Por qu¨¦ Darth Vader y Mordor pueden encontrarse en Caronte

Ahora que Plut¨®n, Caronte y los otros peque?os sat¨¦lites han dejado de ser meros puntos de luz se presenta otro problema: darles nombre a las formaciones geol¨®gicas que las pr¨®ximas fotograf¨ªas, en alta resoluci¨®n, ir¨¢n descubriendo.

Oficialmente, es la Uni¨®n Astron¨®mica Internacional quien se encarga de validar todos los nombres en los planetas y sat¨¦lites del Sistema Solar. Hace solo medio siglo, el ¨²nico cuerpo cuyos accidentes ten¨ªan nombre era la propia Luna. Pero desde entonces, el ritmo de descubrimientos ha sido tan acelerado que la UAI se ha visto forzada a establecer algunos criterios para evitar un caos de nominaciones.

Casi cada planeta y sat¨¦lite tienen asignadas unas normas de nomenclatura. Plut¨®n, que recibi¨® ese nombre en honor del dios griego del inframundo, est¨¢ acompa?ado por cinco sat¨¦lites de nombres igualmente tenebrosos: Caronte era el barquero que conduc¨ªa a las almas al reino de Plut¨®n cruzando la laguna Estigia (otro sat¨¦lite); Nix, la diosa de la oscuridad y mam¨¢ de Caronte; Hidra, un monstruo de doce cabezas que H¨¦rcules hubo de despachar como parte de sus famosos trabajos y Cerbero, el perro tric¨¦falo que guardaba la entrada del Averno (y que tuvo alg¨²n cameo en las pel¨ªculas de Harry Potter)

Cuando haya que bautizar accidentes en cada uno de esos planetoides, el propio equipo que gestiona la New Horizons ha propuesto diversas categor¨ªas. Para Plut¨®n: sondas espaciales famosas (desde Sputnik hasta Yutu, el cochecito chino que el a?o pasado explor¨® la Luna), cient¨ªficos e ingenieros que hayan contribuido a su estudio (los primeros, claro est¨¢, Clyde Tombaugh, su descubridor, y Percival Lowell, quien financi¨® la construcci¨®n del observatorio de Flagstaff, donde se descubri¨® el entonces llamado Planeta X, y tambi¨¦n Burney, por Venetia Burney, la ni?a de 11 a?os que escribi¨® una carta a Tombaugh proponi¨¦ndole el nombre de Plut¨®n).

Otras categor¨ªas incluyen nombres de exploradores famosos (Cousteau, Heyerdal de la Kon-Tiki...). Y tambi¨¦n, naturalmente, habitantes, lugares y viajeros al inframundo. As¨ª, en el futuro podemos encontrarnos cr¨¢teres o monta?as tan t¨¦tricas como T¨¢rtaro (el pozo de las almas perdidas) o Pandem¨®nium (la capital del Infierno en El para¨ªso perdido). Pero tambi¨¦n personajes familiares como Virgilio y Beatriz, recuperados de la Divina comedia?aunque t¨¦cnicamente Beatriz nunca pis¨® el Infierno...

Hasta hace medio siglo solo los accidentes de la Luna ten¨ªan nombre propio

Para Caronte, se proponen varias categor¨ªas, todas relacionadas con personajes, lugares y veh¨ªculos de fantas¨ªa. Aqu¨ª, la parte del le¨®n se la lleva Star Trek: El capit¨¢n Kirk, el se?or Spock y la teniente Uhura encabezan la clasificaci¨®n, seguidos de cerca por Skywalker, Han Solo y Darth Vader. Y tambi¨¦n Arthur Dent, a quien algunos recordar¨¢n como el atolondrado protagonista de la Gu¨ªa del autoestopista gal¨¢ctico, de Douglas Adams. Adams tambi¨¦n figura como candidato en la lista plutoniana de Autores y artistas, por detr¨¢s de Tolkien y delante de otro cl¨¢sico como Arthur Clarke.

Para los cuatro sat¨¦lites menores se han establecido categor¨ªas acordes con su nombre. En Estigia habr¨¢ nombres de dioses fluviales. Como aqu¨ª hay menos donde elegir, algunas propuestas son de lo m¨¢s ex¨®tico: Eqqo (de resonancias et¨ªopes), Hapi (el dios egipcio responsable de la crecida anual del Nilo) y hasta un Mbongo, zaire?o, creador de todas las tribus del ?frica negra.

En Nix se agrupan m¨¢s nombres de resonancias inquietantes, todos asociados con deidades de la noche: Incubus y Succubus, por ejemplo, o Suksendal, el esp¨ªritu finland¨¦s responsable de las pesadillas.

Cerbero, l¨®gicamente, est¨¢ reservado a nombres de perros famosos. Contra lo que pudiera parecer, hay bastantes: desde Laika hasta Toto, el chucho que acompa?a a Dorothy en su cinematogr¨¢fico viaje al pa¨ªs de Oz.

Y siguiendo parecido criterio, Hidra quedar¨¢ asociado con serpientes y dragones: Jabberwock, un feroz monstruo que aparece en un (incomprensible) poema insertado en Alicia: a trav¨¦s del espejo, Falkor, el algodonoso reptil volador de La historia interminable?o ¡ªc¨®mo no¡ª Smaugh, el custodio del inmenso tesoro de El hobbit.