La hora de clarificar

De la confusi¨®n no puede salir la luz. Las urnas siempre son ¨²tiles para aclarar cu¨¢les son las aut¨¦nticas opciones democr¨¢ticas, pero de una convocatoria electoral confusa no pod¨ªa salir un panorama claro. Los 62 esca?os que ha obtenido Junts pel S¨ª, a seis de la mayor¨ªa para gobernar con estabilidad y a uno de la mayor¨ªa presidencial para la investidura, ser¨ªan suficientes en un Parlamento normal, donde siempre aparecer¨ªan los esca?os complementarios del campo moderado para sostener al Ejecutivo. No es as¨ª en el Parlamento que ha salido de las elecciones del 27-S, en el que la fuerza que complementa de forma casi natural a esta mayor¨ªa insuficiente es nada menos que la CUP, a la que no le basta con romper con Espa?a sino que quiere extender la ruptura a la UE, la OTAN e incluso al sistema capitalista, inhabilitando as¨ª al alim¨®n cualquier eventual comprensi¨®n del proceso soberanista desde la esfera internacional.

Catalu?a se encuentra abocada desde el 27-S a la fragmentaci¨®n, la inestabilidad y la ingobernabilidad. La tarea de demolici¨®n a la que se ha entregado Artur Mas alcanza ahora a su propia figura como timonel del proceso independentista, cuestionada por sus socios en la independencia, ya sea dentro de la coalici¨®n, ya sea en la fuerza complementaria m¨¢s extremista que es la CUP. Si hasta ahora hab¨ªa compatibilizado todav¨ªa su escasa gesti¨®n de gobierno con la plena dedicaci¨®n al proceso, a partir de ahora la incompatibilidad ser¨¢ manifiesta, pues es imposible gobernar y aplicar a la vez un calendario de ruptura constitucional.

El todav¨ªa presidente Mas era la ¨²ltima reminiscencia del nacionalismo moderado y posibilista que fue durante a?os la caracter¨ªstica de CiU; pero su doble deriva hacia el secesionismo y el izquierdismo, expresada desde 2012 en sus adelantos electorales y en discursos cada vez m¨¢s estridentes, le incapacitan para ofrecerse como interlocutor de cualquier tipo de di¨¢logo. Esta es una posici¨®n que tiene su contrafigura sim¨¦trica en Mariano Rajoy: el inmovilismo hecho presidente, frente al frenes¨ª secesionista de Mas.

Catalu?a tiene un problema muy serio, que no se limita a la agenda de la secesi¨®n. No son los catalanes por s¨ª solos quienes deben y pueden resolverlo, como a veces parece desprenderse de la inhibici¨®n sistem¨¢tica practicada por el PP. Tampoco son Mas ni Rajoy los dirigentes capacitados para encabezar iniciativa alguna de di¨¢logo. El problema de Catalu?a es el problema de Espa?a, y su encauzamiento y resoluci¨®n se sit¨²a en el centro de la agenda para las elecciones generales. Nada hubiera sido mejor que un adelanto electoral que cerrara el paso a la crisis a plazo organizada por Mas con su convocatoria seudoplebiscitaria.

Esa oportunidad, que este peri¨®dico recomend¨®, se perdi¨® por la terquedad del presidente en cumplir sus plazos electorales, como si eso fuese un ¨¦xito en s¨ª mismo. Ahora hay que prepararse para estas elecciones, imprescindibles para aclarar el mapa pol¨ªtico, y pedir que los partidos adelanten posiciones para revertir el actual proceso de ruptura catalana con Espa?a en un proceso de di¨¢logo y negociaci¨®n, teniendo muy en cuenta que no es una independencia indeseable lo que hay que discutir, sino la recuperaci¨®n ¡ªmediante un fuerte impulso reformista¡ª del consenso constitucional.