Infancia, urbanismo y miedo social: limitando la libertad de los ni?os
Un ni?o juega en una calle de Par¨ªs. Imagen de Pixabay.
* Por Manu Fern¨¢ndez
?D¨®nde jugar¨¢n los ni?os? Mejor, ?d¨®nde jugar¨¢n fuera de nuestro control de padres obsesivos y sociedades con miedo?
Hace ya a?os de un estudio, dirigido por William Bird, experto en salud y naturaleza, que analizaba el impacto sobre la salud f¨ªsica y mental a corto y largo plazo de la exposici¨®n de las personas a espacios abiertos y, en especial, a la naturaleza. Los medios destacaron una de sus conclusiones: los ni?os de ciudades como Sheffield han perdido en s¨®lo cuatro generaciones la libertad para andar a su aire, perderse y explorar con libertad el espacio en el que viven. Los l¨ªmites espaciales de la supervisi¨®n parental a la que estaban sometidos ni?os/as se ha ido reduciendo hasta convertirse en un ¡°no puedes salir de casa s¨®lo¡± o un ¡°juega enfrente de casa, que yo te vea¡±.
El informe se?ala cosas que nos suenan sobre una infancia actual sometida al p¨¢nico de sus familias de dejarles solos en un tr¨¢fico que ha colonizado las ciudades y un espacio urbanizado que se ha comido los espacios naturales. La desconfianza a los desconocidos, los peligros del tr¨¢fico, la p¨¦rdida de espacios verdes y abiertos y la presi¨®n social para mantener vigilados a los chavales ha hecho que la exploraci¨®n espont¨¢nea de sus calles y barrios sea cosa del pasado. Como resultado, la infancia se ha convertido en una fase vital sometida a los mismos patrones que los de la edad adulta: una vida hiper-regulada y circunscrita a parques delimitados, con instrucciones de uso, descargos de responsabilidad y avisos de peligros.
De la transformaci¨®n del espacio f¨ªsico ya sabemos mucho sobre c¨®mo ha influido en domesticar nuestras vidas en ¨¢reas reguladas y urbanizadas, pero es m¨¢s interesante el papel de los adultos en imponer a los peque?os sus propios miedos.
Rescato esto porque recientemente le¨ª un art¨ªculo, The Case for Free-Range Parenting, que reflejaba la experiencia de un padre al trasladarse a vivir con su familia a Estados Unidos desde Berl¨ªn, y c¨®mo ha sentido la obsesi¨®n por controlar, limitar y sobreproteger a los ni?os, viniendo de un lugar donde dejar a su aire a los ni?os para ir al colegio, jugar o pasar el rato era algo natural y en Estados Unidos parec¨ªa ser casi un s¨ªmbolo de abandono infantil.
?rea de juegos en Chiswick, Londres. Imagen de Christopher Hilton bajo licencia Creative Commons.
Quiz¨¢ Estados Unidos sea un ejemplo extremo (esos padres arrestados por haber dejado ir al parque a sus hijos de 10 y 6 a?os), con la extendida obsesi¨®n social por la seguridad, por la soledad que produce, por la extensi¨®n del estilo de vida suburbano,...pero el art¨ªculo refleja una tendencia, un riesgo o un futuro pr¨®ximo inevitable. Las condiciones f¨ªsicas que ha impuesto el urbanismo y su reflejo en las formas de vida que permiten o limitan influyen sobre cualquiera de nosotros, pero son s¨®lo una parte de un ensamblaje m¨¢s complejo, sibilino y silencioso que nos invita continuamente como padres a proteger en exceso, a evitar cualquier problema, a evadir a nuestros hijos de cualquier riesgo. No es f¨¢cil resistir: la sociedad del riesgo nos ha inoculado un pensamiento sobreprotector que va restando libertad a los m¨¢s peque?os.
Peque?os que crecer¨¢n con una perspectiva m¨¢s reducida del espacio que pueden explorar con libertad sin supervisi¨®n, una capacidad anulada para exponerse ellos mismos a sus propios miedos y desaf¨ªos como forma de aprendizaje y superaci¨®n. Seguramente, lo del "no aceptes caramelos de extra?os" ha tenido diferentes versiones en toda la Historia, pero es quiz¨¢s ahora cuando m¨¢s sistem¨¢tico es el mensaje: calles que se les han hecho imposibles (?o son imposibles porque hemos desistido de reclamarlas para las personas y no para las coches?), sistemas educativos que siguen sin aceptar la libertad y el auto-aprendizaje, pol¨ªticas que generan miedo y mensaje sociales que alientan la percepci¨®n exagerada de los riesgos, un sistema de consumo que sustituye la experiencia de disfrutar de lo que (a¨²n) no tiene precio por productos manufacturados de consumo normalizado, un sistema de normas sobre seguridad o civismo que nos convierten en sus esclavos, vidas cada vez m¨¢s an¨®nimas donde "los ojos en la calle" cada vez est¨¢n m¨¢s ausentes,...
Como dice el autor, no es sencillo establecer el equilibrio ideal, pero sospecho que la imagen de arriba s¨®lo refleja en el espacio las limitaciones mentales a las que nos somete la vida actual y que estamos inoculando a los que ahora est¨¢n empezando a descubrir el mundo y a descubrir la libertad, tambi¨¦n la libertad de arriesgarse, de hacerse da?o, de descubrir, de equivocarse, de exponerse o de superarse. Y tenemos que resistirnos.
* Manu Fern¨¢ndez. Investigador y consultor de pol¨ªticas urbanas, durante su trayectoria profesional ha estado involucrado en proyectos relacionados con la sostenibilidad local y el an¨¢lisis de las econom¨ªas urbanas. Autor del blog Ciudades a Escala Humana, actualmente est¨¢ realizando su tesis doctoral "La smart city como imaginario socio-tecnol¨®gico: la construcci¨®n de la utop¨ªa urbana digital".
Twitter: @manufernandez
Comentarios
En pa¨ªses con altos ¨ªndices de delincuencia, hace a?os los padres no podemos dejar que nuestros ni?os vayan siquiera al kiosco de la esquina, por temor a que los secuestren. A los sitios donde practican deportes por lo general las madres siempre acompa?an a los ni?os, y no los dejan solos un momento en las duchas. Ya casi nadie deja a los ni?os participar de "acampadas" en sitio alguno.Aquella bella infancia que vivimos, ya no existe.
La ciencia psiqui¨¢trica despu¨¦s de Freud ha avanzado muy poco. ?Por qu¨¦ no se estudia a fondo el comportamiento humano?. Ser¨ªa interesante ahondar en el funcionamiento de las c¨¦lulas que conforman el cerebro. No entiendo como un individuo es capaz de violar a un menor, o de asesinar a su pareja por falta de amor, o de dirigir o ser part¨ªcipe de saqueos y genocidios, Quiz¨¢s, el problema de tales anomal¨ªas tengan su origen en la formaci¨®n fetal. Luego, el mal mental que padece una parte de la humanidad est¨¢ aun pendiente de soluci¨®n cient¨ªfica. Las creencias religiosas, incluso, no dan explicaci¨®n al uso del crimen y el terror para admitir a "dios" hecho, claro est¨¢, a la medida de sus fabricantes humanos, tales como la diab¨®lica santa inquisici¨®n de la fe cat¨®lica, o la del terrorismo actual de los falsos islamistas.
Los padres de ocupan hoy m¨¢s de la educaci¨®n de sus hijos que antes. Tampoco hay que pasarse, no tiene sentido anhelar un tiempo pasado id¨ªlico, que es err¨®neo.
Para m¨ª , el elemento o variable clave en esa deriva que se deununcia, es la tecnolog¨ªa. La tecnolog¨ªa ha ido convirtiendo el mundo en una serie de entornos (pre)determinados y de canales -f¨ªjense, nuestras calles no son "calles", son carriles, para los peatones, para las bicis, para los coches- con lo que ha tenido, de positivo -bienestar, sobretodo material- y de negativo (cuanto m¨¢s organizado es un sistema, menor la libertad de sus componentes).Lo que me sorprende es la estampa que se pinta del padre que emigra de Alemania a EEUU; por m¨ª experiencia tendr¨ªa la impresi¨®n de que ser¨ªa al rev¨¦s: una vida superorganizada y regulada en Alemania, y EEUU un pa¨ªs que cree por encima de todo en la libertad de los individuos. Supongo que hay casos y casos.https://www.cumapp.org/
Miguel: Curiosamente por Alemania, los infantes andan sueltos. Y tambi¨¦n por Zurich.Bergante: Las calles se han vaciado de vecinos y comercios locales y se han llenado de delincuentes y de centros comerciales. Han desaparecido los ojos. Lea a Francesco Tonucci y conozca la teor¨ªa de los ¡°ojos en la calle¡± de Jane Jacobs: descubra c¨®mo podr¨ªa ser hoy su barrio, su pa¨ªs. Lamentablemente no hablamos de para¨ªsos id¨ªlicos sino de lugares. Pero estamos creando NO lugares. Os invito a recuperar los espacios: cenas de vecinos en la calle, recuperar fiestas populares (el carnaval donde los ni?os se tiraban agua por la calles), conocer a tu vecino, cerrar la calle para que los ni?os jueguen (playout.org)...Salut!
Bergante: Existen los infantes y existen los espacios. Se trata de volver a conquistarlos. Precisamente porque los sabemos vividos son posibles. Por qu¨¦ entonces negarlos?Quiz¨¢ debi¨¦ramos sacar nuestros ojos de las pantallas y otros soportes virtuales similares y como dice Alejandra poner esos "ojos en las calles"
Si pretendemos crear sociedades libres, la responsabilidad de cuidarnos y saber cuidar nos es imprescindible. Hay que sacudirse el miedo y evitar delegar en el viejo T¨ªo Sam, figura del estado protector que nada protege y todo corrompe.
Hola Manu! Completamente de acuerdo. Creo que deber¨ªas conocer la transformaci¨®n urbana de Pontevedra, reconocida y avalada por Tonucci, y que permite a los ni?os disfrutar de la ciudad sin demasiados riesgos. Precisamente el pr¨®ximo mes va una delegaci¨®n municipal a Roma para hablar de esta experiencia ante el instituto de investigaci¨®n pedag¨®gica que dirige
En pa¨ªses con altos ¨ªndices de delincuencia, hace a?os los padres no podemos dejar que nuestros ni?os vayan siquiera al kiosco de la esquina, por temor a que los secuestren. A los sitios donde practican deportes por lo general las madres siempre acompa?an a los ni?os, y no los dejan solos un momento en las duchas. Ya casi nadie deja a los ni?os participar de "acampadas" en sitio alguno.Aquella bella infancia que vivimos, ya no existe.
La ciencia psiqui¨¢trica despu¨¦s de Freud ha avanzado muy poco. ?Por qu¨¦ no se estudia a fondo el comportamiento humano?. Ser¨ªa interesante ahondar en el funcionamiento de las c¨¦lulas que conforman el cerebro. No entiendo como un individuo es capaz de violar a un menor, o de asesinar a su pareja por falta de amor, o de dirigir o ser part¨ªcipe de saqueos y genocidios, Quiz¨¢s, el problema de tales anomal¨ªas tengan su origen en la formaci¨®n fetal. Luego, el mal mental que padece una parte de la humanidad est¨¢ aun pendiente de soluci¨®n cient¨ªfica. Las creencias religiosas, incluso, no dan explicaci¨®n al uso del crimen y el terror para admitir a "dios" hecho, claro est¨¢, a la medida de sus fabricantes humanos, tales como la diab¨®lica santa inquisici¨®n de la fe cat¨®lica, o la del terrorismo actual de los falsos islamistas.
Los padres de ocupan hoy m¨¢s de la educaci¨®n de sus hijos que antes. Tampoco hay que pasarse, no tiene sentido anhelar un tiempo pasado id¨ªlico, que es err¨®neo.
Para m¨ª , el elemento o variable clave en esa deriva que se deununcia, es la tecnolog¨ªa. La tecnolog¨ªa ha ido convirtiendo el mundo en una serie de entornos (pre)determinados y de canales -f¨ªjense, nuestras calles no son "calles", son carriles, para los peatones, para las bicis, para los coches- con lo que ha tenido, de positivo -bienestar, sobretodo material- y de negativo (cuanto m¨¢s organizado es un sistema, menor la libertad de sus componentes).Lo que me sorprende es la estampa que se pinta del padre que emigra de Alemania a EEUU; por m¨ª experiencia tendr¨ªa la impresi¨®n de que ser¨ªa al rev¨¦s: una vida superorganizada y regulada en Alemania, y EEUU un pa¨ªs que cree por encima de todo en la libertad de los individuos. Supongo que hay casos y casos.https://www.cumapp.org/
Miguel: Curiosamente por Alemania, los infantes andan sueltos. Y tambi¨¦n por Zurich.Bergante: Las calles se han vaciado de vecinos y comercios locales y se han llenado de delincuentes y de centros comerciales. Han desaparecido los ojos. Lea a Francesco Tonucci y conozca la teor¨ªa de los ¡°ojos en la calle¡± de Jane Jacobs: descubra c¨®mo podr¨ªa ser hoy su barrio, su pa¨ªs. Lamentablemente no hablamos de para¨ªsos id¨ªlicos sino de lugares. Pero estamos creando NO lugares. Os invito a recuperar los espacios: cenas de vecinos en la calle, recuperar fiestas populares (el carnaval donde los ni?os se tiraban agua por la calles), conocer a tu vecino, cerrar la calle para que los ni?os jueguen (playout.org)...Salut!
Bergante: Existen los infantes y existen los espacios. Se trata de volver a conquistarlos. Precisamente porque los sabemos vividos son posibles. Por qu¨¦ entonces negarlos?Quiz¨¢ debi¨¦ramos sacar nuestros ojos de las pantallas y otros soportes virtuales similares y como dice Alejandra poner esos "ojos en las calles"
Si pretendemos crear sociedades libres, la responsabilidad de cuidarnos y saber cuidar nos es imprescindible. Hay que sacudirse el miedo y evitar delegar en el viejo T¨ªo Sam, figura del estado protector que nada protege y todo corrompe.
Hola Manu! Completamente de acuerdo. Creo que deber¨ªas conocer la transformaci¨®n urbana de Pontevedra, reconocida y avalada por Tonucci, y que permite a los ni?os disfrutar de la ciudad sin demasiados riesgos. Precisamente el pr¨®ximo mes va una delegaci¨®n municipal a Roma para hablar de esta experiencia ante el instituto de investigaci¨®n pedag¨®gica que dirige
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