La relaci¨®n entre pseudociencia y pol¨ªtica
Adelanto del libro 'Materia y mente', del fil¨®sofo de la ciencia Mario Bunge, en el que se discuten algunas teor¨ªas supuestamente cient¨ªficas usadas por pol¨ªticos conservadores
La pseudociencia es siempre peligrosa porque contamina la cultura, y cuando lo que est¨¢ en juego es la salud, la econom¨ªa o la organizaci¨®n pol¨ªtica, la ciencia espuria pone la vida, la libertad y la paz en riesgo. Pero, desde luego, la pseudociencia se torna extremadamente peligrosa cuando goza del apoyo de los gobiernos, las religiones organizadas o las grandes empresas. Un pu?ado de ejemplos bastar¨¢ para aclarar esto.
A partir de la Ilustraci¨®n, la mayor¨ªa de los progresistas ha sostenido que el genoma no determina nuestro destino: que no s¨®lo podemos aprender a pensar, sino tambi¨¦n a sentir y actuar, tanto de forma directa, a trav¨¦s de la imitaci¨®n y el aprendizaje, como de modo indirecto mediante la reforma social. En cambio, los conservadores y reaccionarios de todas layas han abrazado el innatismo o nativismo, la opini¨®n de que nacemos con todas las caracter¨ªsticas que emergen en el trascurso de nuestras vidas. As¨ª pues, las escrituras sagradas hind¨²es consagraron el sistema de castas, la Biblia sostiene que los jud¨ªos fueron escogidos por Yahv¨¦; Arist¨®teles, que los ¡°b¨¢rbaros¡± eran inferiores a los helenos; los colonialistas europeos, que los pueblos conquistados eran salvajes, buenos s¨®lo para ser esclavizados o exterminados, y un largo etc¨¦tera. La posici¨®n innatista-conservadora se debilit¨® considerablemente con la Ilustraci¨®n y la subsiguiente difusi¨®n de las ideolog¨ªas de izquierdas, pero resurge de cuando en cuando. Lo hizo con especial virulencia en forma de darwinismo social y m¨¢s recientemente bajo el ala de la psicolog¨ªa evolucionista. Recordemos la ¨²ltima resurrecci¨®n del innatismo ¡°cient¨ªfico¡±.
La lista de logros de la ¡°nueva ciencia de la naturaleza humana¡± de Pinker parece el pre¨¢mbulo de un Manifiesto de la Nueva Derecha, m¨¢s que un resumen de descubrimientos cient¨ªficos"
Steven Pinker, un profesor de Harvard y el psic¨®logo m¨¢s popular de nuestra ¨¦poca, dedica un cap¨ªtulo ¨ªntegro de uno de sus influyentes libros a las cuestiones pol¨ªticas que rodean el dilema ambientalismo/innatismo. Pinker afirma que ¡°las nuevas ciencias de la naturaleza humana¡±, desde la gen¨¦tica hasta la psicolog¨ªa evolucionista, justifican lo que ¨¦l llama una visi¨®n tr¨¢gica. Se trata, ni m¨¢s ni menos, que del individualismo y el pesimismo de la econom¨ªa ortodoxa y la filosof¨ªa pol¨ªtica conservadora, desde Hobbes, Burke, Schopenhauer y Hayek hasta Thatcher y Reagan. Pinker cita, en particular, los siguientes ¡°descubrimientos¡± de esas ¡°ciencias nuevas¡±: ¡°la primac¨ªa de los lazos familiares¡±, a pesar del hecho de que en la mayor¨ªa de los casos los miembros de las empresas, los grupos pol¨ªticos, los laboratorios, los regimientos y los equipos deportivos no est¨¢n relacionados gen¨¦ticamente; ¡°el limitado alcance del reparto comunal en los grupos humanos¡±, aunque todas las sociedades humanas y muchas empresas modernas son cooperativas; ¡°la universalidad del predominio y la violencia en todas las sociedades humanas¡±, a pesar de que la tasa de homicidios ha disminuido en todas las sociedades civilizadas durante el pasado siglo y ni siquiera las sociedades m¨¢s divididas son b¨¢sicamente tir¨¢nicas o violentas; y ¡°la universalidad del etnocentrismo y otras formas de hostilidad entre grupos en todas las sociedades¡±, como si la innegable lucha no estuviese equilibrada por la cooperaci¨®n, el cumplimiento de las leyes y los intereses materiales.
Pero eso no es todo: para convencernos de que, b¨¢sicamente, todos somos unas bestias ego¨ªstas y ruines, Pinker completa la lista anterior con lo siguiente: ¡°la heredabilidad parcial de la inteligencia, la meticulosidad y las tendencias antisociales¡±, aunque todas esas capacidades pueden fomentarse o reprimirse mediante la educaci¨®n y el control social informal; ¡°la prevalencia de mecanismos de defensa, la parcialidad interesada y la reducci¨®n de las disonancias cognitivas¡±, las cuales, aunque reales, son, sin duda, menos acentuadas en las sociedades del estado de bienestar que en la ¡°liberales¡±; ¡°los sesgos del sentido moral humano¡±, incluidos el nepotismo y el conformismo, lo cual es cierto, pero no implica pasar por alto el hecho de que junto al ego¨ªsmo se dan el altruismo y el inconformismo, y que con frecuencia el progreso pol¨ªtico incluye el progreso moral. Todo esto constituye un claro ejemplo de reduccionismo radical fallido; en este caso ha fracasado la reducci¨®n de las ciencias sociales a la gen¨¦tica y la psicolog¨ªa. Adem¨¢s, la lista de logros de la ¡°nueva ciencia de la naturaleza humana¡± de Pinker parece el pre¨¢mbulo de un Manifiesto de la Nueva Derecha, m¨¢s que un resumen de descubrimientos cient¨ªficos. El compromiso con una ideolog¨ªa pol¨ªtica reaccionaria es un indicador fiable de la naturaleza pseudocient¨ªfica de una disciplina.
Los autoproclamados psic¨®logos evolucionistas afirman confiadamente que la desigualdad social est¨¢ en los genes y que, por consiguiente, las revoluciones sociales est¨¢n condenadas al fracaso"
Gran parte de lo anterior vale tambi¨¦n para los autoproclamados psic¨®logos evolucionistas a los que Pinker admira: ellos tambi¨¦n afirman confiadamente que la desigualdad social est¨¢ en los genes y que, por consiguiente, las revoluciones sociales est¨¢n condenadas al fracaso. Barkow, por ejemplo, uno de los fundadores, escribe: ¡°La estratificaci¨®n social es un reflejo del hecho evolutivo de que las personas desean m¨¢s ventajas para sus hijos de las que desean para los hijos de los dem¨¢s¡±. Sin embargo, seguramente las barreras de clase, por definici¨®n, ralentizan o impiden del todo la movilidad social. De lo que se sigue que s¨®lo una sociedad sin clases o, al menos, una sociedad en la que las barreras sociales sean permeables, permite el desarrollo personal. Advi¨¦rtase que este es un argumento puramente l¨®gico. Lo que s¨ª exige pruebas emp¨ªricas es el supuesto de que la ambici¨®n de tener m¨¢s descendencia es innata y, por tanto, universal. Pero la gen¨¦tica humana no ha confirmado esta afirmaci¨®n de la gen¨¦tica pop.
En lugar de tener ra¨ªces biol¨®gicas, la estratificaci¨®n social tiene un fuerte impacto en la calidad y la duraci¨®n de la vida: la gente situada en lo alto vive mejor y m¨¢s tiempo que sus subordinados. He aqu¨ª a grandes rasgos el mecanismo psiconeuroendocrinoinmunitario: subordinaci¨®n ¡ú estr¨¦s ¡ú liberaci¨®n de cortisol ¡ú elevaci¨®n de la presi¨®n sangu¨ªnea y la glucemia ¡ú mayor morbilidad. Por eso la vida es mejor y m¨¢s larga en Jap¨®n y en los pa¨ªses n¨®rdicos que en las sociedades menos igualitarias, como Estados Unidos y el Reino Unido.
Los legisladores estadounidenses recurrieron a la eugenesia, fomentada en una ¨¦poca por muchos cient¨ªficos e intelectuales p¨²blicos de buena fe, para proponer y aprobar proyectos de ley que restring¨ªan la inmigraci¨®n de personas de ¡°razas inferiores¡±
Adem¨¢s, los arque¨®logos sociales han descubierto que la estratificaci¨®n social no surgi¨® hasta hace unos 5000 a?os, junto con la civilizaci¨®n. Tal como dice Trigger en su monumental tratado, ¡°los antrop¨®logos utilizan la expresi¨®n ¡®antiguas civilizaciones¡¯ para las formas m¨¢s antiguas y simples de sociedad, en las cuales el principio rector b¨¢sico de las relaciones sociales no era el parentesco, sino una jerarqu¨ªa de divisiones sociales que atravesaba trasversalmente la sociedad, cuyos estamentos pose¨ªan desigual poder, riqueza y prestigio social¡±. Sin embargo, pasemos a otros espec¨ªmenes de pseudociencia.
Los legisladores estadounidenses recurrieron a la eugenesia, fomentada en una ¨¦poca por muchos cient¨ªficos e intelectuales p¨²blicos de buena fe, para proponer y aprobar proyectos de ley que restring¨ªan la inmigraci¨®n de personas de ¡°razas inferiores¡± y condujeron al internamiento de miles de ni?os considerados d¨¦biles mentales. Esa misma ¡°ciencia¡± justificaba las pol¨ªticas raciales de las potencias coloniales y los nazis, y llev¨® a la esclavizaci¨®n o asesinato de millones de amerindios, indios, negros, eslavos, jud¨ªos y gitanos.
Hay consenso de que las culpables de esta crisis son las pol¨ªticas de 'laissez faire' aplicadas por los gobiernos estadounidense y brit¨¢nico desde los tiempos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher"
La crisis mundial que comenz¨® en 2008 es un ejemplo m¨¢s actual de las catastr¨®ficas consecuencias sociales que resultaron de las pol¨ªticas sociales inspiradas en filosof¨ªas econ¨®micas y pol¨ªticas equivocadas. En efecto, hay consenso de que las culpables de esta crisis son las pol¨ªticas de laissez faire aplicadas por los gobiernos estadounidense y brit¨¢nico desde los tiempos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Ahora bien, laissez faire no es un lema ideol¨®gico aislado: se trata de la consecuencia l¨®gica de dos dogmas que se mantienen de forma acr¨ªtica, pese a los cambios en la realidad econ¨®mica desde que Adam Smith (1776) public¨® su gran obra. Estos dogmas son los principios de que a) el ¨²nico objetivo de la actividad econ¨®mica es el beneficio privado; y b) el mercado libre (no regulado) se autorregula, es decir, est¨¢ siempre en equilibrio o cerca del mismo, por lo que, sin duda, toda intervenci¨®n tendr¨¢ en ¨¦l un efecto perjudicial.
A su vez, la hip¨®tesis anterior se apoya en tres doctrinas filos¨®ficas aceptadas sin examen: una ontolog¨ªa individualista, una gnoseolog¨ªa acient¨ªfica y una ¨¦tica individualista. El individualismo es la tesis de que s¨®lo los individuos existen: que las entidades colectivas, como las empresas y las naciones, son producto de la imaginaci¨®n. Esta tesis es err¨®nea: lo que es ficticio es el individuo aislado. Tal como hemos sostenido en otra parte, todo lo que existe en el mundo real es un sistema o un componente de un sistema. En este caso particular, las acciones de individuo s¨®lo pueden comprenderse en su contexto social. Se puede comenzar el an¨¢lisis en el nivel micro o en el macro, pero ning¨²n an¨¢lisis ser¨¢ satisfactorio si desatiende uno de los dos extremos. La lecci¨®n metodol¨®gica es que toda explicaci¨®n satisfactoria de un hecho social incluir¨¢ lo que he llamado diagramas de Boudon-Coleman (Bunge, 1996). He aqu¨ª un ejemplo reciente:
Los diagramas de Boudon-Coleman van a contracorriente de la metodolog¨ªa individualista radical, la cual exhorta a permanecer siempre en el micronivel. Este punto de vista metodol¨®gico no puede mantenerse neutral en la controversia gnoseol¨®gica entre realismo (u objetivismo) y subjetivismo: si es coherente, ha de comenzar en la experiencia cognitiva individual y no en el conocimiento, el cual se aprende en sociedad y se pone a prueba en las comunidades cient¨ªficas (el ¡°escepticismo organizado¡± de Merton). Por consiguiente, el individualista metodol¨®gico debe ser o bien un subjetivista radical (como Berkeley, Kant, Fichte o Husserl), o bien un empirista radical (como Hume, Comte, Mill o Carnap). La combinaci¨®n de Popper de individualismo metodol¨®gico radical y realismo gnoseol¨®gico no funciona.
No hay duda de que toda pol¨ªtica econ¨®mica har¨¢ progresar unos intereses al tiempo que perjudicar¨¢ otros. En resumen, toda pol¨ªtica p¨²blica est¨¢ moralmente comprometida"
As¨ª como el holismo se acompa?a de una ¨¦tica del deber, como ocurre con las de Confucio y de Kant, el individualismo est¨¢ unido a la consigna ego¨ªsta ¡°cada uno para s¨ª¡±. El sistemismo, en cambio, propone una ¨¦tica human¨ªstica en la cual los derechos y los deberes son igualmente importantes. En esta filosof¨ªa moral, todo derecho supone un deber y viceversa. Por ejemplo, mi derecho a ganarme la vida supone el deber de ayudar a otros a sobrevivir, y mi deber de pagar impuestos supone mi derecho de participar en la decisi¨®n de c¨®mo se gastar¨¢ ese dinero. Sostengo que las personas corrientes se rigen por una filosof¨ªa moral como esta, en tanto que los economistas ortodoxos y los pol¨ªticos conservadores predican la deontolog¨ªa a las masas mientras aconsejan el ego¨ªsmo a sus clientes.
Todas las econom¨ªas desarrolladas se rigen por pol¨ªticas de alguna clase. A su vez, esas pol¨ªticas se dise?an sobre la base de teor¨ªas econ¨®micas y principios morales, y son propuestas o puestas en pr¨¢ctica por partidos pol¨ªticos y gobiernos:
El economista ortodoxo objetar¨¢ la inclusi¨®n de la pol¨ªtica y la moral entre los determinantes de las pol¨ªticas econ¨®micas: dir¨¢ que se trata de reglas puramente t¨¦cnicas pertenecientes al manual de operaci¨®n de la maquinaria macroecon¨®mica. Esta afirmaci¨®n, sin embargo, es incorrecta en el mejor de los casos y no sincera en el peor de ellos, puesto que no hay duda de que toda pol¨ªtica econ¨®mica har¨¢ progresar unos intereses al tiempo que perjudicar¨¢ otros. Por ejemplo, el comercio libre favorece a los fuertes mientras que frena el desarrollo de los d¨¦biles; y el estado de bienestar mejora la suerte de los pobres mediante impuestos a los ricos. En resumen, toda pol¨ªtica p¨²blica est¨¢ moralmente comprometida. As¨ª lo entendi¨® el gran socioeconomista Gunnar Myrdal cuando, hace ya tiempo, nos exhortaba: ?Declarad vuestros valores! Si no lo hacemos, tal vez estemos contribuyendo a justificar la pseudociencia o la ciencia mercenaria, sobre la cual diremos algo a continuaci¨®n.
Este texto es un extracto del libro de Mario Bunge Materia y mente. Una investigaci¨®n filos¨®fica, publicado por Editorial Laetoli, Pamplona, 2015. Es el s¨¦ptimo volumen de la Biblioteca Bunge (www.laetoli.es). Traducci¨®n del ingl¨¦s de Rafael Gonz¨¢lez del Solar.
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