El guardi¨¢n de la escalada nuclear busca otros empleos para sobrevivir
Una red mundial de sensores para detectar ensayos nucleares y evitar la proliferaci¨®n de este tipo de armas sirve tambi¨¦n para observar terremotos o buscar aviones perdidos
El 15 de febrero de 2013, una bola de fuego cruz¨® el cielo sobre la regi¨®n rusa de Cheliabinsk liberando 30 veces m¨¢s energ¨ªa que la bomba at¨®mica de Hiroshima. Unos a?os antes, en 2006, un terremoto de magnitud 7,5 sacudi¨® Mozambique, convirti¨¦ndose en el mayor sismo del siglo en una zona poco acostumbrada a esos temblores. En 2011, tres semanas despu¨¦s del accidente nuclear provocado por un tsunami en la central japonesa de Fukushima, las part¨ªculas radiactivas liberadas ya hab¨ªan completado una vuelta al mundo. Todos estos sucesos tienen al menos un rasgo en com¨²n: Fueron detectados y estudiados gracias a una red mundial de vigilancia dise?ado para evitar una hecatombe nuclear.
El Sistema Internacional de Monitorizaci¨®n, una infraestructura de unos 1.000 millones de d¨®lares, surgi¨® para evitar que las naciones se hiciesen con un arsenal nuclear o lo renovasen en secreto. Dise?ado por el Tratado de Prohibici¨®n Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO), tiene 300 estaciones de observaci¨®n repartidas por todo el planeta que buscan indicios de test at¨®micos subterr¨¢neos o atmosf¨¦ricos a trav¨¦s de mediciones s¨ªsmicas, hidroac¨²sticas, de infrasonidos o de part¨ªculas radiactivas.
La red ha demostrado su capacidad para detectar ensayos nucleares avisando de las detonaciones bajo tierra de Corea del Norte en 2006, 2009 y 2013. En esta ¨²ltima ocasi¨®n, adem¨¢s de analizar las ondas subterr¨¢neas a trav¨¦s de los medidores s¨ªsmicos y de infrasonidos, se pudieron detectar trazas de xen¨®n radiactivo, un gas producido por las explosiones nucleares. La sensibilidad de los detectores es tal que hoy, casi treinta a?os despu¨¦s del desastre en la central nuclear de Chern¨®bil, ¡°los detectores de part¨ªculas de la sede del CTBTO en Viena (Austria) detectan todav¨ªa is¨®topos producidos en aquel accidente¡±, afirma Lassina Zerbo, secretario ejecutivo de la organizaci¨®n.
Los sensores submarinos de la red est¨¢n conectados con los sistemas de alerta de tsunamis
Pese al ¨¦xito en el caso norcoreano del ¡°o¨ªdo que todo lo escucha¡±, como llaman a la red, este m¨¦todo para garantizar la vigilancia mutua no ha servido para que pa¨ªses como Estados Unidos o China ratifiquen el tratado y a¨²n no ha entrado en vigor. Por este motivo, junto a los esfuerzos diplom¨¢ticos para acabar de convencer a los pa¨ªses reticentes, desde el CTBTO enfatizan que la red, que supone una inversi¨®n anual de alrededor de 120 millones de d¨®lares aportados por los estados miembros, tiene tambi¨¦n un gran valor cient¨ªfico.
Esta semana, precisamente, se ha celebrado en Viena una reuni¨®n con casi mil cient¨ªficos de todo el mundo para discutir c¨®mo explotar al m¨¢ximo las posibilidades del sistema. ¡°Queremos abrirnos a la comunidad cient¨ªfica para ofrecerles nuevos puntos de vista sobre c¨®mo pueden aprovechar nuestra red y ver c¨®mo ellos pueden ayudarnos a mejorar la tecnolog¨ªa y su uso¡±, explica Zerbo. ¡°Aunque siempre teniendo claro cu¨¢l es nuestro primer mandato, que es vigilar los test nucleares¡±, puntualiza.
Una de las aplicaciones m¨¢s all¨¢ del control at¨®mico de la red es el estudio de terremotos. En un d¨ªa normal, en Viena se analizan 30.000 se?ales s¨ªsmicas procedentes de unos 130 terremotos. Algunos de estos sucesos se registran solo en un pu?ado de estaciones de observaci¨®n y otros, los m¨¢s importantes, son detectados por todo el mundo. Las diferentes velocidades a las que se propagan las ondas de sonido y las s¨ªsmicas, y los distintos caminos por los que llegan a los sensores del sistema de control nuclear permiten detallar el momento, el lugar y la intensidad de los terremotos. ¡°Localizar los epicentros de los terremotos y contar con una plataforma que ha recopilado datos durante muchos a?os puede servir para reconstruir las ciudades afectadas en sitios con menos riesgo¡±, apunta Zerbo.
El tratado de no proliferaci¨®n nuclear a¨²n no ha sido ratificado por potencias como China o EEUU
Refiri¨¦ndose a aplicaciones menos evidentes, Zerbo recuerda que la red detectaba los despegues de los transbordadores espaciales de EE. UU. o el avi¨®n supers¨®nico Concorde. A lo largo de su historia, esta sensibilidad se ha empleado tambi¨¦n para ayudar en la resoluci¨®n de misterios aeron¨¢uticos. ¡°Hemos colaborado en b¨²squedas como la del vuelo 370 de Malaysia Airlines. En una de nuestras estaciones en Australia se detect¨® una peque?a se?al en el Pac¨ªfico que se cre¨ªa relacionada con el accidente¡±, apunta Zerbo. ¡°Y otro accidente que sucedi¨® en julio de 2014 entre Mali y Burkina Faso, fue detectado por la red de infrasonidos y permiti¨® identificar el lugar del impacto cuando no se sab¨ªa d¨®nde hab¨ªa sucedido¡±, asevera.
Adem¨¢s de los movimientos s¨ªsmicos, los infrasonidos y las part¨ªculas radiactivas, la red escucha tambi¨¦n los sonidos subacu¨¢ticos. Once estaciones situadas alrededor del mundo, escuchan a trav¨¦s del agua los movimientos de las placas tect¨®nicas de Los Andes o del norte del Pac¨ªfico y son un mecanismo m¨¢s para advertir con antelaci¨®n de posibles tsunamis.
Todas estas utilidades son, sin embargo, solo un a?adido a la funci¨®n principal para la que fue dise?ado el enjambre de detectores. Sus responsables, no obstante, conf¨ªan en que la sensibilidad de este estetoscopio de la Tierra, demostrada en proyectos cient¨ªficos y con la detecci¨®n de ensayos nucleares, ser¨¢ un acicate para que los estados que a¨²n no han ratificado el tratado de no proliferaci¨®n se animen a hacerlo. En palabras de Zerbo: "La ciencia debe conducir la diplomacia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.