Tragos con sabor a celuloide
Del ¡®Scotch Mist¡¯ de Lauren Bacall en ¡®El sue?o eterno¡¯ al ¡®Cosmopolitan¡¯ de las chicas de ¡®Sexo en Nueva York¡¯, una gu¨ªa re¨²ne los c¨®cteles m¨¢s famosos de la pantalla
"Aj¨²stense los cinturones, esta noche vamos a tener tormenta¡±. Esta frase pronunciada por Bette Davis en el papel de la temperamental Margot Channing de Eva al desnudo, aparte de haber pasado al diccionario de las citas cinematogr¨¢ficas, sin duda no hubiera sido la misma sin la estimulante colaboraci¨®n del c¨®ctel Gibson que la diva esc¨¦nica degustaba a lo largo de la velada. Este y otros combinados forman parte del libro Cocktails of the Movies. An Illustrated Guide to Cinematic Mixology (Prestel Publishing) del escritor Will Francis que se suma a esa bibliograf¨ªa especializada en las relaciones entre el s¨¦ptimo arte y el arte de combinar diferentes licores. El volumen repasa cerca de 70 combinaciones alcoh¨®licas, con la ayuda gr¨¢fica de la ilustradora Stacey Marsh, que han tenido su momento de gloria y de elixir argumental en la pantalla. Como se?ala el autor, Will Francis, ¡°los c¨®cteles han representando un papel importante en el lenguaje visual de cine como lo ha sido la moda o los coches. Ellos nos ilustran sobre los personajes y la historia de Hollywood, que desde sus inicios est¨¢ mezclada con la historia del c¨®ctel¡±.
Entre los primeros grandes c¨®mplices de la pantalla y el arte de disfrutar de un buen c¨®ctel destaca la pareja de detectives Nick y Nora (William Powell y Miyrna Loy) en la saga La cena de los acusados (W. S. Van Dyke, 1934) que con el apoyo literario del escritor Dashiell Hammet dejaron muestras de sobra de su elegancia y humor al compaginar la hora del Dry Martini con la b¨²squeda del cad¨¢ver o presunto sospechoso. Norteam¨¦rica pasaba p¨¢gina a los a?os de la prohibici¨®n y Hollywood celebraba los nuevos tiempos con la barra del bar o cocteler¨ªa como punto de encuentro.
Aunque el periodo cinematogr¨¢fico de los a?os treinta y cuarenta destaca en esa evocaci¨®n o atm¨®sfera donde el c¨®ctel aparece como uno de los ingredientes imprescindibles en ese escenario de glamour, los h¨¦roes de Hollywood como ilustra el libro Cocktails of the Movies no han perdido el gusto y la curiosidad por el c¨®ctel en las posteriores d¨¦cadas. Gracias a James Bond ya sabemos que el Vodka Martini siempre es mejor ¡°agitado, no revuelto¡± y que para las alegres chicas de Sexo en Nueva York no hay nada como esa combinaci¨®n de vodka, Cointreau y acentos frutales, es decir un Cosmopolitan, para aguantar las tediosas jornadas de una ciudad como Nueva York.
En el ¨ªndice de mixturas alcoh¨®licas del libro no pod¨ªa faltar el White Russian, esa refinada combinaci¨®n de vodka y licor de caf¨¦, que Jeff Bridges El Nota, en El Gran Lebowski elevaba a bebida de culto como su bat¨ªn, pieza tot¨¦mica de su guardarropa. Y para los amantes del cine negro, aunque la cocteler¨ªa ofrece un repertorio abundante y exquisito, destaca Lauren Bacall y su Scotch Mist ¡ªwhisky escoc¨¦s con hielo¡ª que tomaba en El sue?o eterno junto al detective Philip Marlowe (Humphrey Bogart) como momento de relax en esa tela de ara?a de intrigas que constitu¨ªa la narraci¨®n cinematogr¨¢fica. Al otro extremo del oc¨¦ano Atl¨¢ntico, Humphrey Bogart, esta vez como el desencantado Rick Blaine de Casablanca despu¨¦s de pronunciar su famosa frase (¡°De todos los bares de todas las ciudades del mundo ella ha tenido que entrar en el m¨ªo¡±), celebraba el reencuentro con su antiguo amor, una luminosa Ingrid Bergman, con un c¨®ctel cargado de historia y champ¨¢n, French 75, como evocaci¨®n de un tiempo feliz.
Hay tambi¨¦n un recuerdo para el Ponche del Mississippi y la se?orita Holly Golightly (Audrey Hepburn) de Desayuno con diamantes o aquel Manhattan que Marilyn Monroe (Con faldas y a lo loco) improvisaba en el vag¨®n del tren con la ayuda de una bolsa de agua caliente como coctelera. Para los amantes de los combinados de gusto m¨¢s vintage siempre queda la opci¨®n de compartir un Old Fashioned con Don Draper y sus compa?eros de Mad Men.
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