Qat, estimulante del dialogo social en tiempos de guerra
El ritual yemen¨ª de masticar en grupo este arbusto al anochecer sobrevive al conflicto civil
El controvertido arbusto qatcuyas hojas mascan gran parte de los 25 millones de yemen¨ªes se antoja en tiempos de guerra m¨¢s que un popular estimulante, una receta pol¨ªtica. El pu?ado de hojas que diariamente se llevan los yemen¨ªes a la boca por entre dos y siete euros la bolsa se convierte en la coyuntura actual en analg¨¦sico pol¨ªtico-social.
Menos adictivo que el tabaco o el alcohol, el qat acumula enemigos tan dispares como la Agencia Antidroga Norteamericana o m¨¢s recientemente Al Qaeda en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga (AQPA), que ha prohibido su consumo en los territorios que controla en el noreste yemen¨ª. En pleno Ramad¨¢n y sin ocupaci¨®n alguna por la falta de trabajo y los constantes bombardeos de la Coalici¨®n, se multiplican las llamadas sesiones de qat. Nada m¨¢s o¨ªr el canto del muec¨ªn que a la ca¨ªda del sol llama a la ruptura del ayuno, el qat es lo segundo que los yemen¨ªes se llevan a la boca. Ello, tras la primera comida del d¨ªa. Lo hacen en grupos de a 20 reunidos en salones, tumbados en el suelo.
Uniformados, hombres de Ansar Al¨¢ (movimiento de la corriente zaid¨ª al poder) y cr¨ªticos con los anteriores van desgranando sus hojas al tiempo que mascan y debaten. Los bombardeos, el frente del sur, Arabia Saud¨ª y los eventos del d¨ªa protagonizan las conversaciones hoja tras hoja, hora tras hora. Cuando la conversaci¨®n se acalora, una mano ofrece una rama, hasta que mascada a mascada se dirimen las diferencias.
Al sur del pa¨ªs, el popular mercado de qat se convierte en territorio sacro y neutral. Combatientes acuden desde ambos frentes para aprovisionarse de la preciada hoja obviando sus diferencias durante los minutos que dura la compra.
Al tiempo que 15 millones de yemen¨ªes dependen de la ayuda humanitaria por la falta de alimentos y de agua, el qat cuenta por el 25% de PIB nacional, bebi¨¦ndose el 40% del agua disponible para cultivos. Un cultivo que no alimenta a nadie, dicen muchos, aunque d¨¦ trabajo al 16% de la poblaci¨®n activa y se imponga, en pleno Ramad¨¢n y bajo los bombardeos, como el principal vector del di¨¢logo social.
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