Uno de los primeros europeos era tataranieto de neandertales
El an¨¢lisis del ADN de un 'Homo sapiens' de hace 40.000 a?os muestra parentesco directo con otra especie de hom¨ªnido
Un equipo internacional de cient¨ªficos, liderado por el Instituto Max Planck de Antropolog¨ªa Evolutiva de Alemania, ha realizado un estudio que publica hoy la revista Nature y que cambia el escenario propuesto para el encuentro entre dos especies, neandertales y Homo sapiens, y en especial la idea que se ten¨ªa de que ambos tipos de humanos nunca se cruzaron en Europa.
Hace alrededor de 40.000 a?os los glaciares empezaron a retroceder hacia los polos, se unieron y separaron continentes, se extinguieron especies y surgieron nuevas. Fue entonces cuando el neandertal dej¨® paso al humano moderno. Solo entre un 1% y un 3% del ADN neandertal sigue vivo en aquellos que descendemos de los Homo sapiens que salieron de ?frica y que, de manera puntual, hace entre 50.000 y 60.000 a?os se encontraron, relacionaron y aparearon con ellos en alg¨²n lugar de Oriente Pr¨®ximo. O as¨ª lo contaba la ciencia hasta ahora. All¨¢ por 2002 fue hallada una mand¨ªbula humana prehist¨®rica en una cueva de Oase, Ruman¨ªa. Su edad, entre 37.000 y 42.000 a?os de antig¨¹edad seg¨²n la dataci¨®n por radiocarbono, la convierten en una de las pruebas m¨¢s antiguas de la presencia de nuestra especie en Europa. El primer Homo sapiens europeo conocido. El an¨¢lisis del ADN del ment¨®n de aquel pionero revel¨® que entre un 6% y un 9% de su genoma es de neandertal (mucho m¨¢s que cualquier otro humano que se haya secuenciado), al igual que grandes segmentos de sus cromosomas, lo cual solo se explicar¨ªa si hubiese tenido un antepasado neandertal a como mucho cuatro o seis generaciones, seg¨²n el Instituto Max Planck.
¡°Hasta ahora se sab¨ªa que hab¨ªa habido un evento de hibridaci¨®n cerca de la salida de ?frica, hace unos 60.000 a?os, porque su huella se encuentra en todos los humanos modernos no africanos, desde Melanesia (una de las divisiones tradicionales de Ocean¨ªa) a Asia, Europa y Am¨¦rica¡±, comenta Carles Lalueza-Fox, experto del Instituto de Biolog¨ªa Evolutiva del CSIC. ¡°No se entend¨ªa muy bien por qu¨¦ m¨¢s tarde, en Europa, hace 45.000 a?os, no hab¨ªan vuelto a hibridarse (los genomas europeos no presentan esta huella aumentada). Algunas personas suger¨ªan que quiz¨¢s no hab¨ªan llegado a encontrarse, porque las nuevas t¨¦cnicas de radiocarbono empujaban hacia atr¨¢s algunos yacimientos neandertales¡±, cuenta. ¡°El descubrimiento de Oase aporta evidencias de que s¨ª que se hibridaron de nuevo hace unos 40.000 o 45.000 a?os. La explicaci¨®n de por qu¨¦ no se detecta en europeos actuales es simple: estos europeos del Paleol¨ªtico superior no son los que encontramos en Europa m¨¢s tarde¡±, a?ade Lalueza-Fox, que no ha participado en este estudio.
El an¨¢lisis del ADN del ment¨®n de aquel pionero revel¨® que entre un 6% y un 9% de su genoma es de neandertal, mucho m¨¢s que cualquier otro humano que se haya secuenciado
David Reich, cient¨ªfico de la Universidad de Harvard (EE UU), quien ha sido el encargado de coordinar los an¨¢lisis de gen¨¦tica poblacional del estudio, apunta que ¡°curiosamente, el individuo de Oase no da muestras de tener ning¨²n descendiente directo entre los europeos actuales. Puede que ¨¦l formara parte de una migraci¨®n temprana de humanos modernos a Europa que tuvo una interacci¨®n cercana con los neandertales pero que finalmente se extingui¨®¡±. De hecho, los an¨¢lisis en este campo muestran que Oase 1, como es conocido el propietario original de la mand¨ªbula, est¨¢ m¨¢s emparentado con los abor¨ªgenes siberianos y americanos que con los europeos actuales.
¡°Lo que sabemos de su genoma es que eran muy pocos, que formaban grupos peque?os y endog¨¢micos, y que muestran en sus genes se?ales de esta endogamia a largo plazo, y, en algunos casos, se?ales de consanguinidad muy reciente. Es lo que ocurre cuando las especies o las poblaciones est¨¢n camino de desaparecer¡±. As¨ª resume Carles Lalueza-Fox la importancia de los nuevos conocimientos que aporta la gen¨¦tica a la hora de entender c¨®mo desaparecieron estos fascinantes seres.
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