?Venganza o desconfianza?
Agotada la fe en Grecia, solo quedaba la generosidad sin garant¨ªas o el retorno a las prendas reales; o sea, el fondo de privatizaciones
Es, quiz¨¢, la mayor novedad del pacto: el Fondo al que Grecia abocar¨¢ bienes p¨²blicos a privatizar, por 50.000 millones de euros, para avalar el nuevo cr¨¦dito del tercer rescate. ?Es la ¡°venganza¡± del Norte contra el d¨ªscolo del Sur? Seguro que algunos buscaron desquite de la afrenta recibida al ver su oferta sometida, no a refer¨¦ndum positivo, sino agresivo, deslegitimador. Pero supone, sobre todo, un mecanismo para rellenar la brecha que abri¨® en la confianza mutua.
Antes, para recuperar las deudas en caso de impago (¡°default¡±), los acreedores guerreaban. Y se auto-conced¨ªan as¨ª garant¨ªas reales para asegurarse el recobro de lo prestado. Espa?a, Reino Unido y Francia invadieron M¨¦xico en 1861, ocuparon el puerto de Veracruz y lograron un acuerdo para convertir el petr¨®leo mexicano en prenda de su cr¨¦dito. Francia fue m¨¢s lejos e impuso un Emperador, Maximiliano. Reino Unido se aficion¨® al mecanismo e invadi¨® Turqu¨ªa en 1876, Egipto en 1882... Desde la postguerra mundial, desguazadas las ca?oneras, todo es menos brutal. La garant¨ªa real (petr¨®leo, materias primas) de un rescate ha cedido paso, para el FMI y otros acreedores, a otra, inmaterial. Pol¨ªtica: un contrato de confianza, plasmado en un pliego de condiciones y deberes econ¨®micos. Se supone que si se cumplen, se asegura el buen fin de la deuda. Su ¡°sostenibilidad¡±: que ser¨¢ pagada.
El poso de confianza en Grecia se convirti¨® en pozo de desconfianza por culpa del (leg¨ªtimo y nefasto) refer¨¦ndum. En la tesitura de tener que desembolsar con cargo a los contribuyentes no griegos al menos otros 50.000 millones, ?con qu¨¦ prenda garantizaba Atenas ese tercer rescate? Agotada la fe en Grecia como contrapartida, quedaba solo o la generosidad sin garant¨ªas, que algunos Parlamentos (ay, tambi¨¦n soberanos) habr¨ªan rechazado, o el retorno a las prendas reales. Ser¨¢n dif¨ªciles de aportar. Yorgos Papandreu quiso privatizar por esa cuant¨ªa, pero no dispon¨ªa ni de catastro. Bajo su difuso car¨¢cter, pues, late el valor del compromiso inmaterial que le supone al Gobierno de Atenas pasar esa dolorosa medida (reverso de su programa) por el cedazo de su Parlamento. Nada es gratis.
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