El modelo que quiso asesinar a Angela Merkel
y no es el ¨²nico que utiliza la pasarela como plataforma activista. Repasamos algunos de los momentos m¨¢s 'pol¨ªticamente incorrectos' de la moda
Pensamos en las semanas de la moda como algo fr¨ªvolo, una cosa para ricos e individuos banales que viven en su torre de marfil y solo se preocupan por que los zapatos peguen con el bolso o por ser retratados en alg¨²n blog de streetstyle de renombre. Si hay alguna reivindicaci¨®n pol¨ªtica, alguna proclama beligerante, siempre viene de fuera, es decir, de los miembros de PETA que luchan contra las pieles o de las chicas de FEMEN, que saltan a la pasarela para llamar la atenci¨®n sobre el sexismo de la industria.
Por supuesto, todo lo anterior existe, pero no refleja la realidad completa de este ¨¢mbito. Que se lo pregunten a Rick Owens, que ha tenido que "pegar un pu?etazo" (sic) a uno de sus modelos por salir a desfilar con una pancarta que rezaba: 'Por favor, matad a Angela Merkel'. Owens no es ajeno a la provocaci¨®n (la pasada temporada temporada, en su desfile masculino abundaban los penes al aire) ni a la reivindicaci¨®n (el a?o pasado, varias mujeres afroamericanas con cuerpos fuera de los est¨¢ndares de las pasarelas presentaron una de sus colecciones) pero, seg¨²n ha confesado tras el show, no se esperaba estas 'libertades' por parte de uno de sus modelos.
Dejando a un lado las incontables manifestaciones y protestas que trabajadores de este ¨¢mbito llevan a cabo casi cada mes (y de Par¨ªs a Camboya), lo cierto es que el lado m¨¢s farandulero de la industria de la moda, esos desfiles y eventos de post¨ªn que pueblan las revistas, tambi¨¦n poseen a veces una vertiente activista. He aqu¨ª algunas de las intervenciones m¨¢s sonadas. O m¨¢s simb¨®licas:
1. "Pol¨ªticos: ?sois unos criminales!": No pod¨ªa ser otra. Ella, que se hizo grande en los 70 montando una tienda llamada Sex, que ha hecho una campa?a duradera (y beligerante) contra el cambio clim¨¢tico, que le ha dedicado camisetas a Julian Assange...era de esperar que Vivienne Westwood la liara en el desfile masculino que present¨® hace cuatro d¨ªas. Pero no tanto. En las horas previas, ella misma colg¨® un v¨ªdeo en las redes sociales: "En el centro est¨¢n ellos, que nos enga?an. Y fuera del c¨ªculo vivimos nosotros, porque somos unos perdedores", dec¨ªa la abuela del punk frente a la c¨¢mara de un m¨®vil. Si la temporada pasda esta dise?adora de moda inst¨® a la poblaci¨®n mundial a "dejar de comprar ropa", esta se ha decantado por vertebrar sus creaciones en torno a tres conceptos que pod¨ªan verse en una pantalla durante el espect¨¢culo: Banqueros, maldad y criminales. No, no se anda con met¨¢foras.
2. "Cuidado. Aqu¨ª hay belleza expl¨ªcita": Amberes, esa meca del llamado dise?o conceptual, ha sido el caldo de cultivo de Dries van Noten, Martin Margiela o Raf Simons, pero si hay un creador belga que se resiste a bajarse del carro de la irreverencia es Walter van Beirendock. Hace unos meses present¨® en Par¨ªs una colecci¨®n en la que se entrecruzaron distintas reivindicaciones. La primera, y m¨¢s obvia, fue el mensaje "Parad de aterrorizar al mundo", que llevaba uno de los modelos estampado en su traje y que, por supuesto, hac¨ªa referencia a la entonces reciente tragedia de Charlie Hebdo. Pero hubo m¨¢s proclamas referidas ?impl¨ªcitamente? a la pol¨¦mica que siempre surge en torno al cuerpo desnudo y a la censura que sufren algunos artistas. Las prendas eran de pl¨¢stico transparente y, sobre ellas, se estamparon frases como "Cuidado, estamos buscando lo bello". Un alegato en favor de la libertad creativa en tiempos de sobredosis de correcci¨®n pol¨ªtica.
3. ?Es Karl lagerfeld feminista?: el desfile de Chanel presentado el pasado oto?o reproduc¨ªa una manifestaci¨®n en favor de los derechos de las mujeres. ?Oportunismo o cr¨ªtica real? Todav¨ªa no est¨¢ clara la respuesta...
4. Sobran armas, faltan desnudos: eso debi¨® pensar la top model Abbey Lee Kershaw cuando, en una gala del museo Metropolitan hace dos a?os, y tras pasearse por la alfombra roja con un elegante vestido, se lo subi¨® hasta los hombros, se qued¨® en topless y dej¨® que medio mundo fotografiara la inscripci¨®n que se pint¨® en el vientre: "control de armas". Llevar a cabo semejante gesta en el sarao por excelencia de la industria de la moda norteamericana tiene mucho, mucho m¨¦rito.
5. Ese cl¨¢sico llamado Katharine Hamnet: corr¨ªan los ochenta, y Margaret Thatcher se jactaba de apoyar a la cada vez m¨¢s pujante industria de la moda londinense. Organiz¨® una recepci¨®n para fotografiarse con algunos creativos brit¨¢nicos famosos. Pero no sali¨® tan bien como esperaba. All¨ª estaba Katharine Hamnet, dise?adora rebelde en la forma y en el fondo, con un vestido en el que pod¨ªa leerse bien grande: "El 58% no quiere misiles nucleares" en alusi¨®n a un refer¨¦ndum que acababa de celebrarse. La Dama de hierro sonri¨® y le tendi¨® la mano como si tal cosa.
6. Ellos tambi¨¦n se visten todos los d¨ªas: son muchos los dise?adores o las marcas que han lidiado con sectores sociales marginales o poco visibles en una industria de c¨¢nones muy bien delimitados. El chipriota Hussein Chalayan convirti¨® las mesas en faldas y las sillas en bolsos para simbolizar la tragedia de los refugiados, McQueen ha tratado con la discapacidad, la enfermedad mental o las deformaciones en muchos de sus desfiles y hubo tiempo en que la gran promesa de la moda neoyorquina ten¨ªa nombre mallorqu¨ªn: Miguel Adrover, con sus prendas semirrotas y ecol¨®gicas, se convirti¨® en el ni?o mimado de los t¨®tems de la industria, pero decidi¨® hablar de multiculturalidad y contaminaci¨®n de estilos musulmanes y americanos pocos d¨ªas antes del 11-S. Tuvo un desafortunado 'don de la oportunidad', seguido de una lectura demasiado literal de su presentaci¨®n y sus protestas dejarn de hacer gracia. Desapareci¨® del mapa.
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