®lares (5.278 millones de euros), lo cual representa una cuarta parte de su producto interior bruto. Y su papel en estos d¨ªas se ha reforzado debido a que a las familias afectadas por el terremoto carecen de lo necesario para reconstruir sus vidas.
La cuant¨ªa de las remesas de los migrantes es tres veces mayor que la ayuda oficial para el desarrollo
Los migrantes que env¨ªan dinero a sus familias se enfrentan a demasiados obst¨¢culos para usar ese dinero con fines productivos.
En la ¨²ltima d¨¦cada se han conseguido algunos avances, que coinciden con la mayor atenci¨®n prestada a las remesas por dirigentes pol¨ªticos, operadores del sector privado y la sociedad civil. El costo medio de las transferencias ha descendido del 15%a alrededor del 8% en los ¨²ltimos cinco a?os. Pero todav¨ªa es muy alto. Nuestro informe Sending Money Home (Enviando dinero a casa) muestra que, reduciendo estos costos a tan solo el 5%, se podr¨ªa lograr que los migrantes residentes en Europa ahorrasen 2.200 millones de euros.
Se han tomado medidas para facilitar un mejor acceso de los migrantes a servicios como dep¨®sitos y cr¨¦ditos bancarios. Pero en las zonas rurales, donde s¨®lo un 10% de la poblaci¨®n pobre tiene acceso a los servicios financieros m¨¢s b¨¢sicos, las dificultades son muy importantes.
Se necesita hacer mucho m¨¢s para convertir las remesas en un recurso eficaz para el desarrollo.
Por decisi¨®n un¨¢nime tomada por los 176 Estados miembros del FIDA a principios de este a?o, el 16 de junio se ha celebrado por primera vez el D¨ªa Internacional de las Remesas Familiares. La conmemoraci¨®n tiene como fin reconocer la contribuci¨®n fundamental que hacen los trabajadores migrantes a sus comunidades de origen y al desarrollo sostenible de sus pa¨ªses. Tambi¨¦n nos recuerda que tenemos la responsabilidad de ayudar a estos migrantes y a sus familias a aprovechar estos fondos de la mejor manera posible.
Las migraciones forman parte de nuestra historia. Ante los grandes movimientos humanos que presenciamos en este siglo, tengo la convicci¨®n de que necesitamos apoyar a los migrantes para que creen oportunidades para ellos y sus familias en sus lugares de origen, y as¨ª hacer que la migraci¨®n ya no sea una necesidad, sino una elecci¨®n.
Kanayo F. Nwanze es presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agr¨ªcola (FIDA).
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