Contrase?as con vida propia
Se prodigan las claves que se refieren a v¨ªnculos emocionales de sus usuarios. El problema es que los ¡®hackers¡¯ tambi¨¦n lo saben y con esta pr¨¢ctica les facilitamos el trabajo
Confiese: ?en cu¨¢ntos sitios usa la misma contrase?a? ?Su clave secreta tiene alguna relaci¨®n con acontecimientos de su vida privada? Reconozca que no cambia sus contrase?as cada tres meses y que un hacker lo tendr¨ªa bastante f¨¢cil. Somos vagos con los asuntos de ciberseguridad y no nos tomamos muy en serio lo de crear una contrase?a fuerte; en su lugar creamos un v¨ªnculo emocional con ellas, a veces con tintes sentimentales y nost¨¢lgicos.
Por eso, aunque la primera regla manda que las contrase?as no deben estar ligadas con la historia personal del usuario, muchas de ellas desvelar¨ªan intimidades m¨¢s o menos relevantes de sus due?os. Ian Urbina, periodista del diario The New York Times, pidi¨® a varias personas que le enviaran por e-mail sus contrase?as para una investigaci¨®n y, seg¨²n cuenta, recibi¨® todo tipo de sorpresas: desde un antiguo presidiario que utilizaba su n¨²mero de celda, una mujer de 45 a?os sin hijos cuya contrase?a era el nombre que hab¨ªa puesto a su beb¨¦ muerto antes de nacer, o un hombre que estuvo a punto de divorciarse cuando su mujer descubri¨® que su clave segu¨ªa siendo el cumplea?os de su exnovia.
En resumen, por m¨¢s que nos recomienden que una contrase?a debe ser aleatoria, il¨®gica y dif¨ªcil de vincular con su creador, nos empe?amos en construir una especie de c¨®digo ¨ªntimo. Eso en el mejor de los casos, porque cuando los cient¨ªficos de la Universidad de Ontario revisaron la base de datos de la red de videojuegos RockYou, cuyas 32 millones de contrase?as fueron hackeadas en 1999, encontraron que una de cada diez era simplemente un nombre, casi siempre el del usuario. En otros casos la contrase?a era todav¨ªa m¨¢s predecible. Pongamos que 123456.
Un equipo de cient¨ªficos busca patrones l¨¦xicos en este grupo de claves para intentar descubrir c¨®mo las construimos. De momento han encontrado que ¡°Love¡± es la palabra m¨¢s com¨²n. ¡°Sexy¡±, ¡°hot¡± (caliente) y ¡°pink¡± (rosa) son los adjetivos m¨¢s populares. Adem¨¢s afirman que hay cuatro veces m¨¢s probabilidades de que una contrase?a que empiece por ¡°I love¡¡± contin¨²e con un nombre masculino.
Otras revelan gustos o perversiones sexuales m¨¢s o menos ocultas. El profesor de la Universidad de Stanford Paul Saffo menciona un nuevo g¨¦nero literario que enmarca los modos de creaci¨®n de nuestras claves secretas. Se llama crypto haiku, y ser¨ªa una especie de m¨¦todo nemot¨¦cnico para recordar una serie de s¨ªmbolos imposibles de memorizar. Seg¨²n Saffo, incluso la contrase?a m¨¢s enrevesada no es aleatoria y tiene un significado y un sentido para su creador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.