Vivencias sin maquillaje
Este mes hubiera cumplido cien a?os. Un libro re¨²ne casi 400 fotograf¨ªas in¨¦ditas de Ingrid Bergman
¡°Nunca miro atr¨¢s¡±, le dijo Ingrid Bergman a la actriz Liv Ullmann, su compa?era de reparto en su ¨²ltima pel¨ªcula, Sonata de oto?o (1979). Enferma de c¨¢ncer, la actriz parec¨ªa dispuesta a no dejarse abatir por la enfermedad, a seguir actuando hasta que su cuerpo dijera basta. Mujer de fuertes convicciones y pasiones se neg¨® a ser solo una imagen y se convirti¨® en una de las grandes estrellas de la ¨¦poca dorada de Hollywood gracias a que siempre tuvo presente la importancia de ser ella misma. ¡°El mundo venera la originalidad¡±, era otra de las m¨¢ximas de esta legendaria actriz, ganadora de tres Oscars e innumerables premios y que cumplir¨ªa 100 a?os el d¨ªa 29 de agosto, el mismo d¨ªa en que muri¨® en 1982.
La editorial Schirmer/Mosel celebra su centenario con la publicaci¨®n de Ingrid Bergman, A Life in Pictures. ¡°No es s¨®lo el retrato de una mujer, es tambi¨¦n un recorrido por dos formas de arte que tienen poco m¨¢s de vida que un siglo; el cine y la fotograf¨ªa¡±, dice Isabella Rossellini, hija de la artista. Fotograf¨ªas in¨¦ditas procedentes de archivos personales, foto fijas de rodajes, as¨ª como los retratos realizados por David Seymour o las fotos robadas por los paparazi, sirven de repaso a toda una vida y 44 pel¨ªculas.
Ya de ni?a supo que quer¨ªa ser actriz, mientras posaba para su padre, Justus Bergman, un fot¨®grafo sueco. Hu¨¦rfana a los 13 a?os, sigui¨® su camino dispuesta a vencer su timidez hasta convertirse en una actriz de ¨¦xito en Suecia y Alemania. No sin antes haberse casado con un dentista sueco. As¨ª lleg¨® a las puertas de Hollywood en 1939, para hacer una adaptaci¨®n de Intermezzo (1939) junto a Leslie Howard. All¨ª le esperaba el productor David O. Selznick, quien intent¨® adaptar su belleza et¨¦rea a los est¨¢ndares hollywoodienses. Ella se neg¨®. No quiso cambiar sus dientes, ni sus cejas, ni su nariz; tampoco su nombre. Su naturalidad se convirti¨® en uno de sus atributos. Pero su ¨¦xito tambi¨¦n tuvo que ver con una mezcla de honestidad, inteligencia y sensualidad.
¡°Vas a arruinar tu carrera intentando cambiar y hacer cosas distintas¡± le dijo el director de Casablanca, Michael Curtiz, al ver su desilusi¨®n por sentirse encasillada de nuevo en el papel de chica guapa. Sin embargo, fue el papel de Ilsa el que le lanz¨® al estrellato, demostrando su capacidad interpretativa, al enfrentarse a un papel en el que los guionistas aun no hab¨ªan determinado en brazos de cual de sus dos enamorados iba a acabar. M¨¢s tarde ser¨ªa una de las actrices fetiches de Alfred Hitchcock. ¡°Ingrid, finge¡± le aconsej¨® el director, ante su queja de no poder interpretar una emoci¨®n.
Conserv¨® hasta el final la carta de Robert Capa, del que se enamor¨®
Entre las 385 fotos que componen el libro destaca la reproducci¨®n de la carta que le enviaron los fot¨®grafos David Seymour y Robert Capa invit¨¢ndola a cenar. La conserv¨® hasta el final. Marcaba el comienzo de un amor imposible, el suyo con el intr¨¦pido Capa. Bergman se enamor¨® de su esp¨ªritu libre e independiente. Fue probablemente Capa quien le habl¨® de Roma Ciudad abierta, la pel¨ªcula del cineasta Roberto Rossellini. La actriz sueca no tard¨® en ofrecerse a trabajar con ¨¦l. Y as¨ª lleg¨® el esc¨¢ndalo. Bergman se enamor¨® del italiano, casado y con dos hijas, y se qued¨® embarazada durante el rodaje de Stromboli (1952). El mismo p¨²blico americano que le hab¨ªa idolatrado, y hab¨ªa hecho de ella un s¨ªmbolo de perfecci¨®n moral, la rechazaba.
Su aventura italiana dur¨® poco m¨¢s de tres a?os. Volvi¨® entonces a triunfar en suelo americano con su interpretaci¨®n en Anastasia (1958) y a reanudar su vida amorosa con un productor de teatro sueco, Lars Schmidt. Durante casi medio siglo de interpretaci¨®n, nos acostumbr¨® ¡°al brillo de la punta de su nariz, ese brillo t¨ªpico de las actuaciones que no aparentan serlo en absoluto, si no que aparentan ser vivencias sin maquillaje¡±, tal y como la describi¨® Graham Green en su cr¨ªtica de Intermezzo.
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