Por qu¨¦ funciona el Califato
El Estado Isl¨¢mico posee unas caracter¨ªsticas que ning¨²n otro grupo armado yihadista ha tenido jam¨¢s: pragmatismo y modernidad. En 12 meses, tras extender sus fronteras y consolidar su territorio, es el referente indiscutible de esa ideolog¨ªa
Era de esperar que, con motivo del primer aniversario de la creaci¨®n del Califato, el 29 de junio, sus seguidores cometieran alg¨²n acto terrorista. Y el modelo ha sido el mismo de los ¨²ltimos 12 meses: varios atentados de naturaleza y escala distintas en Occidente y en Oriente. En Europa no es necesario un nuevo 11-S ni una nueva masacre de Atocha, basta con decapitar a un hombre en Lyon, ¡°en nombre del Estado Isl¨¢mico¡±, para causar el p¨¢nico entre la poblaci¨®n. En T¨²nez funcionan mejor las matanzas de turistas, mientras que en Kuwait, Yemen y Arabia Saud¨ª, la modalidad escogida es la de las bombas en mezquitas chi¨ªes.
El motor detr¨¢s de todos estos atentados son las palabras dirigidas por el Califa hace un a?o a la poblaci¨®n sun¨ª mundial: ¡°Este es vuestro Estado, venid a construirlo y, si no, haced todo lo que pod¨¢is, est¨¦is donde est¨¦is, para apoyarlo¡±. Desde entonces resuenan en todo el mundo y hacen crecer el n¨²mero de adeptos. Muchos han viajado al Estado Isl¨¢mico para combatir al enemigo, y el mayor contingente procede parad¨®jicamente de T¨²nez, el ¨²nico pa¨ªs en el que la primavera ¨¢rabe ha triunfado. Pero tambi¨¦n en Arabia Saud¨ª, Yemen y Kuwait aumenta el n¨²mero de j¨®venes que desean incorporarse al EI, y de ah¨ª los frecuentes ataques contra los chi¨ªes en esos pa¨ªses.
Otros art¨ªculos de la autora
A un a?o de su nacimiento, la capacidad de seducci¨®n del Estado Isl¨¢mico es mayor que nunca. Un hecho preocupante que nos obliga a reflexionar sobre el porqu¨¦ de sus ¨¦xitos.
Con unas fronteras flexibles, capaz de captar reclutas en el ciberespacio, interceptar comunicaciones por sat¨¦lites y modificar nuevas armas, el Califato se parece m¨¢s a Star Trek que al Afganist¨¢n del Mul¨¢ Omar y Osama bin Laden.
El Estado Isl¨¢mico posee unas caracter¨ªsticas que ning¨²n otro gupo armado yihadista ha tenido jam¨¢s: pragmatismo y modernidad. El Califato sabe explotar los puntos d¨¦biles y los fuertes del enemigo. Una t¨¢ctica napole¨®nica que, en 12 meses, le ha permitido extender sus fronteras, consolidar el territorio y convertirse en el icono indiscutible del movimiento yihadista mundial.
Sus generales proceden del Ej¨¦rcito y de los servicios de inteligencia de Sadam Husein
La direcci¨®n del EI conoce muy bien al enemigo, porque pelea contra ¨¦l desde 2003. Los generales del Califato proceden del Ej¨¦rcito y de los servicios de inteligencia de Sadam Husein. Muchos fueron adiestrados por los occidentales al inicio de su carrera, durante la guerra entre Irak e Ir¨¢n. Todos se quedaron sin trabajo tras la conquista de Bagdad, cuando Paul Brenner, el virrey del nuevo Estado, despidi¨® en bloque al Ej¨¦rcito y la polic¨ªa. Aquel fue el primer error. Aunque el Pent¨¢gono hab¨ªa sugerido solo una depuraci¨®n, los aliados chi¨ªes convencieron al vicepresidente norteamericano Dick Cheney de que echara a todos. En el vac¨ªo creado, Maliki, primer ministro hasta 2014, transform¨® el Ej¨¦rcito iraqu¨ª en un batiburrillo de milicias chi¨ªes, y Al Zarqaui, el l¨ªder supremo de los yihadistas, se qued¨® con los mejores estrategas de Sadam Husein. Como consecuencia, en poco m¨¢s de 10 a?os, la situaci¨®n se ha ido al traste, el Califato combate con un ej¨¦rcito muy preparado, e Irak est¨¢ en manos de bandas armadas de chi¨ªes exaltados.
Jack Keane, uno de los art¨ªfices del refuerzo de tropas estadounidenses de 2007, est¨¢ de acuerdo con este an¨¢lisis. Coinciden tambi¨¦n los norteamericanos que se encargaron de formar mandos y entrenar a los soldados en el uso de las armas m¨¢s modernas. Muchos llevan a?os diciendo que el nuevo Ej¨¦rcito iraqu¨ª ha vendido en el mercado negro gran parte del arsenal b¨¦lico proporcionado por Washington. Se calcula que el coste para el contribuyente estadounidense ha sido de 42.000 millones de d¨®lares, un dinero decididamente mal gastado.
El segundo error es pensar que los drones y la moderna tecnolog¨ªa de reconocimiento proporcionados por Estados Unidos bastan para que un ej¨¦rcito de incompetentes y corruptos pueda ganar la guerra. La conquista de Ramadi, a las puertas de Bagdad, lo confirma. Despu¨¦s de imponer el silencio en las redes sociales durante semanas, el EI tom¨® la ciudad por sorpresa durante una tormenta de arena que ceg¨® a drones y sat¨¦lites. Una oleada de atentados con bombas en carros de combate abri¨® un agujero en las defensas iraqu¨ªes y permiti¨® a los yihadistas izar sobre los tejados la primera bandera blanca y negra. Los soldados iraqu¨ªes salieron corriendo, igual que el verano pasado en Mosul, y abandonaron uniformes y armas sobre el terreno.
En Palmira han garantizado agua y electricidad, y tambi¨¦n hospitales y escuelas
Otra equivocaci¨®n es pensar que la poblaci¨®n del Califato no le da su apoyo porque se siente conquistada y oprimida por el en¨¦simo poder dictatorial. En Palmira, una ciudad cuya riqueza est¨¢ en las ruinas grecorromanas, las autoridades del Califato, despu¨¦s de ejecutar en p¨²blico a los leales a El Asad, se han dedicado a garantizar las infraestructuras b¨¢sicas ¡ªagua, electricidad¡ª, pero tambi¨¦n hospitales y escuelas, y han permitido a los comerciantes que vayan a Raqaa a abastecerse.
En los grandes centros conquistados en el ¨²ltimo a?o, como Mosul, el Estado Isl¨¢mico busca el favor de la poblaci¨®n con una pol¨ªtica de normalidad cotidiana y muestra una gran flexibilidad ante las exigencias de cada comunidad. En Faluya, en 2014, la bandera del Califato no se iz¨® hasta semanas despu¨¦s, mientras negociaba las condiciones de gesti¨®n de la ciudad con los jefes tribales. Esa estrategia est¨¢ dando frutos tanto dentro del nuevo Estado como en el exterior. Por ejemplo, para reclutar a mujeres musulmanas occidentales, se les ofrece una vida dom¨¦stica tranquila y una buena situaci¨®n social al lado de un h¨¦roe yihadista, padre fundador del Califato. Para las que prefieren combatir, existe una brigada armada totalmente femenina, y para las que, como Sham, una m¨¦dico maliense, desean seguir ejerciendo su profesi¨®n, hay ambulatorios y hospitales solo para mujeres.
Tanto en Irak como en Siria, el arma de captaci¨®n m¨¢s refinada del Estado Isl¨¢mico es el aliciente nacionalista en contra de los reg¨ªmenes dictatoriales chi¨ªes y sus aliados occidentales. Por desgracia, Occidente no ha comprendido todav¨ªa que el fundamentalismo religioso ha sufrido una mutaci¨®n gen¨¦tica. Quienes se dejan seducir por ¨¦l se introducen de golpe en una experiencia ¨²nica: la creaci¨®n de la primera naci¨®n-Estado sun¨ª, la materializaci¨®n de la utop¨ªa pol¨ªtica musulmana. Por eso, para entender la capacidad del EI para atraer a hombres y mujeres en el exterior y obtener el consenso popular en su interior, deber¨ªamos hablar de patriotismo, m¨¢s que de terrorismo.
Un a?o despu¨¦s de su creaci¨®n, el ¨¦xito del Califato y los fracasos de la coalici¨®n mundial en su contra est¨¢n ligados a la novedad del fen¨®meno Estado Isl¨¢mico, que a los que quieren destruirlo todav¨ªa les cuesta comprender.
Loretta Napoleoni es economista.
Traducci¨®n de Mar¨ªa L.?Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.