El coraz¨®n de la medina
En Cairu¨¢n, ciudad santa del islam, la vida fluye tranquila, como si fuera el s¨ªmbolo de la sociedad tunecina: una fr¨¢gil democracia en el Magreb, acosada por el yihadismo
En medio de la inestabilidad y la violencia que afecta a los pa¨ªses de su entorno, T¨²nez es una peque?a isla que lucha por sacar adelante su fr¨¢gil democracia. Los recientes atentados islamistas de la playa de Susa a finales de junio y del Museo del Bardo en marzo, en el que murieron una pareja de espa?oles entre otras v¨ªctimas, han llevado al turismo ¨Cuna de sus principales fuentes de riqueza¨C a abandonar el pa¨ªs, con lo que su situaci¨®n se complica a¨²n m¨¢s. D¨ªas antes de este ¨²ltimo atentado yo estaba fotografiando en la ciudad de Cairu¨¢n (tambi¨¦n Qayrawan o Kairouan), donde se ha sabido despu¨¦s que estudiaba ingenier¨ªa el autor del atentado de Susa, que por ello tom¨® como nombre de guerra Al Qayrawani. No puedo ni quiero olvidar las palabras de mi joven amigo Salim, casualmente tambi¨¦n estudiante de ingenier¨ªa en la misma universidad: ¡°En T¨²nez no hay conflicto islamista, este es un pa¨ªs tranquilo en lo religioso. Lo que hay es terrorismo, como en tantos otros pa¨ªses, un terrorismo que de un modo u otro nos viene de fuera y que quiere hundirnos¡¡±.
Cairu¨¢n es la cuarta ciudad santa del islam y fue la primera fundaci¨®n fruto de su expansi¨®n por el norte de ?frica, en el siglo VII. De ah¨ª salieron las tropas que en pocos a?os conquistaron todo el Magreb y se plantaron en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Es un ejemplo caracter¨ªstico de ciudad tradicional musulmana, una medina, concepto no muy distinto de lo que eran la polis griega o la urbs romana (aunque hoy, por los distintos valores que parecen encarnar, nos puedan parecer tan distantes). As¨ª lo afirma Julio Caro Baroja en un estudio dedicado al avanzado pensador tunecino del siglo XIV Ibn Jald¨²n. ¡°En los albores de la historia existieron imperios y poderes autocr¨¢ticos de tipo religioso que dieron impulso a la vida urbana en sus or¨ªgenes, a la civilizaci¨®n en el sentido m¨¢s estricto de la palabra¡±. Y fueron gentes portadoras de t¨¦cnicas y saberes m¨²ltiples quienes contribuyeron de modo decisivo a la construcci¨®n de las ciudades, sigue Caro Baroja.
Cairu¨¢n nos podr¨ªa recordar una pl¨¢cida capital de provincia. Una arquitectura luminosa, t¨ªpicamente mediterr¨¢nea, pespunteada por los minaretes de las mezquitas ¨Clo que aqu¨ª son nuestras parroquias¨C, cobija un intrincado tejido social que se desarrolla en torno a los zocos o bazares, mercados organizados en funci¨®n de los distintos oficios, gremios y cofrad¨ªas. En ellos y en la actividad cotidiana de las mujeres ¨Ccubiertas con frecuencia, aunque no siempre, al modo tradicional¨C reside la esencia de la medina. En su mayor¨ªa gentes que, como en cualquier lugar del mundo, lo que quieren es vivir tranquilas y en paz, y sacar adelante a sus hijos para que a ser posible vivan un poco mejor¡ Esa humanidad silenciosa y an¨®nima que en todas partes sufre las mismas vejaciones y comparte los mismos anhelos. Por ello, en el mundo del islam de hoy es fundamental distinguir entre lo tradicional y ese terrorismo yihadista que en definitiva es a los propios musulmanes a quienes golpea m¨¢s brutal y sistem¨¢ticamente.
elpaissemanal@elpais.es
Jos¨¦ Manuel Navia
Nacido en Madrid en 1957 y licenciado en Filosof¨ªa, comenz¨® a fotografiar a los 17 a?os. Fue miembro de la m¨ªtica agencia Cover y en la actualidad pertenece a Vu. Editor gr¨¢fico de El Pa¨ªs Semanal en los noventa, sus trabajos, entre el reporterismo y la imagen documental, han ganado numerosos premios (FotoPres, God¨® y el de la Sociedad Geogr¨¢fica Espa?ola).
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