Moscas controladas a distancia para entender c¨®mo funciona el cerebro
Un equipo de cient¨ªficos crea un modelo matem¨¢tico que permite predecir el comportamiento de larvas de mosca, un paso para entender cerebros m¨¢s complejos
La esperanza en la vida eterna parece tan intensa en los humanos que hasta los m¨¢s racionalistas tienen resquicios por los que abrazarla. Con lenguaje cient¨ªfico, algunos cerebros como el ingeniero estadounidense Ray Kurzweil defienden que en quince a?os habr¨¢ dispositivos digitales capaces de alcanzar la complejidad de un ser humano. Con esa tecnolog¨ªa y otros avances biotecnol¨®gicos, se podr¨ªa volcar la conciencia de un ser mortal en una m¨¢quina donde el individuo viva para siempre.
Lo cierto es que, pese al optimismo de investigadores como Kurzweil, nadie ha logrado crear dispositivos capaces de recrear algo parecido a la inteligencia humana. Dos cifras pueden dar una idea de la magnitud del reto considerando solo aspectos cuantitativos: los humanos tienen alrededor de 85.000 millones de neuronas con 1.000 conexiones de media cada una. Para tratar de afrontar la tarea descomunal de comprender y reconstruir los mecanismos que han dado lugar a la vida inteligente, algunos investigadores han optado por empezar desde abajo, planteando preguntas que, a diferencia de las de Kurzweil, se pueden responder en el presente.
El sistema olfativo de las larvas solo requiere 21 neuronas; el humano, varios millones
Matthieu Louis y su equipo en el Centro de Regulaci¨®n Gen¨®mica (CRG) de Barcelona han elegido larvas de mosca del vinagre, el mismo insecto que le sirvi¨® a Thomas Morgan para poner las bases de la gen¨¦tica moderna desde su laboratorio de la Universidad de Columbia en Nueva York (EEUU). El olfato de estas cr¨ªas de mosca se sustenta en el trabajo de solo 21 neuronas; el de los humanos, en varios millones.
Para buscar alimento y sobrevivir, las larvas rastrean su entorno avanzando mientras olisquean de un lado al otro. En esa b¨²squeda, el animal debe identificar cambios de intensidad en el olor de la comida que buscan y tomar las decisiones adecuadas para acercarse a ella. Seg¨²n explica Louis, pese a la simplicidad de su sistema olfativo, las larvas son muy buenas rastreadoras.
En un estudio anterior, el grupo del CRG hab¨ªa demostrado que la informaci¨®n transmitida por una sola de las 21 neuronas de la nariz de la larva era suficiente para que pudiese seguir un gradiente de olor ascendente. Ahora, en un nuevo trabajo que se publica en la revista eLife, han tratado de describir c¨®mo se representan las se?ales olfativas en el sistema sensorial de la mosca y conseguir controlar de forma remota su comportamiento.
¡°Queremos tener un modelo para, a partir de la informaci¨®n a la que sabemos que tiene acceso el animal, hacer una predicci¨®n sobre lo que va a hacer¡±, apunta Louis. ¡°En un rat¨®n, la orden que sigue a partir de la informaci¨®n que recibe se representa en millones de neuronas, por eso es muy dif¨ªcil definir a qu¨¦ tipo de informaci¨®n tiene acceso el animal. Pero si restringes la informaci¨®n a una neurona, es posible plantearte hacer modelos¡±.
Si restringes la informaci¨®n a una neurona, es posible plantearte hacer modelos¡±
Para analizar la relaci¨®n entre los est¨ªmulos, la actividad de la neurona y el comportamiento de las larvas, los cient¨ªficos del CRG emplearon una t¨¦cnica conocida como optogen¨¦tica. B¨¢sicamente, la idea consiste en colocar genes de algas sensibles a la luz dentro de virus inertes, que funcionan como medio de transporte para poder introducirlos en los animales. Una vez en la larva, los genes producen una prote¨ªna que funciona como interruptor de la c¨¦lula, apag¨¢ndola o encendi¨¦ndola en funci¨®n de las r¨¢fagas de luz azul enviadas por los investigadores. As¨ª, pudieron estimular el sistema olfativo de la larva sin necesidad de olores, solo a trav¨¦s de la luz, y vieron que cuando detectaba una mayor concentraci¨®n del olor, segu¨ªa adelante, porque eso significaba que se estaba acercando a la fuente, y cuando suced¨ªa lo contrario, se paraba para no alejarse de la fuente.
Con toda esta informaci¨®n, varios f¨ªsicos del equipo elaboraron un modelo matem¨¢tico para explicar la forma en que los est¨ªmulos olfativos se convierten en un comportamiento concreto como seguir adelante, detenerse o girar. Despu¨¦s, probaron el modelo en condiciones naturales y pudieron hacer predicciones realistas sobre el comportamiento de las larvas ante variaciones de la concentraci¨®n de olores.
Una vez resuelto en un animal tan simple como la larva de la mosca del vinagre el problema de la respuesta ante est¨ªmulos olfativos, los investigadores quieren ampliar estos modelos y ver c¨®mo se pueden aplicar a animales m¨¢s complejos. Al final, se tratar¨ªa de diseccionar un problema inmenso como el funcionamiento del cerebro para hacerlo abarcable y resolverlo de manera progresiva.
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