C¨®mo lograr que las cosas se solucionen solas (o, al menos, lo parezca)
Para tomar la mejor decisi¨®n, deje de darle vueltas. El 'eureka' tambi¨¦n llega cuando toma un caf¨¦ o descansa al sol
No importa demasiado si elige ventanilla o pasillo, o si descarta el agua en favor de un buen vino. No son decisiones que le vayan a cambiar la vida. Es cierto. Escoger entre caf¨¦ o t¨¦ en el desayuno o el color de la camisa que llevar¨¢ hoy, no representa (en principio) un cambio sustancial en su d¨ªa. Sin embargo, s¨ª hay momentos puntuales en la vida en los que quedarse con A o con B puede ser determinante para su destino o el de terceros. Ahora bien, ?es posible escoger siempre la opci¨®n m¨¢s adecuada? ?Existe alguna t¨¦cnica que nos permita esquivar el error?
Aunque no es f¨¢cil dar respuesta a estas preguntas, el neur¨®logo, investigador y neurocient¨ªfico Facundo Manes aborda, junto a Mateo Niro, estas y otras interesantes cuestiones en el libro Usar el cerebro (Paid¨®s, 2015), intentando arrojar luz en un asunto tan apasionante como el de las decisiones y su relaci¨®n con las emociones, la raz¨®n o el contexto en el que se toman. El cient¨ªfico analiza algunos aspectos que intervienen en el proceso de toma de decisiones, reconociendo ¡°la extrema dificultad que supone investigar c¨®mo funciona el cerebro cuando decidimos y averiguar qu¨¦ est¨¢ bien o mal en cada elecci¨®n¡±.
La importancia del l¨®bulo frontal
?Intervienen las emociones en la toma de decisiones? Y si es as¨ª, ?hasta qu¨¦ punto son las responsables del lado hacia el que se inclina la balanza? En el estudio del proceso de la toma de decisiones hay un claro punto de inflexi¨®n, un hecho paradigm¨¢tico que signific¨® la prueba definitiva de que las elecciones que tomamos en la vida ¡°solo se pueden explicar teniendo en cuenta lo racional y lo emocional¡±, afirma Facundo Manes, neur¨®logo y rector de la Universidad Favaloro, en Buenos Aires, Argentina. Phineas Gage, que era un hombre amable, eficaz y equilibrado, sufri¨® en 1848 un accidente con una barra de hierro que le atraves¨® el cr¨¢neo da?¨¢ndole el l¨®bulo frontal. Gage se recuper¨® sin problemas y no tuvo secuelas f¨ªsicas. Sin embargo, a partir de ese d¨ªa su personalidad cambi¨® radicalmente. Se convirti¨® en una persona irrespetuosa, impulsiva e irreverente, que tomaba decisiones perjudiciales para ¨¦l y su familia. Su lesi¨®n le llev¨® a desarrollar lo que Manes denomina ¡®miop¨ªa del futuro¡¯, es decir, que privilegiaba la inmediatez de sus decisiones, aunque tuviera repercusiones negativas a medio o largo plazo. ?A qu¨¦ se debi¨® esta transformaci¨®n? ¡°A la afectaci¨®n del l¨®bulo frontal, que es la zona del cerebro donde se traducen los instintos animales en estrategias sociales¡±, aclara Manes. Sin embargo, puntualiza: ¡°No hay un centro emocional ¨²nico que podamos se?alar como el lugar en el que se alojan las emociones, ya que el cerebro funciona en red y establece circuitos en los que intervienen m¨¢s de un ¨¢rea del cerebro¡±.
1. Ded¨ªquele el tiempo justo. Est¨¢ claro que no es lo mismo decidir acerca del colegio al que nos gustar¨ªa llevar a nuestro hijo, decisi¨®n que sopesaremos durante unas semanas, o determinar en cuesti¨®n de segundos si amerizar sobre el r¨ªo Hudson (lo que decidi¨® Chesley Sullenberger, en 2009) es la mejor opci¨®n cuando estamos pilotando un avi¨®n con 155 pasajeros a bordo y hemos detectado que uno de los motores est¨¢ averiado. Este ejemplo nos sirve para demostrar que tomarnos tiempo para decidir no siempre es la mejor opci¨®n. Lo cierto es que, en ocasiones, el reloj corre en nuestra contra. En el caso del h¨¦roe del r¨ªo Hudson, el contexto oblig¨® al piloto a resolver de forma extremadamente r¨¢pida. ?Y c¨®mo funciona el cerebro en esa situaci¨®n? Seg¨²n el investigador Manes, ¡°nuestra mente tiene un sensor que detecta el peligro y que nos mueve a tomar decisiones r¨¢pidas¡±. Es lo que ocurri¨® en el cerebro del piloto del Airbus A-320 cuando se dio cuenta de que un problema en un motor le imped¨ªa llegar a su destino. ¡°El piloto tom¨® la decisi¨®n correcta porque ten¨ªa un cerebro humano y su l¨®bulo frontal (responsable de transformar los instintos en estrategias) estaba intacto. Utiliz¨® su experiencia, intuici¨®n, aprendizaje y emoci¨®n,y los adapt¨® al contexto¡±, explica el neur¨®logo. ¡°Si ese avi¨®n hubiera sido pilotado por un ordenador, el desenlace hubiera sido muy distinto¡±, asegura.
2. No deje de lado sus intereses. Imagine que alguien que tiene 1000 euros le ofrece dos. Usted puede decidir entre aceptar o no. Si lo hace, tendr¨¢ dos euros y su amigo, 998. Y si los rechaza, ninguno de los dos recibir¨¢ nada. ?Aceptar¨ªa encantado pensando que es mejor recibir dos euros que nada? ?O se sentir¨ªa ofendido por considerarla una propuesta injusta y la rechazar¨ªa de plano? Este planteamiento se llama juego del ultim¨¢tum y los estudios neuropsicol¨®gicos en los que se ha utilizado han demostrado que la respuesta mayoritaria es negarse a aceptar los dos euros. ¡°En general, decidimos en contra de nuestros intereses, dando prioridad a la sensaci¨®n de injusticia que sentimos con ese ofrecimiento¡±, explica. Es decir, a pesar de que aceptando cualquier cantidad de dinero saldr¨ªamos ganando (teor¨ªa econ¨®mica), la ofensa nos lleva a rechazar aquello que nos parece injusto. Y esto pasa porque, ¡°el ser humano no puede ignorar sus emociones en el proceso de toma de decisiones¡±, observa Manes.
3. Pida consejo, pero haga lo que le pida el cuerpo.?¡°Si hici¨¦ramos caso a las opiniones de los dem¨¢s, no habr¨ªa divorcios¡±, asegura el neurocient¨ªfico. ?Por qu¨¦? ¡°Normalmente escuchamos a los dem¨¢s, pero elegimos bas¨¢ndonos en las experiencias, emociones y recuerdos propios¡±. Adem¨¢s, ¡°cada uno de nosotros recibe informaci¨®n procedente de su cuerpo¡±. ?Qui¨¦n no ha sentido una taquicardia descontrolada o ha experimentado una sudoraci¨®n repentina en las manos ante la presencia de un ex o alguien importante para nosotros? ¡°Estas manifestaciones, anteriores al sentimiento, son se?ales personales que solo sentimos nosotros y que tambi¨¦n intervienen en la toma decisiones¡±, apunta el investigador.
4. Sea creativo y un poco valiente.?Las decisiones imaginativas no son coto privado de los artistas. La imaginaci¨®n tambi¨¦n es una de las principales herramientas que utiliza cualquier persona que resuelve con ¨¦xito la supervivencia diaria de una familia con un presupuesto escaso y limitado, por ejemplo. Seg¨²n el neur¨®logo, ¡°todos los seres humanos somos creativos¡±. Ahora bien, tambi¨¦n puntualiza que hay tres factores que facilitan el camino hacia una soluci¨®n original: pensar obsesivamente en el objeto de la decisi¨®n, dejar despu¨¦s el cerebro en reposo y, por ¨²ltimo, ser un poco atrevido.
5. Dele una oportunidad a la intuici¨®n. A priori, tomar una decisi¨®n importante bas¨¢ndonos en la intuici¨®n e ignorando la raz¨®n, no parece que ofrezca demasiadas garant¨ªas de que la opci¨®n escogida sea la m¨¢s id¨®nea. Eso es lo que nos dice el sentido com¨²n y lo que la neurociencia ha postulado hasta hace poco tiempo. Sin embargo, el papel de la intuici¨®n ha ido ganando protagonismo y hoy, los neurocient¨ªficos la valoran mucho m¨¢s hasta el punto de considerarla un ¨¢rea muy prometedora en la toma de decisiones. ¡°Y esto, a pesar de que todav¨ªa no hay evidencias cient¨ªficas que corroboren lo que, de momento, la neurociencia sugiere¡±, matiza.
6. Evite los pensamientos t¨®xicos.?Puede que su compa?ero de trabajo le mire mal desde d¨ªa en que entr¨® por la puerta o que su cu?ado tenga como objetivo en la vida aguarle todas las cenas familiares. Pero, ?ha pensado que quiz¨¢ eso no responda a la realidad y que solo sean imaginaciones suyas? Demasiadas veces creamos nuestro propio mundo paralelo en el que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Y es que el cerebro construye pensamientos que unas veces son fieles al entorno y otras no. Es entonces, ¡°cuando la mente se convierte en un peligroso generador de pensamientos t¨®xicos que dan lugar a decisiones tambi¨¦n t¨®xicas y equivocadas¡±, sostiene Manes.
7. Deje descansar el cerebro.??Cu¨¢ntas veces ha consultado hoy el correo electr¨®nico fuera de la oficina? Y al llegar a casa, ?cu¨¢nto tiempo ha pasado en las redes sociales mientras miraba las noticias en televisi¨®n? Reconozc¨¢moslo. Pasamos gran parte del d¨ªa haciendo entre dos y tres cosas a la vez, impidiendo que nuestro cerebro descanse. Esta vida multitasking (multitarea) ¡°no favorece el desarrollo correcto del proceso de toma de decisiones¡±, asegura Manes. Y deber¨ªamos tomar conciencia de la importancia de no hacer nada¡±, aconseja. ¡°La mayor¨ªa de las personas no sabe que cuando el cerebro descansa est¨¢ trabajando mucho¡±. Los eureka llegan cuando tomamos el sol en la playa, nos relajamos en el sof¨¢ o canturreamos bajo la ducha: ¡°En esos momentos el cerebro procesa la informaci¨®n que adquiri¨® cuando est¨¢bamos atentos. Nos sorprender¨ªa descubrir c¨®mo muchos problemas se resuelven de este modo¡±, concluye el neur¨®logo.
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