El hostil regreso a Colombia de tres l¨ªderes sociales tras un programa de protecci¨®n en Catalu?a: ¡°Seguimos en pie de lucha¡±
Las historias de Yenidia Cu¨¦llar, Dora Mu?oz y Dalia Bola?os, en diferentes regiones de Colombia, est¨¢n unidas por la defensa del territorio y los riesgos y la falta de garant¨ªas para quienes defienden los derechos humanos
Cuando la lideresa social Yenidia Cu¨¦llar (Cantagallo, 39 a?os) regres¨® a casa, en la regi¨®n del Magdalena Medio, en el noreste de Colombia, volvieron las amenazas. Cu¨¦llar, defensora de los derechos humanos y medioambientales, hab¨ªa pasado seis meses en Catalu?a en 2023 por cuenta del Programa Catal¨¢n de Protecci¨®n a Personas Defensoras de los Derechos Humanos, del cual form¨® parte para rebajar su situaci¨®n de riesgo debido a su liderazgo feminista, campesino y ambiental. All¨ª, recibi¨® atenci¨®n psicosocial y formaci¨®n para fortalecer su trabajo en la regi¨®n, afectada por el conflicto armado colombiano. Comparte su lucha, integrada en la Asociaci¨®n campesina del valle del r¨ªo Cimitarra, con su hermana Yurany. La heredaron de su padre, Jos¨¦ Mar¨ªa Cu¨¦llar, un reconocido l¨ªder social de su municipio, Cantagallo (Bol¨ªvar).
Pese a que ella cuenta ahora con apoyo y protecci¨®n, el retorno ha sido hostil. ¡°Sufr¨ª amenazas que me obligaron a moverme y evitar que mi familia viviera el mismo riesgo que yo. Pero seguimos en pie de lucha, insistiendo en una paz construida desde las comunidades¡±, asegura Cu¨¦llar, desde Ca?abraval Bajo, un peque?o pueblo del sur del departamento de Bol¨ªvar.
No es f¨¢cil ser lideresa en el pa¨ªs m¨¢s peligroso del mundo para defender la tierra y el medioambiente, de acuerdo con el informe Voces silenciadas de Global Witness, una organizaci¨®n internacional que registra los asesinatos contra defensores alrededor del mundo. Organizaciones colombianas como el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz tambi¨¦n han alertado de que, despu¨¦s de ocho a?os de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y la exguerrilla de las FARC en 2016, m¨¢s de 1.500 l¨ªderes sociales han sido asesinados, 173 de ellos en 2024.
La Paz Total, una pol¨ªtica de negociaci¨®n del presidente de izquierda Gustavo Petro con los m¨²ltiples grupos armados, no pasa por su mejor momento: las disidencias de las FARC se fragmentan cada vez m¨¢s y la mesa con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) se suspendi¨® en septiembre, tras una escalada de ataques de la guerrilla, pero el Gobierno espera retomarla este enero.
Quienes defendemos el territorio nos convertimos en un obst¨¢culo, lo que nos pone en riesgo. Especialmente a quienes vemos la tierra no solo como una mercanc¨ªaDora Mu?oz, comunicadora y defensora
En medio de ese panorama, en octubre, la defensora recibi¨® a una delegaci¨®n internacional liderada por la Comisi¨®n Catalana de Acci¨®n por el Refugio y la Agencia Catalana de Cooperaci¨®n al Desarrollo, entidades impulsoras del Programa Catal¨¢n de Protecci¨®n. En Ca?abraval Bajo eran d¨ªas tristes para la comunidad. Un d¨ªa antes, en la v¨ªa que une los municipios de Cantagallo (Bol¨ªvar) y Yond¨® (Antioquia), fueron asesinadas cinco personas, tres de ellas l¨ªderes sociales de la regi¨®n, cercanos a la defensora. Aunque se desconoce la autor¨ªa del crimen, en ¨¦l podr¨ªan estar implicadas las disidencias de las FARC, el ELN o las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, grupos armados cuya presencia es cada vez m¨¢s visible.
Del Magdalena al r¨ªo Cauca
¡°Vidrios abajo o plomo¡±. Las paredes de Corinto (Cauca), el pueblo ind¨ªgena de Dora Mu?oz, recuerdan que la paz est¨¢ lejos de llegar al suroeste colombiano. En el patio interior de una casa, se levanta una maloca, un espacio sagrado para las comunidades del pueblo ind¨ªgena Nasa, en el que comparten saberes ancestrales. All¨ª, Mu?oz, comunicadora social y defensora de los derechos humanos de la Asociaci¨®n de Cabildos Ind¨ªgenas del Norte del Cauca - ?xhab Wala Kiwe (ACIN), recibe a la delegaci¨®n catalana que la visita tras su retorno al pa¨ªs a inicios de este a?o. ¡°Este es un territorio rico y diverso, codiciado por grupos armados, empresas y multinacionales. Quienes defendemos el territorio nos convertimos en un obst¨¢culo, lo que nos pone en riesgo. Especialmente a quienes no vemos la tierra solo como una mercanc¨ªa¡±, explica Mu?oz, de 47 a?os.
A pesar de los Acuerdos de Paz de 2016, su territorio es escenario de violencia, fragmentado por la presencia de grupos armados, el narcotr¨¢fico, el reclutamiento forzado de j¨®venes y el asesinato sistem¨¢tico de liderazgos sociales. ¡°Durante unos meses sentimos el silencio de los fusiles, pero esa paz no dur¨® mucho¡±, recuerda la lideresa. Jos¨¦ Miller Correa, su esposo y l¨ªder ind¨ªgena, fue asesinado en 2022. Esto forz¨® a la comunicadora, junto a su hijo, a abandonar la comunidad para integrarse en el Programa Catal¨¢n de Protecci¨®n. Regresar al Cauca, dice, le permite retomar los procesos y reconectar con la comunidad. ¡°Pero tambi¨¦n es un momento fuerte porque enfrentamos la p¨¦rdida de seres queridos y la falta de justicia¡±, reconoce.
La activista inici¨® su trabajo como comunicadora en 2002 y ahora forma parte del grupo de comunicadores ind¨ªgenas We¡¯jxia Kaa¡¯senxi, ¡°La voz del viento¡± en la lengua nasa yuwe. Para Mu?oz, la comunicaci¨®n es una herramienta de resistencia y de transmisi¨®n de conocimientos ancestrales y desde donde ejerce su liderazgo comunitario.
Pero denunciar asesinatos, amenazas y ataques armados pone en riesgo las vidas de los comunicadores. En los muros de Radio Pa¡¯yumat ¨C¡°bienvenido¡± en nasa yuwe¨C, ubicada en Santander de Quilichao, hay un mural con los rostros de cinco comunicadoras de la comunidad asesinadas debido a su trabajo. ¡°Faltan garant¨ªas econ¨®micas, pol¨ªticas y jur¨ªdicas que respalden el trabajo de los comunicadores. Hablamos por todo el mundo, pero cuando nos pasa algo, nadie habla por nosotras¡±, lamenta Mu?oz.
El desplazamiento silencioso del pueblo Aw¨¢
En Colombia, las trochas son caminos de tierra que unen o separan a las comunidades rurales. En ellas, los carteles de las guerrillas o las pintadas de grupos paramilitares anuncian qui¨¦n ostenta el poder. As¨ª ocurre en Nari?o, departamento fronterizo con Ecuador, donde vive la lideresa Dalia Bola?os (Resguardo Gran S¨¢balo, 25 a?os). El riesgo es tal que no es posible visitarla en su casa.
La defensora, Consejera de Ni?ez y Juventud de la Unidad Ind¨ªgena del pueblo Aw¨¢ (UNIPA), forma parte de un pueblo binacional que habita en Colombia y Ecuador. Participa en organizaciones desde los 12 a?os, y en 2020, con 21 a?os, se convirti¨® en la primera mujer gobernadora suplente de la Comunidad Predio El Verde, en el Resguardo Gran S¨¢balo. Pero fue esa misma labor de responsable comunal la que la oblig¨® a salir de su tierra a inicios de 2024 y a viajar a Catalu?a.
Nuestro rol como pueblos ind¨ªgenas es cuidar la tierra, dialogar, y aportar desde nuestra visi¨®n de la pazDalia Bola?os, lideresa juvenil
Desde Bogot¨¢, Dalia relata las mismas dificultades que enfrentan sus compa?eras. ¡°Primero llegaron los monocultivos de palma y hoy muchos resguardos est¨¢n atrapados, rodeados por interminables hect¨¢reas de plantaciones¡±, denuncia, refiri¨¦ndose a las comunidades locales. La lideresa juvenil tambi¨¦n habla de la contaminaci¨®n de r¨ªos y quebradas causada por la miner¨ªa ilegal y el Oleoducto Transandino. Sin olvidar la presencia de m¨²ltiples actores interesados en explotar las econom¨ªas del oro, la tala de madera y el cultivo de hoja de coca para usos il¨ªcitos. Todo provoca un ¡°desplazamiento silencioso¡± de las comunidades.
El impacto ambiental y social del Oleoducto Transandino sobre el pueblo Aw¨¢ se remonta a varias d¨¦cadas. En 1969 se construy¨® el ducto que atraviesa 306 kil¨®metros de selva amaz¨®nica y desde 2014, las comunidades han registrado m¨¢s de 400 derrames, causados tanto por la construcci¨®n como por los ataques de diversos grupos para extraer el crudo ilegalmente. Estos accidentes han contaminado al menos siete r¨ªos de la regi¨®n. En medio, queda el pueblo Aw¨¢, que enfrenta violaciones constantes a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario, seg¨²n el informe El Oleoducto Transandino y los r¨ªos contaminados que intoxican al pueblo Aw¨¢, elaborado por instituciones catalanas y la Unidad ind¨ªgena del pueblo Aw¨¢. En 2009, la Corte Constitucional de Colombia declar¨® a esta comunidad en riesgo de extinci¨®n f¨ªsica y cultural, un fallo que ha sido ratificado en autos de seguimiento en a?os posteriores.
La paz que se construye desde las comunidades
Las tres lideresas aprovecharon tambi¨¦n la visita de la delegaci¨®n catalana para denunciar otros delitos. En la regi¨®n del norte del Cauca, Dora Mu?oz explic¨® que en su tierra hay m¨¢s de 11 grupos armados que engrosan sus filas con el reclutamiento forzado de menores. Recientemente, el presidente Petro alert¨® de que 350 ni?os y ni?as de las comunidades ind¨ªgenas del Cauca hab¨ªan sido reclutados. Solo en 2023, hubo 184 casos de reclutamiento forzado de menores, de los cuales un 68,4% pertenec¨ªa a comunidades ind¨ªgenas, seg¨²n datos de la Defensor¨ªa del Pueblo.
Las comunidades, a trav¨¦s de la Guardia Ind¨ªgena, un mecanismo de protecci¨®n propio y no violento, intentan entrar a los territorios para recuperar a ni?os, ni?as y j¨®venes reclutados. ¡°Nuestro rol como pueblos ind¨ªgenas es cuidar la tierra, dialogar, y aportar desde nuestra visi¨®n de la paz¡±, expresa Dalia Bola?os.
Por su parte, Yenidia Cu¨¦llar insiste en que las amenazas no lograr¨¢n destruir las comunidades. ¡°Rechazamos estas pr¨¢cticas y exigimos garant¨ªas para la resistencia y la permanencia de las comunidades. A la paz le daremos todo; a la guerra, nada¡±, se despide, sin un atisbo de miedo.
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