La Emily Dickinson del Bronx
Entre la fe y la literatura discurren los ¡®Cuentos reunidos¡¯ de Cynthia Ozick
Una lengua contiene el mundo que se ve y el que no se ve. Cuando desaparece, se lleva consigo mucho m¨¢s que un modo de vida. De esto ¨²ltimo habla en sus relatos Cynthia Ozick, tambi¨¦n conocida como la Emily Dickinson del Bronx y a quien un ilustre muerto, que sigue muy vivo sin necesidad de su cuerpo, David Foster Wallace, defini¨® como uno de los grandes escritores de Estados Unidos. Ozick es heredera del Holocausto, heredera de la tradici¨®n europea jud¨ªa, admiradora de Henry James, apasionada de la literatura. En sus cuentos habitan viejos supervivientes del Holocausto que luchan por adaptarse a la sociedad norteamericana sin sacrificar una visi¨®n de la existencia, la suya, que sobrevive en el yidis. Ese mundo, a punto de desaparecer, a¨²n late d¨¦bilmente en sus bocas. Solo el yidis, que se hablaba en las comunidades jud¨ªas del centro y del este europeo, es capaz de mantener la vida de lo que agoniza. Esta lengua milenaria pas¨® de tener 13 millones de hablantes en 1930 a 3 millones en 2005. Si tambi¨¦n desapareciera, qu¨¦ sentido tendr¨ªan entonces tantas muertes, tanto sufrimiento¡ Ozick plantea estas y otras cuestiones en obras de ficci¨®n hermosamente escritas. Lumen acaba de publicar sus Cuentos reunidos. Recomiendo a quien no la haya le¨ªdo que antes abra un breve volumen, El chal (Montesinos), dos relatos relacionados que permanecer¨¢n en su memoria como el resplandor del rel¨¢mpago tras los p¨¢rpados del aterrorizado y fascinado espectador.
Cynthia Ozick, con una larga y premiada carrera literaria, tiene 87 a?os. Bendito sea el vasto oc¨¦ano de la literatura que, a menudo, trae a la playa libros y autores de los que no ten¨ªamos ninguna noticia. Al fin y al cabo, el sol que contemplamos durante el d¨ªa o las estrellas que nos iluminan por la noche son im¨¢genes de otro tiempo ya pasado. De esa extra?a y extravagante concordancia c¨®smica ya hablaba Borges cuando dec¨ªa que al universo otros lo llaman biblioteca.
?ltimos testigos
Un rabino pagano y rom¨¢ntico que se enamora del esp¨ªritu de un ¨¢rbol abre Cuentos reunidos, de Cynthia Ozick, que se cierra con una historia sobre dos gigantes de la literatura: Henry James y Joseph Conrad, que fueron amigos y grandes admiradores de sus respectivas obras. Entre la fe y la literatura, que es otra forma de religi¨®n, discurren los 19 relatos de este volumen.
elpaissemanal@elpais.es?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.