Educar a lo maya
La Casa de la Esperanza es un centro que imparte una formaci¨®n diferente orientada a los j¨®venes m¨¢s desfavorecidos de las zonas rurales de Pet¨¦n, en Guatemala
Son las cuatro y media de la madrugada y suena el despertador. En la penumbra, algunos alumnos se acercan a la cocina y pocos minutos despu¨¦s se oyen el rugido del motor que muele el ma¨ªz y los golpes en la mesa de decenas de manos preparando las tortillas para el desayuno. Uno de ellos es Edy Ermides, alumno de Tercero B¨¢sico, quien reconoce que en su casa son su madre y sus hermanas las encargadas de las tareas de la cocina. ¡°Aqu¨ª trabajamos todos, no importa si eres hombre o mujer¡±, dice sonriendo, con los ojos a¨²n llenos de sue?o.
A Edy este mes le ha tocado la cocina, que es una de las comisiones en las que los estudiantes se dividen el trabajo de mantenimiento de la escuela. A las cinco y media se levantan todos los dem¨¢s y, por grupos, unos limpian el sal¨®n, los ba?os, otros organizan las aulas y el resto de las instalaciones. Cada uno hace su tarea sin vigilancia o intervenci¨®n de alg¨²n adulto. A las siete suena la campana y todos entran a su aula; las clases durar¨¢n todo el d¨ªa.
Nos encontramos en Popt¨²n, en el coraz¨®n de Pet¨¦n, el departamento m¨¢s grande y m¨¢s al norte de Guatemala, a escasas tres horas del Parque Nacional de Tikal. El Instituto B¨¢sico Maya Ochoch Hik¡¯eek, que en espa?ol significa casa de la esperanza, es un modelo de educaci¨®n alternativa, basada en la cosmovisi¨®n de la cultura maya. El funcionamiento de esta escuela es peculiar, ya que combina per¨ªodos alternos de 15 d¨ªas en los que los alumnos permanecen internados en el centro y otros 15 en los que se marchan a sus casas. ¡°Esta forma de trabajar permite a los estudiantes atender a sus compromisos familiares, ya sea trabajando con sus pap¨¢s o para otros con el fin de ganar dinero para pagar sus estudios¡±, cuenta Reynaldo Teec, director del Instituto.
Reynaldo procede de una aldea remota y pertenece a la etnia maya q¡¯eqchi¡¯, la mayoritaria en el norte de Guatemala. Fue alumno de la primera promoci¨®n de alumnos que dio la escuela. Ahora, a sus 27 a?os, es el director y reconoce que de no ser por el proyecto seguramente no habr¨ªa tenido la oportunidad de estudiar y poder ayudar ahora econ¨®micamente a sus hermanos. ¡°Tuve la suerte de que me concedieran una beca y puse todo mi compromiso y esfuerzo para sacar adelante mis estudios. Ahora tengo la oportunidad de apoyar a m¨¢s j¨®venes en las mismas condiciones¡±.
En este contexto, el Instituto Ochoch Hik¡¯eek se dirige a los j¨®venes adolescentes m¨¢s desfavorecidos del ¨¢mbito rural guatemalteco. Quiere ofrecer una educaci¨®n adaptada a la realidad de las comunidades, sin distinci¨®n entre ind¨ªgenas o mestizos. Reynaldo explica que la mayor¨ªa de las familias son campesinas y los hijos son necesarios para la econom¨ªa dom¨¦stica. ¡°Nosotros nos adaptamos a ellos, a sus ritmos de vida. Muchos de ellos viven sin luz el¨¦ctrica ni agua corriente¡±, detalla.
El ritmo de trabajo es alto, los alumnos reciben clase durante siete u ocho horas al d¨ªa durante los 15 d¨ªas que est¨¢n internados. ¡°S¨ª que es cierto que es duro, pero ellos ya est¨¢n acostumbrados a trabajar en el campo. Adem¨¢s, su compromiso est¨¢ a la altura de las exigencias, para ellos es una gran oportunidad¡±.
Queremos decir a nuestro Gobierno que s¨ª es posible otra educaci¨®n
El fundador de la escuela es Salvador Cutzal, ind¨ªgena Kaqchikel, un l¨ªder social reconocido en la regi¨®n por la defensa de los derechos de los m¨¢s pobres. Su historia podr¨ªa ser objeto de cualquier guion de pel¨ªcula: tras ejercer de sacerdote durante 17 a?os por las comunidades rurales y descubrir la pobreza y el abandono de sus gentes, decidi¨® colgar los h¨¢bitos y empezar a luchar por ellos. ¡°La educaci¨®n en Guatemala deja mucho que desear, especialmente en las zonas rurales. Tampoco se toma en cuenta la idiosincrasia, la forma de ser y de pensar de los ind¨ªgenas. De ah¨ª surge la necesidad este proyecto educativo".
La organizaci¨®n de las comisiones de trabajo se realiza de forma asamblearia, donde tambi¨¦n los estudiantes pueden opinar sobre el d¨ªa a d¨ªa de la escuela. ¡°Es importante que aprendan a expresarse en p¨²blico, que levanten la voz y que organicen sus pensamientos¡±.
En opini¨®n de Salvador, es muy importante que la formaci¨®n de los estudiantes no se limite a memorizar textos. ¡°Creemos que tal y como est¨¢ dise?ada, la educaci¨®n no ayuda a pensar, no nos permite ser participativos o creativos. Nosotros queremos que nuestros estudiantes tomen conciencia de la realidad social de nuestro pa¨ªs, queremos que sean el motor del cambio, los futuros l¨ªderes de sus comunidades, que mejoren sus condiciones y las de su alrededor¡±.
Trabajo por la equidad de g¨¦nero en un pa¨ªs machista
Guatemala a¨²n est¨¢ lejos de ser un pa¨ªs sensibilizado con la igualdad de g¨¦nero y la situaci¨®n se agrava a¨²n m¨¢s en el medio rural e ind¨ªgena. Es tan dif¨ªcil ver a un hombre torteando o con una escoba como lo es ver a una ni?a con un machete cortando le?a. Eso es posible en Casa de la Esperanza, donde se trata de concienciar sobre la igualdad entre hombres y mujeres.
Otro problema preocupante es la cantidad de embarazos de ni?as y adolescentes, que les impide estudiar y mejorar sus condiciones. Seg¨²n el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR), durante el a?o 2014 se registraron en el pa¨ªs un total de 71.000 embarazos en ni?as y j¨®venes entre 10 y 19 a?os, de los cuales 5.119 corresponden a menores de 14 a?os. Pet¨¦n se coloca en segundo lugar, con m¨¢s de 7.500 casos. Los datos de 2015 tampoco son nada alentadores. En lo que va de a?o se han contabilizado 4.972 casos de ni?as de entre 10 y 14 a?os embarazadas.
Por este motivo, la escuela beneficia a las j¨®venes en los programas de becas. Muchas familias no quieren que sus ni?as contin¨²en con sus estudios cuando acaban la primaria. ¡°Somos conscientes del atraso cultural de nuestro pa¨ªs en lo referente a la situaci¨®n de la mujer y por eso queremos dar prioridad a las mujeres. De esta forma, pretendemos empoderarlas para su futuro y prevenir un posible embarazo prematuro. Con frecuencia, organizamos charlas sobre sexualidad y tratamos de concienciar sobre los riesgos que corren, aunque es un tema tab¨² para muchas de ellas¡±, comenta Reynaldo.
Lucha contra la marginaci¨®n
En Guatemala existe una brecha muy grande entre la educaci¨®n urbana y rural. En lo que respecta a la primaria, muchas comunidades no disponen de suficientes maestros para atender a todos los alumnos. En otras, los profesores no van a clase o faltan repetidamente. Seg¨²n un informe de UNICEF, tan solo la mitad de los estudiantes de ¨¢reas rurales que finalizan la primaria contin¨²a con sus estudios de B¨¢sico, con lo que el porcentaje de los que reciben el graduado es a¨²n menor.
¡°Los alumnos llegan aqu¨ª con un nivel realmente bajo. Es cierto que en los ¨²ltimos 20 a?os ha aumentado la cantidad de escuelas rurales, pero no la calidad¡±, afirma Julio Rosado, profesor de Lengua e Historia. ¡°En esta escuela intentamos que nuestros alumnos aprendan de verdad, es un rescate a la educaci¨®n¡±.
Para Salvador, el proyecto es una protesta convertida en propuesta. ¡°La gente del medio rural hemos sido invisibles para los ojos del Estado y por eso queremos decir a nuestro Gobierno que s¨ª que es posible otra educaci¨®n¡±.
El proyecto, que depende de donaciones y convenios con otras ONG, desde 2010 atraviesa una larga crisis de fondos que ha hecho que alguna vez se planteara el cierre de sus puertas. ¡°Pero no podemos dejar a estos patojos sin una educaci¨®n, no los queremos dejar en el camino¡±, concluye No¨¦ Ochaeta, jefe de estudios y profesor de Matem¨¢ticas.
Pese a las adversidades, los profesores contin¨²an con esta labor aunque a veces no quede dinero para ellos a final de mes. ¡°Algunos meses son muy complicados porque tenemos familias y bocas que alimentar, si no cobramos tambi¨¦n lo sufrimos nosotros¡±, lamenta Julio Rosado. ¡°Pero muchos de nuestros alumnos cuando salen de aqu¨ª, los que siguen estudiando, luego est¨¢n entre los primeros de sus promociones. Entonces todo el esfuerzo ha valido la pena¡±, concluye.
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