Estrellas
Cuando las estrellas de una galaxia lejana desaparecen, surgen otras en la m¨¢s cercana de la pol¨ªtica para compensar
Cada d¨ªa nacen y mueren estrellas en galaxias muy lejanas entre s¨ª. La pasada semana se extinguieron dos del universo del cine: la bella Laura Antonelli y Marujita D¨ªaz. Marujita ?Who?, deben preguntarse los lectores m¨¢s millennials. D¨ªaz, Marujita D¨ªaz. Como Bond, James Bond, pero ni en Londres, ni al servicio de Su Graciosa Majestad.
Marujita fue una gran estrella de la Espa?a en blanco y negro. Laura, una italiana hermosa en el m¨¢s amplio sentido de la palabra, de las que los quir¨®fanos todav¨ªa no pueden conseguir. Obviemos la ¨²ltima etapa de ambas. Con el estatus de estrella no dan el manual de instrucciones para pasar del estado de supernova al m¨¢s modesto de enana marr¨®n.
Marujita y Laura pueden sonar tan antiguas como el s¨¢nscrito en 2015, pero fueron la Paula Echevarr¨ªa y la Irina Shayk (qu¨¦ digo, ?mucho m¨¢s!) del siglo pasado, como se?alaron los pocos medios que se hicieron eco de su adi¨®s.
El ocaso de las estrellas siempre deja un regusto amargo, como aprendimos de Norma Desmond en El crep¨²sculo de los Dioses. Sin embargo, su nacimiento se celebra con flashes, besos al aire y champagne.
?Ha nacido una estrella en otra galaxia! Y no es Judy Garland, ni siquiera Barbra Streisand; tampoco es Hollywood. Es Cristina Cifuentes, y la Comunidad de Madrid. Cifuentes. Llega, con un expediente impecable y el interesante efecto Bono-Gallard¨®n: amigos entre las filas enemigas y enemigos en las amigas. Un buen capital de energ¨ªa para arrancar.
Cuando las estrellas de una galaxia lejana desaparecen, surgen otras en la m¨¢s cercana de la pol¨ªtica para compensar.
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