MERS: el riesgo de caer de nuevo en el alarmismo
La OMS trata de evitar los errores que cometi¨® en anteriores alertas sanitarias mundiales
En cuanto aparece gente con mascarilla en televisi¨®n con la palabra virus sobreimpresa, el riesgo de caer en una espiral alarmista es muy grande. Y si eso se produce, hay una alta probabilidad de malbaratar toda clase de recursos p¨²blicos para conjurar un p¨¢nico social que, como se vio en el caso de la neumon¨ªa asi¨¢tica (SARS), puede causar tanto o m¨¢s da?o que el propio virus. La OMS parece haber aprendido de sus errores del pasado y ahora, con el S¨ªndrome Respiratorio de Oriente Pr¨®ximo (MERS en sus siglas en ingl¨¦s) se ha cuidado bien de no tropezar por cuarta vez en la misma piedra, evitando lanzar alertas que provoquen espirales de miedo.
El MERS es un coronavirus que se detect¨® por primera vez en Arabia Saud¨ª en 2012. Provoca tos, fiebre y neumon¨ªa, y aunque se contagia con dificultad es realmente un mal bicho: de los 165 infectados del ¨²ltimo recuento, 23 han muerto. De Oriente salt¨® a Corea del Sur, China y otros pa¨ªses vecinos. Cuando hace unos d¨ªas se diagnostic¨® el primer caso en Tailandia, en lugar de alertas, la OMS lanz¨® un mensaje tranquilizador. En la mente de todos est¨¢ la desastrosa gesti¨®n de un antecedente muy parecido, el del SARS, que estall¨® en 2001 en la provincia china de Guangdong. El oscurantismo de las autoridades chinas oblig¨® a la OMS a lanzar alertas dram¨¢ticas. La falta de reacci¨®n inicial desencaden¨® un mecanismo perverso que se repiti¨® m¨¢s tarde con otros pa¨ªses en las crisis sanitarias mundiales de la gripe aviar y la gripe nueva.
Para lograr una m¨ªnima respuesta que evitara la expansi¨®n en pa¨ªses con estructuras sanitarias d¨¦biles o poco transparentes, la OMS lanz¨® dram¨¢ticas alertas que magnificaban la amenaza. El objetivo era lograr que las autoridades locales aplicaran cuarentenas en el caso del SARS y controlaran las caba?as infectadas en el caso de la gripe aviar. Pero en el mundo global, el mensaje, una vez lanzado, vuela libre, y cada sociedad lo interpreta seg¨²n sus propios miedos. La consecuencia fue que mientras en los pa¨ªses afectados costaba arrancar una respuesta ajustada al riesgo, el mensaje alarmista provocaba una reacci¨®n de tipo compulsivo en los pa¨ªses m¨¢s avanzados, cuya sociedad sacraliza la seguridad y quiere tenerlo todo controlado.
En el caso del SARS, el miedo hizo caer el turismo y el comercio con los pa¨ªses afectados. En su momento se estim¨® que la crisis tuvo un impacto en la econom¨ªa china equivalente a 1,5 puntos de su PIB. Lo mismo ocurri¨® m¨¢s tarde con las alertas por la gripe A y la gripe nueva. El miedo a lo que en ese momento solo era una amenaza hipot¨¦tica ¡ªla de que el virus aviar mutara¡ª llev¨® a las autoridades sanitarias de muchos pa¨ªses a hacer acopio de un nuevo antiviral, el Tamiflu, del que ya se sab¨ªa que serv¨ªa para poco; o a comprar millones de dosis de vacunas que luego ni siquiera se llegaron a usar. El MERS es un coronavirus muy serio porque tiene una alta mortalidad. No hay que minimizar el peligro. Pero tanto la OMS como los pa¨ªses afectados han aprendido, parece, la lecci¨®n: prevenir quiere decir actuar bien y aplicar las cuarentenas desde el primer momento.
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